RAMÓN PÉREZ-MAURA – ABC – 05/11/16
· Será interesante ver si la buena imagen de la vicepresidenta en los medios más hostiles contra el Gobierno de Rajoy se mantiene.
Como no podía ser de otra forma, Mariano Rajoy pilló desprevenidos a casi todos. Quizá incluso a S.M. la Reina, que no asistió a la jura del nuevo Gobierno –sin duda por tener cosas más importantes que hacer–. Cuando uno mira las quinielas de los últimos días, los nombres de ministrables podrían llenar esta página. Y aun así, los nombres de los quinielistas que han acertado cabrían en el titular de esta columna. Es cierto que muchos dieron por segura la salida de García-Margallo, para la que tantos méritos había acumulado.
Pero absolutamente nadie anticipó el nombramiento de Alfonso Dastis. Quizá ni él mismo, que no debió de tener indicio de ello hasta que recibió la llamada del presidente el pasado miércoles. Y cuando uno analiza cómo hace los nombramientos Mariano Rajoy, nadie más lógico que Dastis, que ha estado en el entorno de Rajoy en los Consejos Europeos desde que Íñigo Méndez de Vigo decidiera su nombramiento como embajador representante permanente ante la Unión Europea en el primer Consejo de Ministros de la era Rajoy, en diciembre de 2011.
El nuevo ministro de Exteriores y el de Educación han sido dos personas que han llegado a sus ministerios desde el trato cotidiano y directo con el presidente en los Consejos Europeos, para disgusto del predecesor de Dastis en el Palacio de Santa Cruz. Y es que era difícil –aunque no imposible– nombrarle a Margallo un sucesor que le irritase más que Alfonso María Dastis Quecedo.
El nombre de Juan Ignacio Zoido sí había sonado en alguna quiniela junto con otros varios. Y era difícil encontrar alguien con más méritos. Es juez, ha sido delegado del Gobierno y alcalde de Sevilla –con lo difícil que ha sido históricamente para el PP conquistar la capital de Andalucía– y ha demostrado enorme lealtad a Rajoy y a la secretaria general del PP cuando han requerido de su persona para asumir responsabilidades de partido. Una vez decidida la salida de Jorge Fernández, la alternativa de Zoido parecía plena de lógica. Otros nombramientos, como los de Dolors Montserrat o Íñigo de la Serna, no estaban en ningúna apuesta relevante.
Confesaré que yo dije el jueves por la mañana a mis colegas de ABC que De la Serna iba a ser ministro, pero me apresuro a aclarar que en realidad no tenía ni la más remota idea. Pero el de un ingeniero que ha realizado una gran labor al frente de un ayuntamiento de tamaño medio, al que ha convertido en paradigma de smart city, y con hondas raíces familiares en el PP y en Alianza Popular –como su tía Elicia de la Serna, alma de AP en Cantabria en los albores de la democracia–, parece un nombramiento de libro.
Otra cuestión es la nueva situación de Soraya Sáenz de Santamaría. Algunos de sus medios más afines afirmaban ayer que «la vicepresidenta consolida su poder», algo difícil de entender ante un hecho incontestable como es el de haber dejado de ser la cara del Gobierno, su portavoz que cada viernes entra desde la televisión en todos los hogares. Veremos ahora cómo queda adjudicada la relación con los medios de comunicación, que ya ayer el nuevo portavoz dijo que entiende que le debe corresponder a él.
Y a partir de ahí será muy interesante confirmar si la impoluta imagen de la vicepresidenta en los medios más hostiles contra el Gobierno de Mariano Rajoy se mantiene. Si el silencio que han guardado hacia Soraya quienes con más inquina han zaherido a su presidente desde La Sexta y Cuatro se mantiene más allá del periodo de agradecimiento debido.
RAMÓN PÉREZ-MAURA – ABC – 05/11/16