JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS
Hasta ahora no se ha manejado la hipótesis de unas terceras elecciones. Pero tras el debate del pasado lunes y ante la posibilidad de que la aritmética no sea mejorada por el ejercicio de la política de pactos, ningún escenario inmediato es descartable. No es descartable un ‘continuum’ en la crisis de gobernabilidad por la que atraviesa España. De ahí que tenga sentido el tuit, de controvertida interpretación, que ayer lanzó Jordi Sevilla, referencia del programa económico del PSOE y político de conocida y razonable resistencia a cualquier pacto de los socialistas con Unidos Podemos.
El exministro de Administraciones Públicas escribió lo siguiente: “Para evitar terceras elecciones, si no hay mayorías, debería dejarse gobernar al candidato que consiga mayor apoyo parlamentario”. Una interpretación lineal de esta reflexión nos llevaría a la obviedad. Pero Sevilla trata de incorporar un mensaje político de calado que consiste en la advertencia de que un enroque de los socialistas podría conducir a unas terceras elecciones.
El exministro con Zapatero parecería sugerir que es necesario ir a lo que ya se conoce como un ‘Gobierno de consentimiento’, es decir, el que resulte de permitir (PSOE y Ciudadanos) al PP que conduzca el Ejecutivo con sus solos escaños en el Congreso. Se trataría, por lo tanto, de que prosperase la tesis de Mariano Rajoy, según la cual -en caso de desacuerdo irreductible- gobierna el partido con mayor número de escaños. La cuestión es la siguiente: ¿hace Sevilla un acto de resignación inoportuno o de loable responsabilidad política?
En el PSOE mejor que en ningún otro lugar conocen sus posibilidades electorales. Pero Sevilla es experto en el análisis de los ambientes económicos y sociales y, seguramente, ha escrito el tuit ponderando las circunstancias: un Brexit convulsivo para la económica europea y española, un claro deterioro de la situación general española y -¿por qué no?- una apuesta ideológica para que los socialistas no cometan el histórico error de vincularse con Unidos Podemos.
· ¿Hace Sevilla un acto de resignación inoportuno o de loable responsabilidad política?
El PSOE está inmerso en una crisis profunda. Quizá los malos augurios electorales para sus listas resulten excesivos. Unidos Podemos se beneficia de una ‘sobredeclaración’ en las encuestas. Pero las cosas pintan mal para Ferraz. Y en estas tesituras, alguien tiene que romper el bloqueo paralizante que empantanaría al país. Lo ha hecho Sevilla, por su alto nivel de independencia personal y por su acendrado convencimiento ideológico. Y su tesis es razonable: un Gobierno de consentimiento, de corto recorrido, con un programa pactado (de mínimos) y, rehechos los liderazgos en el PP y en el propio PSOE, nuevas elecciones a finales de 2018.
Desde luego, esta posibilidad -la del Gobierno consentido- no es ni la más atractiva, ni la que se deduciría de las urnas (cambio y pacto, de lo contrario lo ciudadanos darían una mayoría absoluta), pero resolvería una coyuntura que se contempló inmanejable después de escuchar a los cuatro candidatos en el debate del pasado lunes. La campaña, como escribí ayer, está vencida, nos hay hitos movilizadores en el calendario, el Brexit se come la actualidad y la preocupación, y hay personas que, como Sevilla, van perfilando un escenario posible. Claro que ante ese tuit tan controvertido, cabrían otras interpretaciones. En todo caso, a Sevilla le corresponde la interpretación auténtica de sus propias palabras.
PD. Disculpas por la errónea utilización en mi artículo de ayer de la palabra ‘inanidad’. Debí escribir, como me afeó algún forero, ‘inanición’. Como decían los latinos, ‘errare humanun est’.