EL CORREO 22/04/15
· Las máquinas entrarán en la sede del antiguo Banco de España un mes después de que Rajoy descubriera una placa a modo de primera piedra
El Memorial por las víctimas del terrorismo comenzará a ser una realidad más allá del papel. La sociedad estatal de gestión inmobiliaria de patrimonio Segipsa, a la que el Gobierno central adjudicó la dirección del proyecto, firmó el pasado 15 de abril el acta de inicio de las obras que, según aseguran desde el Ministerio del Interior, está previsto que arranquen en un plazo aproximado de «una semana».
Las máquinas entrarán en la sede del antiguo Banco de España en Vitoria –edificio que albergará el futuro centro– un mes después de que, el 24 de marzo, el presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, descubriera una placa conmemorativa en la fachada del inmueble para simbolizar la colocación de la primera piedra del Memorial. El acto, en el que también participó el lehendakari, Iñigo Urkullu, no estuvo exento de polémica. Y no solo por el hecho de que la relación entre ambos gobiernos no acabe de reconducirse, sino porque resultó que la placa era en realidad de quita y pon –por la noche el rótulo ya no figuraba en la pared–, lo que acentuó las críticas del resto de partidos, que vieron en aquel gesto un puro ardid electoral.
Desde el PP aclararon que la placa no tenía validez real y que se utilizó únicamente para el acto con el fin de mostrar de algún modo el despegue oficial del proyecto. Añadieron que el rótulo definitivo se colocará en el vestíbulo interior del centro y no en la fachada.
Cuatro años después de que el proyecto del Memorial empezara a andar –el retraso que acumula es ya incontable–, la ejecución de las obras, que correrán a cargo de la constructora Tracsa, arrancará en «una semana» con la vista puesta en la rehabilitación integral de la sede del Banco de España. El inmueble, construido en 1920 en el solar que ocupó el teatro de Vitoria, erigido en 1817 y destruido por un incendio en 1914, está en desuso desde hace más de una década. En 2011, el Gobierno central destinó dos millones de euros para la restauración del edificio, que solo iba a respetar la fachada y la cámara acorazada. Pero la iniciativa se paralizó a raíz de los recortes.
Tras los intentos fallidos del Ayuntamiento de convertirlo en un centro municipal –se pensó en el Gazteiz Antzokia–, finalmente el pasado 2 de abril, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el alcalde de Vitoria, Javier Maroto, acordaron que acogiera el futuro Memorial. El Ejecutivo de Rajoy ha reservado ya en su proyecto de Presupuestos de este año una partida específica para el proyecto: 1,15 millones se destinarán a su creación y funcionamiento, mientras que otros tres millones estarán dirigidos a rehabilitar el edificio.
Posible subsede
El Ministerio del Interior encargó a un equipo de catorce expertos la elaboración de un informe que definiera el perfil y las funciones del Memorial. En ese grupo figuraban especialistas procedentes de diferentes disciplinas, como Florencio Domínguez, Joseba Arregi, José Luis de la Cuesta, Javier Elzo, Iñaki Ezkerra o Manuel Reyes Mate, entre otros. En las conclusiones, que Interior conoció a mediados de febrero, se apuesta por un centro que aspire a ser «más que un museo». Y con ese objetivo trabajará el Ejecutivo central. Además de alumbrar un proyecto en recuerdo de las víctimas del terrorismo, está previsto que aborde también actividades como la investigación de las bandas violentas y la prevención de sus acciones terroristas, con la vista puesta en las nuevas generaciones de ciudadanos. También está previsto que Interior ponga en marcha una subsede del centro vitoriano en Madrid enfocada exclusivamente en el yihadismo, que hoy en día representa la principal amenaza a nivel internacional.
El futuro Memorial tendrá como «eje vertebrador» a las víctimas de ETA, «sin olvidar las de otros grupos terroristas» como los GAL, el Batallón Vasco Español y los GRAPO. No tiene visos de incluir a las víctimas de abusos policiales, tal y como había reclamado el PNV. Es el caso, por ejemplo, de los cinco trabajadores que el 3 de marzo de 1976 murieron en Vitoria por disparos de la Policía.
El periodo en estudio comprenderá desde el 1 de enero de 1960, como establece la ley, hasta octubre de 2011, cuando ETA decretó el cese definitivo de su actividad armada. Además, está previsto que el centro incluya un banco de memoria, promocionará los homenajes y actos de recuerdo y mantendrá una exposición permanente que buscará la deslegitimación de la violencia con fines políticos o religiosos. Una escultura de Ibarrola presidirá todo el complejo, cuya apertura se mantiene, salvo nuevos retrasos, para 2016.