EL MUNDO – 04/07/16 – F. JIMÉNEZ LOSANTOS
· El triunfo aritmético del PP el 26-J ha sido muy inferior a la victoria psicológica. Con el segundo peor resultado del partido en su historia –el peor fue el de hace cinco meses–, Rajoy y sus mariachis cantan victoria como si hubieran recuperado la mayoría absoluta de 2011, casi once millones de votos. Pero, más allá de la propaganda, lo cierto es que Ciudadanos, con todo en contra, obtuvo más de tres millones de votos. Y el PP, con todo a favor, empezando por las encuestas anunciando la ruina sociata y el Gobierno podemita (que eso sí que fue un pucherazo) no llega a ocho millones.
El espacio de centro-derecha sigue, pues, siendo el mismo. Y para una generación de votantes de ese ámbito, Rajoy sigue siendo un candidato indeseable. Eso no quita que tenga derecho a formar Gobierno, sin vetos ni vetas, pero ¿qué Gobierno? ¿Con qué apoyos? ¿Y por cuánto tiempo? Ciento treinta y siete escaños, aunque rujan cien mil opinadores, siguen siendo ciento treinta y siete escaños. Con eso no se gobierna un año.
Rajoy será malo pero no tonto y lo sabe perfectamente. De ahí las dos tentaciones que rondan su grisácea testa. La primera es ir otra vez a elecciones, echándoles la culpa a Ciudadanos y al PSOE. La pésima gestión del resultado electoral por Rivera y Sánchez, uno por la rabieta D’Hondt y otro por la confusión propia y de partido, permiten a Mariano abrigar la hipótesis de quitarle un millón de votos a C’s, telerreflotando a Podemos para mantener a raya al PSOE. Por supuesto, si lo consiguiera, la diferencia entre 8+3 y 9+2 seguiría siendo nula.
No mejoraría la posibilidad de un gobierno estable y C’s estaría en guerra total con el PP. Eso, sin contar con la posibilidad de que Rivera despierte y rentabilice la parálisis de Rajoy. La ventaja de esa tentación es que le permite tirar medio año sin control del Parlamento y no asumir las obligaciones que, por el déficit disparado, nos impondrá la UE. La desventaja, que se rompería la tendencia actual, que favorece al PP.
Y aquí llega la segunda tentación: gobernar en minoría gracias a la abstención de C’s y PSOE, sin hacer reforma alguna y con el mismo Gobierno de amigotes, cloacas incluidas, mientras prescriben o se agostan en los juzgados los casos de corrupción del PP. Ésta tentación es peor que la primera. Temo que es en la que caerá.