Luis Haranburu Altuna-EL Correo

  • En una ruptura generacional en el nacionalismo radical, a Sortu y EH Bildu les ha surgido un contrincante en su propia casa

Antón Irala, exsecretario del lendakari José Antonio Aguirre y destacado miembro de los servicios de inteligencia vascos y estadounidenses en la posguerra, es el autor de un axíoma que hizo furor en los 80 del pasado siglo: «Bat bitan banatzen da» (Uno se divide en dos). Irala fue un estudioso del marxismo y experto en el pensamiento de Mao Zedong. El mencionado lema explica el sino de la izquierda política y del nacionalismo identitario que se escinden por la fuerza centrípeta de su utopía inalcanzable. Obsérvese, por ejemplo, la acelerada división y multiplicacion de los partidos nacionalistas catalanes que tienden a su continua escisión y reconversión.

Antón Irala fue el inspirador e ideólogo del grupo político Bultzagileak. Pese a la heterodoxia de Irala, sus seguidores no llegaron a provocar separación alguna en el PNV, pero el fantasma de Irala estaría muy presente en la escisión entre el PNV y EA. Si traemos a colación el personaje de Antón Irala es porque, al parecer, el lema de «Bat bitan banatzen da» cobra vigencia en el seno de la izquierda abertzale. Parece ser que, a la vista de lo que ocurre políticamente a la izquierda del PNV, sería más riguroso hablar de izquierdas abertzales, en plural, en lugar de la hasta ahora única y pétrea dirigida por Otegi. Ha sonado la hora del relevo y aquí los relevos se efectúan por escisión.

Si uno se pasea por las calles de la Parte Vieja donostiarra o por los campus universitarios vascos, se encuentra con una nueva generación de consignas y grafitis que predican un socialismo vasco de caracter feminista, ecologista, radical, irredento, airado y euskaldun. Las nuevas consignas rememoran otras no muy distintas de los años de la Transición del siglo pasado. Tiene muchas semejanzas con los usos propagandísticos de la vieja izquierda abertzale, pero se distinguen en el neocomunismo que predican en las paredes con el acrónimo GKS, que corresponde a Gazte Koordinadora Sozialista.

Lo que es una evidencia es que nos hallamos ante un nueva izquierda abertzale que no se reconoce en esa otra izquierda nacionalista que ha sido aupada a la «dirección del Estado», en feliz expresión de Pablo Iglesias. Nos hallamos, sin duda, ante una ruptura generacional en el seno de la izquierda abertzale, de ahí el uso del plural al referirnos a dicho segmento político.

Por si cabía alguna duda sobre esta pluralidad en el seno de la izquierda nacionalista, se da la circunstancia de que uno de los líderes más conocidos de GKS es el hijo de la pareja formada por los dirigentes de ETA ‘Antza’ y ‘Amboto’, que son, a su vez, iconos de la izquierda abertzale ortodoxa. El hijo se llama Peru Iparragirre, pero es más conocido por el pseudónimo de Martin Bidaur con el que firma sus poemas. El joven Martin Bidaur es un poeta notable que posee una gran fuerza lírica, que tranparenta una poesía existencial nutrida por una biografía azarosa y llena de experiencias agónicas

Si ETA y la izquierda abertzale tuvieron a ‘Txikia’ y Monzón, entre otros, como poetas de cabecera, la nueva izquierda abertzale o GKS tiene como líder a un poeta muy superior a los mencionados. Su, por ahora único, poemario se titula ‘Itzulera’ (Regreso) y descuella por su originalidad y vitalismo, muy por encima de la mediocre y victimista lírica del abertzalismo adocenado. Algunos de los poemas de Martin Bidaur han sido musicados y compiten con ventaja con los trillados usos y temas de la moderna canción euskaldun de sesgo abertzale.

A la izquierda representada por Sortu y EH Bildu le ha surgido un contricante en su propia casa y ha reaccionado con desdén y supremacismo, tras meses de mirar a otro lado y restar importancia a la escisión de GKS. Lo cierto es que en el reducido tablero electoral vasco en el que Sortu y el PNV luchan por la hegemonía, la aparición de GKS supone una evidente contrariedad para EH Bildu. ETA fue una escisión del PNV y el GKS puede constituirse en la escisión de quienes hasta hoy han reclamado en solitario la herencia de ETA.

Por ahora los jóvenes de GKS, salvo alguna violencia de tipología mussoliniana en el campus de Gasteiz, disparan mayormente con poemas y versos, frente a quienes un día lo hicieron con balas. Es de desear que la poesia se imponga al terror y que los nuevos revolucionarios hagan olvidar los acíagos días de la ‘socialización del sufrimiento’. «Bat bitan banatzen da» decía Irala y es que la vida fluye y es normal que los hijos entierren a sus padres. Lo predijo Sigmund Freud en su ‘Totem y tabú’

Estos nuevos revolucionarios son jóvenes y posiblemente se equivocarán como suelen hacerlo los hijos que se estrenan en la vida. Desgraciadamente, sus padres jamás reconocieron su error y todavía desde la tribuna del Congreso en Madrid se empeñan en dar lecciones de ética y de democracía e incluso, en el paroxismo del sarcasmo, se disponen a predicar a los empresarios vascos, que un día fueron extorsionados. secuestrados o muertos, su modelo de empresa y gestión. Es preferible la poesia de quien regresa (itzulera) al sarcasmo del viejo ‘borroka’ que, al grito de ‘Bietan jarrai’, todavía no acaba de irse.