TEODORO LEÓN GROSS-ABC

  • Si tragas con que te llamen golpista, ¿qué no vas a tragar?

Un protopersonaje de Junts, Xavier Trías, ha sostenido categóricamente que el PSOE estaba detrás del golpe de Tejero aquel 23F de 1981. La respuesta de Félix Bolaños, el factótum rasputiniano del sanchismo, ha sido «manifestar mi respeto a la figura política del señor Trías«. Tal vez convenga rebobinar y frotarse los ojos para creerlo: alguien te acusa de golpista, aireando una vieja teoría de la conspiración, ¿y tu respuesta es transmitirle tu ‘respeto’? La anécdota revela, y tanto, hasta qué punto el sanchismo está decidido a pasar por el aro, como una cabra de feria bien adiestrada, para actuar bajo los acordes de Paquito Chocolatero, por aferrarse al poder. No es raro que en Junts se diviertan escenificando una humillación así; lo asombroso es que en el Gobierno de España se dejen humillar obviando a quienes representan.

A partir de ahí, nadie podrá ya sorprenderse de nada: si tragas bobaliconamente con que te llamen golpista, ¿qué no vas a tragar? Si ante algo así respondes expresando tu ‘respeto’, desde luego delatas tus tragaderas. Fin del espejismo para quienes aún se aferraban a la ingenua posibilidad de que el sanchismo pusiera límites al mercadeo de votos. No hay límites. Puigdemont no se ha cortado, jactándose públicamente de ser como el banquero que concede un préstamo, en este caso siete escaños, y por tanto es él quien pone las condiciones. Y ya se está cobrando las primeras letras. Ayer tuvo que ir Junqueras al Congreso a proclamar que la amnistía ya estaba acordada desde verano, y sin arrepentimiento alguno, para que Puigdemont no se cuelgue todas medallas haciendo a la cabra Frankenstein pasar por el aro.

También en Sumar han descontado la amnistía, que Yolanda Díaz cree que se arregla, como tantas cosas, simplemente con maquillaje: basta con no llamarla amnistía, y alehop. Ella se ha negado a reunirse con el líder del partido mayoritario pero despacha con besos y carantoñas al prófugo Toni Comín en Bruselas y se deshace en sonrisas blandas para Puigdemont como una ‘grupi’ ante su ídolo. Pero, en definitiva, la clientela del sanchismo ya ha puesto en circulación la consigna: «Haz lo que tengas que hacer, Pedro». El poder a cualquier precio. No hay límites ideológicos ni éticos ni estéticos… nada . Ayer mismo se saltaban la Ley del Gobierno con el titular de Exteriores en funciones sin limitarse a los asuntos ordinarios (mendigaba que no veten el catalán en la UE para salvar la investidura, dispuesto a sufragar el peaje a cargo de los españoles) y también el Reglamento del Congreso con las lenguas cooficiales (vaya ironía, allí sólo se oye hablar castellano, como siempre, pero ahora a través del pinganillo). Naderías. «Dije que íbamos a buscar votos hasta debajo de las piedras por la concordia de los pueblos de España [sic], y eso es lo que vamos a hacer» dice Sánchez, llamándole concordia a pasar por el aro. Habrá más. Con tragaderas del tamaño de un bebedero de patos.