La estrategia legal de la banda ha funcionado. Primero lanza Sortu como señuelo, con el que rompe la unidad de la sala del 61, y luego remata la discordia con Bildu, que suma a la quiebra del Supremo la del TC. Además, la descalificación de las pruebas presentadas contra Bildu también deja en la incertidumbre la lucha policial contra el frente político de ETA.
LO peor de la sentencia del Tribunal Constitucional está por venir. Es evidente que Bildu podrá concurrir a las elecciones el 22 de mayo, pero también importa conocer los argumentos en los que ha basado su decisión el TC para saber qué margen de vida útil le queda a la ley de Partidos Políticos. Lo cierto es que el Constitucional ha puesto tan alto el listón de la prueba que esta ley se ha vuelto, de hecho, inaplicable para ilegalizar partidos o anular candidaturas. El blindaje constitucional que ha recibido Bildu descarta cualquier reintento a corto y medio plazo de obtener la expulsión de las candidaturas o de los concejales y diputados forales de Bildu. Sí son más previsibles las consecuencias políticas del fallo constitucional. Por lo pronto, ETA tiene legitimada su interlocución política. Si los representantes electos de Bildu no están al servicio de ETA, será lícito que cualquier partido, incluido el PSOE, dialogue, negocie y pacte con ellos. El lavado de conciencia está garantizado con esta sentencia. En buena medida, esta es la situación que quiso consolidar el entonces juez Garzón con el auto de 2007, que permitía a la «izquierda abertzale» actuar políticamente de forma impune en las mesas de diálogo con el PSOE durante la negociación con ETA. El PNV, por su parte, vuelve a tener un aliado con el que formar mayorías y neutralizar el cambio impulsado en el País Vasco en los últimos años, situación a la que llega después de, como reconoció ayer Urkullu, hacer cosas «que no se pueden contar» para que Bildu entre en escena.
La estrategia legal de la banda ha funcionado. Primero lanza Sortu como señuelo, con el que rompe la unidad de la sala del 61, y luego remata la discordia con Bildu, que suma a la quiebra del Supremo la del TC. Además, la descalificación de las pruebas presentadas contra Bildu también deja en la incertidumbre la lucha policial contra el frente político de ETA, porque es difícil saber qué otro tipo de pruebas, además de las confesiones de parte hechas por la propia ETA, hacen falta para demostrar lo que dijo Rubalcaba, es decir, que Bildu está en la estrategia de ETA.
La situación política en el País Vasco y Navarra va a variar sustancialmente porque Bildu, a diferencia de ANV, tiene legalizadas todas sus candidaturas. Su presencia institucional va a ser mucho más amplia que la que tenía la izquierda abertzaleen esta legislatura. E igual de rentable, porque se asegura el control y manejo de 1.200 millones de euros en estos cuatro años. Todo ello supondrá la probable existencia de mayorías nacionalistas en muchos ayuntamientos y, quizás, en alguna diputación foral. Es decir, los fundamentos de una nueva edición del pacto de Estella.
Editorial en ABC, 7/5/2011