Las 5 claves de la confusión socialista

EDURNE URIARTE, ABC – 23/09/14

· El líder del socialismo aclara su crítica al Toro de Vega en televisión, pero calla sobre los posicionamientos pronacionalistas de los suyos en Cataluña.

Pedro Sánchez llamó la semana pasada al programa «Sálvame» para aclarar su posición sobre el Toro de Vega. Pero no lo hizo, sin embargo, para aclarar su posición sobre otro asunto de mucha mayor trascendencia para los españoles, el apoyo del PSC el pasado viernes a la ley de Consultas que pretende blindar legalmente el referéndum independentista de Cataluña y su ambigüedad sobre el propio referéndum, ayer, en el Ayuntamiento de Barcelona.

Y Pedro Sánchez no ha llamado a «Sálvame» para explicar cómo los suyos votan a favor de una ley diseñada para hacer el referéndum independentista o se ausentan de una moción de apoyo al referéndum porque su partido no sabe realmente qué quiere hacer con este asunto. Por una confusión que viene de lejos, aunque en tiempos de González aún parecía otra cosa. Zapatero se hizo directamente nacionalista, Rubalcaba se movió en la ambigüedad, y Sánchez, al menos por el momento, opta igualmente por esa ambigüedad. Una ambigüedad que combina ocasionales apoyos a la unidad de España con críticas paralelas a la derecha por su defensa de esa misma unidad junto a gestos claramente pro-nacionalistas del PSC.

Aún no ha llegado el líder socialista que pueda y quiera superar una confusión sobre el nacionalismo que tiene cinco causas. A pesar de lo viejas que se han quedado las tres primeras. Los movimientos antiimperialistas del siglo XX, en primer lugar, donde los marxistas ampliaron el concepto de explotador y añadieron los Estados a los capitalistas. Con tanto entusiasmo que lo mismo entraban en la categoría de explotados las colonias de los grandes imperios como las regiones más ricas de los Estados democráticos, desde el País Vasco hasta Cataluña. A lo que se añadieron los movimientos sociales en pro de la identidad y de la diferencia de los años sesenta y setenta. También se apuntaron los socialistas a ampliar el número de explotados y las categorías de explotadores y ahí se mezclaron los movimientos feministas o gais con las reivindicaciones de las identidades étnicas. Y todo lo anterior se combinó con el franquismo, la tercera causa, una dictadura que agravaba su condición de tal con su pretensión de uniformización cultural del país.

Cuarenta o cincuenta años después, el socialismo español aún tiene dificultades para superar ese espíritu de los sesenta cuando de independentismo se trata. Con la intervención de un cuarto factor que intensifica la confusión. El lío que tiene la izquierda con eso del poder, a partir de su pretensión de encarnar toda lucha contra el poder, esa cosa abstracta donde sitúa a los explotadores. En ese lío, aún identifica a los poderosos independentistas que mandan en Cataluña con luchadores rebelados contra el auténtico poder, el Estado español.

Para completar el cóctel, añádase un quinto factor, la escasa resistencia del socialismo catalán al apabullante empuje nacionalista, el miedo al aislamiento social, el deseo de integración. Factores muy complicados para casi todo el mundo, sobre todo cuando los afectados no tienen certezas ideológicas. En ese panorama ocurre que el líder del socialismo se preocupa por aclarar su crítica al Toro de Vega en un programa televisivo de gran audiencia, pero calla sobre los posicionamientos pro-nacionalistas de los suyos en Cataluña. Para evitar la ruptura con el PSC, pero, sobre todo, porque su partido no sabe qué quiere hacer con este problema.

EDURNE URIARTE, ABC – 23/09/14