EL MUNDO, 23/8/12
El próximo 21 de octubre los vascos elegirán al que será su séptimo presidente, el cuarto desde la democracia. El lehendakari Patxi López anunciaba este martes un adelanto electoral, el tercero para Euskadi, ante la imposibilidad de diálogo con el resto de las fuerzas políticos y con un escenario desesperanzado por la crisis.
Cuatro son los candidatos: el propio Patxi López (PSE-EE), aunque todavía no ha sido proclamado, Antonio Basagoiti (PP), Laura Mintegi (EH Bildu), Iñigo Urkullu (PNV) y Gorka Maneiro (UPyD). Sin embargo, dos de ellos son los que encabezan el pequeño pelotón: Mintegi y Urkullu.
Según las encuestas, el PNV es el claro favorito para volver a ocupar la ‘lehendakaritza’ con 23 escaños, aunque le sigue muy de cerca Bildu, con 22. El PSE-EE parece que pagará su paso por el Gobierno, mientras que el PP completaría el arco parlamentario con 12 ó 13 escaños.
Pero ¿quiénes son y qué han hecho o harán los cuatro candidatos a ocupar el ‘trono’ de Ajuria Enea? Los vascos tendrán que elegir entre tres caras viejas y una nueva.
- Íñigo Urkullu: ¿a la primera irá la vencida?
- Patxi López: ¿el sucesor?
- Laura Mintegi: ¿un giro radical?
- Antonio Basagoiti: ¿dejará de ser la llave?
- Gorka Maneiro: ¿otra alternativa?
El PNV quiere recuperar el sillón que le arrebató el PSE-EE hace tres años. La derrota en las elecciones del 1 de marzo de 2009 fue un duro golpe para los nacionalistas que han colocado en su nuevo candidato, Íñigo Urkullu, y en el desgaste de los socialistas vascos todas las esperanzas de volver a gobernar. Saben que rozan muy de cerca el asiento de Ajuria Enea.
De carácter moderado, Urkullu se ha labrado buena fama de dialogante. Su semblante serio esconde un hombre educado, discreto y familiar.
En estos tres años en el lado opositor han dejado ver a un político de talante. De hecho, es bien conocida la buena relación que mantenía con el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Pero tampoco da la espalda a sus antagonistas. Fue él en 2008 quien retomó los contactos con el PP reuniéndose con Basagoiti. sin embargo, queda una espina clavada en ese talante dialogante: su relación con Patxi López con el que aparte de roces no ha tenido nada más.
Desde pequeño mamó en el seno de su familia el nacionalismo y al PNV con el que ha estado vinculado desde siempre. Se afilió a él con tan sólo 16 años, en 1977. Fue miembro del Bizkai Buru Batzar (BBB), Ejecutiva del PNV en Vizcaya, en dos períodos y en el año 2000 pasó a presidirla.
Pero fue en 2007 cuando tanta lealtad tuvo su fruto alcanzado la presidencia del partido en una segunda vuelta sin candidatos. Un cargo que tendrá que abandonar si alcanza la ‘lehendakaritza’, según la normativa del partido.
Cuenta con un equipo de incondicionales y tantos años dentro del PNV le han dotado de la capacidad de conocer todo lo que pasa en éste. Desde la política en ámbito nacional se ha mostrado tajante con ETA: «No servirán de nada, hasta que no halla un cese definitivo e incondicional de las armas», ha dicho, a la vez que se ha mostrado más que dialogante con el PP para acabar con ETA. Aún así la autodeterminación del País Vasco sigue siendo una de las bases a las que no renunciará.
Nadie duda de que Patxi López tiene un gran futuro político por delante; lo que está por ver es si queda restringido al ámbito vasco o su sombra se alarga hasta la calle Ferraz de Madrid, la sede nacional del PSOE.
Patxi López aún no ha desvelado qué haría en el caso de que los socialistas no pudieran repetir en el Gobierno vasco o de que el PSE acabara finalmente pactando con el PNV (una de las opciones favoritas de los vascos), pero su nombre ha sonado insistentemente en los últimos meses como «el tapado» de Ferraz para encabezar la candidatura socialista a la Moncloa.
De dejar la política vasca, las quinielas le sitúan en unas primarias en el PSOE para dirimir el cartel electoral para las próximas elecciones generales, que en teoría se celebrarán en 2015.
