Tonia Etxarri-El Correo

Aprovechando que el presidente del Gobierno está de vacaciones escolares de una Navidad que no celebra y que se dedica a hacer de guía turístico de La Moncloa, en Tik Tok, como si fuera una residencia de su propiedad, el jefe de la oposición vio ayer su momento. Como 2025 no ha sido un año bueno para el inquilino de La Moncloa, que se mueve por el alambre haciendo verdaderos equilibrios entre tantos casos judiciales de corrupción y denuncias por acosos sexuales, sin Presupuestos y con el Congreso paralizado, el jefe de la oposición compareció ante los medios, respondiendo a un amplio despliegue de preguntas y exhibiendo su compromiso por darle la vuelta a un país sumido en el desgobierno y el desánimo que transita por la decadencia a pesar de su gran potencial. Se le vio con ganas de tomar la alternativa, con una potencia similar a la que exhibe Sánchez por aferrarse a La Moncloa.

El presidente del Gobierno lleva 21 meses escapando del control del Senado, con la excepción de su comparecencia obligada ante la ‘comisión Koldo’, porque la mayoría de la Cámara alta, que pertenece al PP, le incomoda. Ni siquiera ha hecho los deberes con el PNV. Ayer no se produjo la «escenificación del compromiso político antes del 31 de diciembre» que le había reclamado Aitor Esteban porque la reunión de la Comisión Mixta de Transferencias se ha pospuesto al 16 de enero. Plazos incumplidos. Transferencias por cerrar. Si Pedro Sánchez no ha hecho los deberes con uno de sus socios más fieles, después de Bildu, será porque confía en que los nacionalistas vascos no le vayan a plantar, como está haciendo Junts.

Puigdemont, que no da puntada sin hilo, acaba de difundir la imagen de su encuentro con la presidenta de su grupo en el Parlamento de Cataluña, Mónica Sales, dejando ver varios libros que están dando qué hablar. Por ejemplo el del serbio Srda Popovic, cuyo título es ‘Cómo hacer caer a un dictador’. Un mensaje del prófugo a Pedro Sánchez para comunicarle que sigue en clave de resistencia. Castigado sin Presupuestos.

El año 2026 está repleto de citas judiciales que afectan al entorno del presidente del Gobierno. Y de citas electorales que no presagian buenos resultados para el PSOE. Ni en Aragón, ni en Castilla y León, ni en Andalucía. Las derrotas siempre acaban cuestionando el liderazgo a nivel interno. El exministro Jordi Sevilla va a presentar un manifiesto para darle la vuelta a la socialdemocracia del partido que Sánchez ha laminado. Habrá que ver hasta dónde llega la catarsis.

Tras el descalabro socialista en Extremadura, Feijóo presume de las urnas que han empoderado a la derecha y que han demostrado que votar a Vox ha dejado de dar miedo. Ese ardid tan recurrente en las campañas de Sánchez no ha funcionado esta vez.

El espantajo de la ultraderecha ha dejado de ser un reclamo para el votante socialista. Por eso Feijóo insiste en que su único cordón sanitario es para Bildu. Como venía ocurriendo en democracia hasta que llegó Sánchez. Un guiño para Vox. Para salir del «colapso total» que denuncia Feijóo tendrían que ensanchar espacios que superen los bandos resucitados por el sanchismo.