PEDRO CHACÓN-EL CORREO

  • El PSE prefiere ignorar que Euskadi es el resultado del mestizaje y vive en un espejismo identitario, creyéndose lo que el nacionalismo quiere que se crea

Con el relevo de Idoia Mendia por Eneko Andueza el PSE-EE ha actualizado su liderazgo con alguien nacido justo después del inicio de la Transición -en 1979- y que, por tanto, no participó en primera línea en todo ese proceso que llevó a la consolidación de la democracia y que con el final de ETA en 2011 ha iniciado otra etapa de incierto desarrollo, marcada sobre todo por la debilidad manifiesta del llamado constitucionalismo. Con esta elección los socialistas se ponen en ventaja frente a los otros tres partidos vascos tradicionales como son PNV, EH-Bildu y PP, que tendrán que espabilar, puesto que sus líderes actuales peinan ya canas y hasta calvas. Elkarrekin Podemos, por su parte, representó la renovación desde su mismo origen, arrasando en las generales de 2015 y 2016. No obstante, aquella frescura inicial también pasó a mejor vida y su próxima deriva, visto lo visto, es una incógnita.

Pero profundizando en la personalidad política de Eneko Andueza, ahora que ya se ha estrenado como personaje público, descubrimos una serie de contradicciones que constituyen la característica esencial de la política actual, infectada de populismo hasta el tuétano y donde la contradicción se ha convertido en norma.

Primera contradicción. El PSE-EE es un partido nacido de la inmigración española al País Vasco, junto con un pequeño núcleo autóctono de Éibar, que es de donde precisamente procede Andueza. Indalecio Prieto debería ser el espejo en el que se miraran todos los votantes y militantes socialistas vascos. Pero prefieren ignorar que Euskadi es el resultado de la inmigración y el mestizaje y viven en un espejismo identitario, creyéndose lo que el nacionalismo quiere que se crean: que lo autóctono es mayoritario. La realidad es que el votante y el militante del PSE-EE es en un ochenta por ciento -y me quedo corto- inmigrante o hijo de padre y/o madre inmigrante. Que Eneko Andueza sea ahora su líder obedece a una selección natural, típica de la política vasca, copiada del nacionalismo, por la que el nombre del líder tiene que ser euskérico. Así se explica que no hayan elegido secretario general, por ejemplo, a Miguel Ángel Morales, que se conoce el partido como el pasillo de su casa.

Segunda contradicción. Eneko Andueza ha hecho declaraciones solemnes de antifelipismo, lo cual afecta al núcleo mismo de la cultura socialista centenaria. Felipe González es, de largo, el líder más importante que ha tenido el PSOE en toda su historia, por la influencia que ha ejercido -y ejerce- en el partido, por haber sido presidente del Gobierno más tiempo que nadie y por haber modernizado un partido que nunca habría llegado al poder sin haber hecho renuncia de su ideología marxista: «Hay que ser socialistas antes que marxistas». Y Eneko Andueza va y dice -siguiendo en esto a Pablo Iglesias Turrión- que a Felipe González habría que abrirle un expediente por su papel nunca demostrado en el terrorismo del GAL. ¿Entonces no habría nada que decir de los antiguos miembros de ETA político militar que entraron en el partido bajo las siglas de Euskadiko Ezkerra? Renunciaron a la violencia, sí, pero ¿lo que hicieron antes no cuenta? Cuestionar a Felipe González supone cuestionar toda la historia del PSOE desde el inicio de la Transición para acá. Porque con Felipe caería todo el felipismo, empezando por la memoria del difunto Alfredo Pérez Rubalcaba, su heredero directo y albacea político, ministro de Interior y vicepresidente con Rodríguez Zapatero y secretario general entre 2012 y 2014.

Tercera contradicción. Eneko Andueza ha logrado la secretaría general del PSE-EE con la bendición de Pedro Sánchez, con lo que integra eso que se conoce como ‘sanchismo’, consistente en cuestionar, desde el propio PSOE, toda la Transición, lo que se llama el ‘régimen del 78’, convirtiendo a la derecha en franquista y pactando con los que no condenan a ETA, con los promotores del ‘procés’ y con Podemos, partidos todos que cuestionan la Constitución y la monarquía. Pero Eneko Andueza dice al mismo tiempo que con EH-Bildu no pactará mientras no condene el terrorismo, mientras resulta que en Navarra María Chivite es presidenta con el apoyo de Bildu. Por lo tanto, que en Euskadi se siga por el mismo camino es solo cuestión de tiempo. Quizás bastaría con que el futuro lehendakari fuera alguien de Bildu que no se apellidara Otegi.

Cuarta contradicción. Eneko Andueza es amante de la tauromaquia. Incluso ha escrito algún libro sobre el tema. Quizás esto sea lo menos contradictorio de todo. Lo que pasa es que, dado el cariz que ha tomado nuestra izquierda actual y el progresismo en general, decir que te gustan los toros resulta anatema. Y eso que la mayor parte de la cultura republicana española fue taurófila, empezando por Picasso.