Cada vez que ha sido preguntado por el tema, el todavía lehendakari ha negado fervientemente que se plantee dar el salto a la política nacional, pero en algunos círculos socialistas le ven como candidato a la Moncloa, siempre y cuando el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, se autodescarte.
Una de las claves del éxito de Patxi López es un marcado perfil vasquista que el candidato no ha dudado en explotar. La crisis que atraviesa el País Vasco, la falta de apoyos y los que se han apartado por el camino le han obligado a adelantar unas elecciones en las que probablemente los socialistas vascos sufran un importante batacazo.
Es la cara nueva de estas elecciones, aunque es la mayor de todos. Laura Mintegi (EH Bildu) es la cabeza saliente de la formación de la izquierda abertzale que probablemente vuelva a ocupar asientos en el Parlamento vasco.
Sus años como profesora de Lengua y Literatura le han otorgado el poder de la palabra y de la comunicación más cercana. Además, es escritora y tiene en su curriculum premios como el Novela Azkue y el Premio Ciudad de San Sebastián.
Figuró como la número dos en la lista de Amaiur al Senado por Bizkaia en las elecciones del pasado mes de noviembre, aunque no fue elegida. Escrito está en su historial, además, que participó en las listas de Herri Batasuna en las elecciones al Parlamento Europeo de 1987 y 1989.
El carácter que quiere imprimir si es que llega a la lehendakaritza lo ha dicho ella misma: «institucional». Tiene claro que pese a su marcada vinculación con la izquierda abertzale representa a cuatro coaliciones -izquierda abertzale, EA, Alternatiba y Aralar- y quiere mantener ese consenso.
«Los partidos cuentan con un líder político y luego personas con un perfil institucional y mezclar las dos cosas es una equivocación política. El lehendakari tiene que ser de todos y el líder del partido es el líder de su partido», manifestó en Radio Euskadi un día después de ser alzada como la cabeza saliente de EH Bildu.
Su discurso sobre el terrorismo no es distinto al que siempre ha dictado la izquierda abertzale. Lo dejó claro en su primer mitin como candidata: «La paz se construye con y no se impone contra (…) «Cuando se pide perdón están forzando a alguien a darlo o no. Es un poco echar balones fuera».
Desde que abandonara la banca por la política a los 25 años para enrolarse en las filas del PP vasco, Basagoiti ha demostrado que no se casa con nadie, ni siquiera con su partido, aunque le gusta mantener el equilibrio.
Tanto es así y así lo demostró en mayo pasado cuando rompió el vínculo que creó con Patxi López en 2009 para hacer historia en Euskadi al desbancar al PNV del sillón presidencial que ocupaba desde hacía 30 años.
Sin embargo, la extraña relación PSE-PP estuvo llena de altibajos y al final lo vaticinado se hizo realidad.
Sustituyó a María San Gil al frente del PP vasco tras ser elegido por el 82,3% de los votos y se autoproclamó «el candidato de la unidad y el consenso». de hecho, durante estos tres años ha demostrado un discurso que, aunque duro, ha sido más calmado y dialogante que su predecesora.
Y es que Basagoiti lo ha tenido claro desde siempre: ha querido, quiere y probablemente querrá una política vasca sin presiones desde Génova, pese a que es miembro de la Ejecutiva Nacional y de demostrar en varias ocasiones su lealtad a Rajoy.
Será su primera vez también. La primera vez que opte a ocupar el sillón del poder vasco después de que fuera elegido por UPyD como su candidato a la ‘lehendakaritza’.
Se trata de Gorka Maneiro Labayen un joven político, diplomado en Ciencias Empresariales que durante cinco años (2002-2007) colaboró en las filas del PSE-EE y que tras la marcha de Rosa Díez se unió al partido de la diputada.
Su objetivo es aumentar su representación en el Parlamento vasco. Una tarea difícil ante el poco espacio que queda para los partidos bisagra. De hecho, las encuestas no le dan espacio en el Parlamento vasco. Sin embargo, el partido es optimista y cree que será el referente para «los miles de vascos constitucionalistas».
«Seré candidato para ser la referencia del constitucionalismo en Euskadiante la traición perpetrada por PP y PSE. Lideraré la resistencia democrática ante el envalentonamiento del nacionalismo y la rendición de populares y socialistas», dijo tras su proclamación como candidato.
EL MUNDO, 23/8/12