Xosé Luis Barreiro, LA VOZ DE GALICIA, 19/12/11
A Merkel, que es lo mismo que decir a la Unión Europea, le prometió estabilidad presupuestaria, cumplir estrictamente con el compromiso de rebajar el déficit, y hacer todo lo necesario para formar parte del núcleo duro de ese acuerdo interestatal para una UE a 26 que ha de firmarse en marzo. Y a los españoles nos prometió crecimiento y empleo, mantenimiento de las pensiones y los servicios públicos, y no rebajar más los sueldos de los funcionarios. Y eso quiere decir que el futuro presidente del Gobierno inicia su investidura sumido en la más absoluta de las contradicciones, y que uno de los dos públicos -la UE o los españoles- va a quedar completamente defraudado.
También podría optar, porque en eso es un maestro, por instalarse en el titubeo, contarnos lo difícil que está la cosa y dejar los primeros cien días de su Gobierno envueltos en una nebulosa indescifrable. Pero esa sería la peor de las soluciones, ya que, además de defraudar a todos, rearmaría a Rubalcaba mucho antes de lo previsto. Por eso puede decirse que estamos ante el discurso de investidura menos previsible de cuantos se han hecho hasta ahora, aunque también estemos en el desenlace más cierto -la investidura de Mariano Rajoy y la retirada de Rodríguez Zapatero a las tinieblas exteriores- de los que hemos contemplado en España desde 1982.
Pero los problemas de Rajoy no se reducen a navegar con malos vientos, sobrado de carga y con mar arbolada. Porque al barco del PP no le va a quedar más remedio que trazar su singladura en paralelo a los acantilados que el propio Rajoy construyó para destrozar a Zapatero, y al sutil Rubalcaba le puede ser suficiente con enfrentar al nuevo presidente contra su propio discurso. ¿No decía usted que el único problema de la economía española era Zapatero? ¿No era verdad que las bolsas y la prima de riesgo solo medían la falta de confianza que generaba el Gobierno? ¿Se da usted cuenta de que va a batir todos los récords de paro registrados en la democracia? ¿Dónde están las piedras filosofales de la modernización administrativa y la reforma laboral?
La tarea más difícil que tiene Mariano Rajoy es la de enfriar y relativizar su propio discurso, porque, aunque es evidente que va a tirar mucho de la herencia envenenada, también es verdad que muchos españoles lo eligieron a él y a sus contextos -IU, CiU y UPyD- para hacer un milagro. Y de ese milagro lo vamos a examinar. Claro que Rajoy es un político con baraca, o que, en palabras de Maquiavelo, reparte su capital, al 50 %, entre la virtud y la fortuna. Porque si la crisis empieza a ceder antes de tres años, todos dirán que lo ha hecho el PP, y no hay que descartar que Mariano Rajoy acuda a las siguientes elecciones como el mandatario más veterano de Europa. Porque los caminos de Dios siguen siendo inescrutables.
Xosé Luis Barreiro, LA VOZ DE GALICIA, 19/12/11