Las llaves de la mazmorra

VICTORIA PREGO – EL MUNDO – 09/06/16

· «No tenemos presupuesto, no tenemos mayoría, no tenemos confianza en la CUP», dijo ayer el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ante un Parlamento que acababa de constatar cómo los presupuestos para 2016 –y ya estamos en junio– eran tumbados por los diputados de la CUP. Con ello, su proyecto independentista está a punto de caer, derribado por la fuerza de los hechos y de las apuestas equivocadas.

Pero Puigdemont debería haber empezado su enumeración de carencias en otro orden, y así se explicaría mejor lo que les sucede. Tendría que haber dicho primero: no tenemos mayoría. Y haber continuado después: y, como no tenemos mayoría y nunca la tuvimos porque el 27 de septiembre los independentistas no llegaron ni al 50%, los de Juntos por el Sí decidimos lanzarnos a la piscina y abrazarnos a los 10 diputados de un partido antisistema al que le hemos estado bailando el agua hasta hoy mismo, para aparentar que teníamos lo que no fuimos capaces de conseguir en las urnas. Ésa es la historia real de una apuesta insensata que llevan cuatro años empeñados en sacar adelante, mientras se hunden cada vez más en las arenas movedizas en las que están atrapados desde entonces.

Y ahora, después de haberse humillado y aceptado aprobar en enero de este año la hoja de ruta impuesta por la CUP, que incluía la inmediata secesión de Cataluña, se encuentran con que nada es suficiente para aplacar el hambre del tigre. «Lo que las urnas no nos dieron lo hemos tenido que corregir en la negociación con la CUP», dijo entonces un iluso Artur Mas recién derrotado en su pretensión de seguir presidiendo la Generalitat, pero con un papelito en el bolsillo que, según él, garantizaba que la coalición Juntos por el Sí disfrutaría de una cómoda mayoría absoluta durante toda la legislatura.

Seis meses después no tienen presupuesto ni para contentar a sus tiránicos socios con la subida del gasto social, ni tampoco para empezar a poner en pie algunas de esas llamadas «estructuras de Estado» con las que aparentar que el proceso hacia la independencia se había puesto en marcha.

Que se desengañe Puigdemont: su rimbombante órdago de la cuestión de confianza no le va a servir para nada porque la CUP le va a votar a favor y podrá –tendrá– que continuar en el Gobierno. Eso sí, llevado del ronzal por esos 10 diputados que impondrán siempre sus exigencias porque se saben dueños de las llaves de la mazmorra. Esto les pasa por haberse hecho tantas trampas en el solitario. Si hubieran sido un poco honestos políticamente, no habrían iniciado un camino que les ha llevado al fracaso y a la esterilidad.

VICTORIA PREGO – EL MUNDO – 09/06/16