José Luis Feito-Vozpópuli

En el mejor de los casos, sólo se conseguirá expandir levemente algunos sectores a costa de deprimir acusadamente muchos otros

Trump y su gobierno están firmemente convencidos de que su política arancelaria será buena para Estados Unidos y mala para el resto del mundo. Tienen razón en lo segundo pero no en lo primero. Esto se podría demostrar fácilmente apelando a principios económicos aceptados por la inmensa mayoría de economistas. Desafortunadamente, esta demostración no sería convincente para los pseudo economistas y extrañas hierbas que alientan esta política porque no creen en estos principios, aunque para su desgracia son los que describen la realidad e inspiran las decisiones de los gestores de los activos financieros en Estados Unidos y en el resto del mundo. Lo que sí se puede hacer, recurriendo a la lógica elemental, es mostrar las inconsistencias internas de esta política y por ende la imposibilidad de conseguir todos los objetivos que persigue.

El gobierno estadounidense fundamenta su política comercial en cuatro postulados. Primero, la subida arancelaria aumentará significativamente los ingresos públicos y reducirá el déficit presupuestario. Segundo, la subida arancelaria potenciará la industria nacional y el crecimiento económico. Tercero, la subida arancelaria no aumentará el nivel general de precios y por consiguiente no hay riesgo de que acentúe las tensiones inflacionistas. Cuarto, la subida arancelaria reducirá el déficit comercial. Los tres primeros postulados son inconsistentes entre sí y por tanto no se pueden materializar simultáneamente. Esto es, si ocurre lo primero es imposible que ocurra lo segundo y lo tercero; si ocurre lo segundo, algo altamente improbable, no se conseguirá ni lo primero ni lo tercero. En cuanto al cuarto postulado, el déficit comercial es la contrapartida de la diferencia entre la inversión y el ahorro de manera que la subida arancelaria sólo podría corregirlo  si reduce lo uno o aumenta lo otro.

Incluso si la subida arancelaria terminara aplicándose a todas las importaciones y estas permanecieran constantes, el aumento de los ingresos públicos no superaría el 0,5%, suponiendo que dicha subida no afecta a los otros ingresos públicos

Veamos con detalle las inconsistencias. Las estimaciones de aumentos significativos de los ingresos públicos proceden de multiplicar las importaciones por los nuevos tipos arancelarios. Así, teniendo en cuenta que el tipo arancelario efectivo medio aumenta alrededor de un 25% y este nuevo tipo se aplica aproximadamente al 50% de las importaciones, se obtendría un aumento de los ingresos públicos por aranceles del orden del 12,5% suponiendo que el monto de importaciones no varía a pesar del incremento arancelario y que dicho incremento no afecta negativamente al resto de ingresos públicos. En el año 2024 los ingresos por aranceles alcanzaban algo menos del 2% del total de ingresos públicos, de manera que si se cumpliera el supuesto anterior, el aumento de dicho total sería del 0,25%. Incluso si la subida arancelaria terminara aplicándose a todas las importaciones y estas permanecieran constantes, el aumento de los ingresos públicos no superaría el 0,5%, suponiendo que dicha subida no afecta a los otros ingresos públicos. Nótese que estos máximos aumentos de los ingresos públicos exigen que se mantenga constante el monto de importaciones y si esto ocurre, si las importaciones no se sustituyen por producción nacional, no se potenciará la industria nacional. Por otra parte, si las importaciones se mantienen constantes a pesar del aumento del precio de las mismas habrá un salto del nivel de precios impulsado por los mayores precios de los bienes de consumo importados y también de los productos que utilicen insumos importados. Así pues, a mayor recaudación menos industria nacional y más inflación, al menos a corto plazo.

El problema es que lo que se hace fuera, por ejemplo los casos de Nike Adidas que fabrican en Vietnam, tiene su razón de ser en que se hace a un coste y se ofrece a un precio muy inferiores a los que costaría en Estados Unidos

Uno de los asesores más influyentes de Trump y principal artífice de su política comercial, Peter Navarro, considera que la subida arancelaria, además de generar un aumento de la recaudación, no será inflacionista. Esto sucederá porque, según él, los productores extranjeros reaccionarán bajando sus precios proporcionalmente para no quedarse fuera del mercado norteamericano. Ahora bien, en la medida que esto ocurra no se estarán sustituyendo importaciones por producción nacional, no se estará potenciando la industria nacional.  Otro argumento a favor de la política arancelaria esgrimido por el propio Trump es que atraerá inversiones para producir en Estados Unidos parte de lo que se hace fuera para evitar los aranceles. El problema es que lo que se hace fuera, por ejemplo los casos de Nike Adidas que fabrican en Vietnam, tiene su razón de ser en que se hace a un coste y se ofrece a un precio muy inferiores a los que costaría en Estados Unidos. Por lo tanto, en la medida que se produzcan estos traslados de producción a Estados Unidos se potenciarían algunas ramas de la industria nacional pero a costa de aumentar los precios y las tensiones inflacionistas.

Hay dos razones adicionales para afirmar que la producción nacional total, no sólo la producción que compite con las importaciones, se contraerá y que la recomposición de la misma llevará consigo un aumento del nivel de precios. Primera, los aranceles se aplican no sólo a los bienes que compiten con la producción nacional sino también a una parte sustancial de los insumos de dicha producción por lo que inevitablemente habrán de subir precios para aumentar e incluso mantener su nivel de producción actual. Segunda, los aranceles son un impuesto para los sectores exportadores, en parte por el aumento del coste de sus inputs importados y en parte porque la mayor demanda de recursos productivos de los sectores favorecidos por los aranceles encarecerá adicionalmente sus costes de producción. La situación de estos sectores se agravará por las represalias comerciales contra Estados Unidos.

El resultado cierto de esta desgraciada política será aumentar significativamente el nivel de precios, desplomar el crecimiento económico y ampliar el déficit público, como preconizan, sin excepción, todos los servicios de estudios económicos del mundo

Al final, en el mejor y más improbable de los casos, sólo se conseguirá expandir levemente algunos sectores a costa de deprimir acusadamente muchos otros. A corto y medio plazo, el resultado cierto de esta desgraciada política será aumentar significativamente el nivel de precios, desplomar el crecimiento económico y ampliar el déficit público, como preconizan, sin excepción, todos los servicios de estudios económicos del mundo, tanto públicos como privados. En cuanto al déficit comercial, se reducirá únicamente si la caída de la inversión y el aumento del ahorro privado (propiciado por la caída del consumo) superan el aumento del déficit público. Un patético logro que, en su fuero interno al menos, Trump  maldecirá haberlo deseado.