El president de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha desvelado este fin de semana por primera vez cómo sería la pregunta a la que responderán los catalanes si el referéndum por la independencia que promueve el Govern llegara a celebrarse, como máximo, el próximo mes de septiembre. Durante una entrevista con la cadena de televisión qatarí Al Jazeeragrabada en el Palau de la Generalitat, el president verbalizó hasta tres formulaciones distintas, sin especificar cuál de ellas sería su propuesta final o la del Govern: «¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente?»; «¿Quiere que Cataluña sea una república independiente?»; o «¿Quiere que Cataluña siga formando parte de España?».
A priori una de las tres podría contar con más opciones para ser finalmente la escogida al coincidir plenamente con la que hace dos semanas la CUP propuso en el Parlament –«¿Quiere que Cataluña sea una república independiente?»– tras dar el visto bueno a los Presupuestos que incluyen una partida para el referéndum. Aquel día la formación anticapitalista, con la que el Govern de Junts pel Sí (JxSí) deberá acordar todos los aspectos de la consulta, presentaron incluso un modelo de papeleta. Como hizo la CUP, Puigdemont también sostuvo durante la entrevista que, sea cual sea, la pregunta sólo admitirá una respuesta: «sí o no».
Este último detalle no resulta baladí. En 2013, las negociaciones entre los partidos catalanes favorables a un referendo se atascaron tanto en la formulación como en las respuestas para la consulta que, finalmente, se celebró el 9 de noviembre de 2014. Los ciudadanos que participaron en la votación respondieron a una doble pregunta con doble respuesta en una fórmula más compleja que las tres que plantea ahora Puigdemont y que propuso su antecesor, Artur Mas: «¿Quiere que Cataluña sea un Estado?» y «En caso afirmativo, ¿quiere que sea un Estado independiente?».
Puigdemont aseguró que, en todo caso, el enunciado final de la pregunta «estará en función de si llegamos o no a un acuerdo con el Estado español», sin que existan visos de que eso suceda por la negativa del Gobierno a permitir la celebración del referéndum. Pese a ello, el president dijo que entre las ofertas que traslada al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, incluye la de «llegar a un acuerdo sobre la pregunta».
Insistió en la misma oferta ayer la consellera de Presidencia, Neus Munté, que defendió la «apuesta por el diálogo, por el acuerdo, por la negociación» con el Gobierno. Advirtió también que aunque el Ejecutivo de Rajoy ignore las llamadas de la Generalitat, el Govern debe ser fiel a aquello que les «manda la ciudadanía y a aquello que quiere una inmensa mayoría» en Cataluña.
El Govern se ha esforzado durante el fin de semana en acentuar su tesis de que la votación se realizará, incluso pese el recurso ante el Tribunal Constitucional (TC) que el Gobierno anunció el viernes contra los presupuestos recién aprobados por incluir partidas para el referéndum. Munté aseguró ayer que «la responsabilidad del Govern no es otra que aplicar [los presupuestos]» tras haber sido aprobados en el Parlament de Catalunya. No mencionó, en cambio, qué efecto tendrá el recurso del Gobierno en la organización de la consulta soberanista.
Más explícito sobre ese aspecto fue el secretario de Economía de la Generalitat, Pere Aragonès, que aseguró que los recursos del Gobierno «no deberían afectar» a la consulta. El alto cargo de ERC sostuvo que una vez que el Parlament apruebe la llamada ley de desconexión–oficialmente Ley de transitoriedad jurídica y cuyo contenido mantienen en secreto– y se defina la logística del referéndum, «no habrá ningún obstáculo» para su celebración. Aunque dio por hecho que el TC aceptará el recurso del Gobierno, Aragonès puso en duda que lo haga «en su integridad» y que active «medidas cautelares».