Javier Santacruz-El Español

Por mucho que se quieran alterar las “leyes de la gravedad presupuestaria”, destinar más gasto a una partida determinada con un Presupuesto prorrogado ya dos veces sólo se puede hacer quitándolo de otro lado.

De este ejercicio de sinceridad debería haber partido el presidente del Gobierno al explicar el aumento del gasto en Defensa.

Sin embargo, Pedro Sánchez ha preferido seguir su estilo y crear expresiones como “sin tocar un céntimo la inversión en el Estado del Bienestar ni afectar al bolsillo de nuestros ciudadano” y acompañándola de aseveraciones categóricas como que no se van a subir impuestos ni se va a incurrir en un mayor déficit público.

Yendo por partes. En primer lugar, no sabemos exactamente a qué se refiere “la inversión en el Estado del Bienestar”. Quizá sabremos algo más cuando se presente el Plan completo. Pero mientras tanto podemos intuir que se refiere a pensiones, salarios públicos, subsidio de desempleo…

Sin embargo, ¿consideramos el Presupuesto de un Ministerio como el de Educación o el de Ciencia y Universidades como “Estado del Bienestar”? Si esto es así, entonces sí que se tocan unos cuantos céntimos.

Según los datos de la ejecución presupuestaria al cierre de 2024, el Ministerio de Educación sufrió una modificación de crédito negativa por importe de 506,9 millones de euros y el Ministerio de Ciencia de 1.081,2 millones.

Junto a casi 4.000 millones procedentes del Fondo de Contingencia y otros casi 2.000 millones de la aportación de España al presupuesto de la UE, se ha podido ampliar crédito de algunos capítulos como el de Defensa por un importe de 2.755 millones.

Destinar más gasto a una partida determinada con un Presupuesto prorrogado ya dos veces sólo se puede hacer quitándolo de otro lado.

En la ejecución a febrero de 2025, sólo en dos meses, la transferencia de crédito de las partidas destinadas a Educación asciende a 1.086 millones y de Ciencia y Universidades es de 201,3 millones.

Es decir, continúa la disposición de fondos de Ministerios teóricamente claves para ampliar Defensa (+873,5 millones), Interior (+670,6 millones), Economía (+1.138,5 millones) o el crédito extraordinario a Política Territorial y Memoria Democrática por importe de 1.807,6 millones.

Probablemente el Gobierno busque una justificación como que son partidas cuyo fin ya se había conseguido por otro lado o que van a cargo de los fondos europeos.

Ambas excusas no tienen demasiada credibilidad, teniendo en cuenta que cuando se anuncian grandes gastos en la materia educativa se hace aludiendo a todo lo que se va a gastar, pero nunca se dice cuánto queda sin gastar en lo importante o en los objetivos que se había marcado el Ejecutivo.

En segundo lugar, el presidente alude a que no se va a subir ningún impuesto y que se utilizarán “los ahorros generados por el buen desempeño de nuestra economía, que en 2024 superó las previsiones del Gobierno y de los principales organismos económicos”.

Otra frase difícil de analizar con rigor. Si a lo que se refiere es a la recaudación extra obtenida como consecuencia del crecimiento de la economía española con respecto a lo consignado en la prórroga presupuestaria de 2024.

Volviendo a las cifras de ejecución de la IGAE, vemos que estos “ahorros” no suponen una cuantía suficientemente relevante, teniendo en cuenta que ya en 2024 las modificaciones de crédito ascendieron a más de 52.341 millones, de los cuales 20.452 millones son gasto corriente o inversión.

De los ingresos no financieros apenas salen 15.458 millones extra, lo que no da ni siquiera para cubrir los 20.452 millones de incremento neto del gasto fuera de lo presupuestado.

De los ingresos no financieros apenas salen 15.458 millones extra, lo que no da ni para cubrir los 20.452 millones de incremento neto del gasto fuera de lo presupuestado

Ello ha obligado al Gobierno a acudir a los capítulos 8 y 9 para sostener la prórroga presupuestaria, con un importe en capítulo 9 de 173.259 millones.

Todo está, o casi todo, en la capacidad de endeudarse para poder “puentear” la restricción que impone un presupuesto prorrogado ya dos veces, porque con el manual ortodoxo presupuestario en la mano, para subir los impuestos se necesitaría un nuevo PGE.

En tercer lugar, el presidente del Gobierno asevera que “no se va a incurrir en mayor déficit público”. Obviamente, esto es así, en tanto en cuanto el déficit oficial en un presupuesto prorrogado es el que es. Pero no dice nada del incremento neto de la deuda como recurso fundamental para obtener la financiación que no puede obtener vía impuestos.

Está el “comodín” de los fondos europeos, pero estos ya fueron contabilizados en el PGE 2023 y anteriores. Tendría que movilizar más partidas que sólo la de ciberseguridad para cubrir los más de 10.000 millones prometidos de incremento del gasto y, consecuentemente, enviar las adendas correspondientes a Bruselas del Plan español.

También habría que ver si lo hace en el tramo de fondos no reembolsables o el inaugurado hace escasamente un año de fondos reembolsables. Y, en cualquierade estas dos opciones, con un horizonte muy corto de ejecución como es mayo de 2026.

Finalmente, otro aspecto no menor es llamar “inversión” a lo que en su gran mayoría es “consumo”. Mejorar las condiciones laborales de la tropa y marinería no es inversión, es gasto. Es así. Con independencia de que sea conveniente o no, cosa que no discutimos aquí. Invertir es comprar tecnología o bienes de capital cuya definición en Economía es un bien que no se agota en un único proceso productivo.

Como en otrora tiempo don Gonzalo Fernández de Córdoba parece que hizo (no hay certeza histórica completa de ello) con las cuentas que presentó al rey Fernando el Católico de lo que había costado la campaña en tierras italianas contra el amenazante rey de Francia, el Gobierno de España pretende enviar unas cuentas a la Comisión y a la OTAN con el único fin de encontrar un aval externo que ninguna de estas instituciones puede dar porque no es su cometido.

Como mucho dirán que “alaban” o “celebran” que el presidente Sánchez haya hecho una caída parcial del caballo cuando hace unas pocas semanas sólo se comprometía con el 2% para 2029.