ETA se prepara para entregar su arsenal mañana sábado, pero la banda terrorista tiene «otras armas» que también hay que desmantelar y que están instaladas en la sociedad vasca a través de décadas de miedo y terror. Un grupo de intelectuales y víctimas del terrorismo, encabezados por rostros conocidos de la lucha contra ETA como Fernando Savater, Maite Pagazaurtundua, Teo Uriarte o Consuelo Ordóñez, quieren que también se indentifiquen, se verifiquen y se entreguen las «otras armas» y advierten de que la derrota de ETA no está conseguida y no ha hecho más que empezar, aunque ya no mate, aunque entregue las pistolas.
«No vale sólo la derrota militar», dicen, también hace falta la «derrota política» de la banda terrorista. «No pueden cambiarse las armas de matar por las armas de mentir», señaló ayer Fernando Savater, representando a los que se revelan contra la «falsificación del sentido político de su derrota» y del «blanqueo» de la actividad terrorista.
En un manifiesto presentado ayer bajo el título Por un fin de ETA sin impunidad y que han firmado ya 4.500 personas –entre las que se mezclan políticos y ex políticos como María San Gil, Gorka Maneiro y Adolfo Suárez, escritores como Fernando Aramburu y Andrés Trapiello y escultores como José Ibarrola– abogan por que no se dé por derrotada a ETA hasta que se haya acabado con «la impunidad, el chantaje moral a las víctimas, el proyecto político por el que mató, el discurso del odio y la falsificación de la Historia». «No se puede permitir que los que se han beneficiado del terrorismo sean ahora los que saquen rédito», proclaman los firmantes.
«Las armas que van a emplear son una anécdota, no las van a emplear», dice Savater. «Las van a cambiar por otras, las armas de la mentira, las de aprovecharse del miedo inoculado a la sociedad para hacer prosperar sus ideas».
«Son depredadores políticos que nos quieren domesticar y someter», señaló Maite Pagazaurtundua. «No nos conformamos con que ETA ya no nos asesine, queremos regenerar la sociedad».
En el manifiesto se exige justicia «sin impunidad» y una política penitenciaria que no excarcele anticipadamente a los presos etarras «por firmar interesadamente una petición de perdón» si no existe además colaboración con la Justicia para esclarecer los crímenes sin resolver.
Además, los firmantes quieren un rechazo claro al proyecto político de ETA, por el que la banda mató a cientos de personas, y que no se acepte «falsificar la Historia» para «blanquear» su pasado de terror. «El futuro de la sociedad vasca y navarra no puede escribirse en la estela del miedo y la autocensura generados por ETA, aunque su acción terrorista haya dejado de amenazarnos», dicen. «Si así ocurre, no habrá verdad en la memoria, ni dignidad, ni justicia para sus víctimas; porque las víctimas fueron asesinadas, heridas, secuestradas, extorsionadas, vejadas o amenazadas con el objetivo de conseguir la instauración del proyecto político de ETA y anular otras ideologías».
Además, creen que «se debe exigir a la organización terrorista y a su trama política la condena de la historia de terror de ETA, de toda su historia», y evitar el «establecimiento de un nuevo gran tabú: el de la repugnancia a escuchar la verdad del horror y sus ramificaciones en forma de violencia de persecución, extorsión o la experiencia traumática de los miles de niños que crecieron con un silencio obligado por la amenaza de muerte de sus padres».