Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Yo no comparto eso del Concierto Económico para Cataluña, lo he dicho en múltiples ocasiones». Dijo María Jesús Montero, vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, el pasado 15 de julio. En la investidura de Salvador Illa, 26 días después, dijo: «El partido avala y apoya en su totalidad el pacto suscrito que implica un sistema de financiación singular que avance hacia la plena soberanía fiscal basada en la relación bilateral con el Estado y la recaudación, gestión, y liquidación de todos los impuestos». Un impresionante ejercicio de coherencia y una demostración de lo que es gobernar con las ideas claras y una visión de largo plazo.
Desde entonces, el concepto clave sobre el que pivota este ejemplar acuerdo es el de ‘solidaridad’. Cataluña se quedará con todos los ingresos y pagará al Estado los servicios prestados (¿le suena al Cupo del Concierto?) más una cantidad que, al parecer, le confiere un carácter solidario. ¿Del que carecen los sistemas forales, quizás? Pero no se deje engañar. ¿Cómo puede calificarse de solidario un sistema que reduce la aportación al fondo común de la segunda comunidad más rica? Si de verdad quisieran aumentar la solidaridad (¿estamos seguros de que es para eso para lo que han montado este lío los partidos independentistas?) podrían haber incorporado el acuerdo a la Seguridad Social, de la que no se habla para nada. Curioso. El déficit de Cataluña con la Seguridad Social se acerca a los 4.500 millones de euros. ¿Quién los paga? Los cotizantes, y como no llega, entre todos a través del déficit público que subvenciona los presupuestos. Solo Madrid, con una pequeña colaboración de Baleares y menor aún de las ciudades de Ceuta y Melilla, aporta aquí más de lo que recibe.
Es decir, Cataluña obtiene algo parecido a la media en los gastos del Estado y aporta algo más, dado que la renta media de los catalanes es superior a la renta media del conjunto de los españoles. Pero ese exceso, que Fedea y el propio ministerio calculan en poco más de los mil millones (mañana lo vemos en detalle), se queda muy lejos de la solidaridad que el ‘resto’ mantiene con Cataluña en la Seguridad Social. ¿Entonces? ¿Qué es eso de la infrafinanciación catalana? Unas ‘cuentas’ que, como decía Josep Borrell hace siglos, cuando ejercía su independencia de criterio, solo se pueden contabilizar entre los ‘cuentos’ de los independentistas y siempre que olvidemos el grave asunto de las pensiones.