ISABEL SAN SEBASTIÁN-ABC
- «Pactar con Bildu la salida de la Guardia Civil de Navarra es una indignidad. Es hacer política de miserables»
Uno de los diputados más brillantes que se sientan hoy en el Congreso está huérfano de partido. Paradojas de una política que ha encumbrado la mediocridad, la mentira y el servilismo, mientras castiga el coraje, el respeto a la palabra dada y la lealtad a los principios. Carlos García Adanero fue expulsado de UPN, junto a su compañero Sergio Sayas, por votar en contra de la reforma laboral aprobada ‘in extremis’ gracias al voto del popular Alberto Casero, emitido presuntamente por error. La dirección en Pamplona negoció con el Gobierno contrapartidas nunca bien explicadas y cursó instrucciones a sus delegados para que respaldaran el cambalache, pero ellos se negaron a salvar el cuello de Frankenstein en tan apurado trance, sin sospechar que fuese a hacerlo un miembro del PP. Pagaron ese acto de coherencia con un expediente de expulsión. Así se las gastan los ‘aparatos’ todopoderosos, implacables con cualquiera que se atreva a desafiarlos. Y luego hay quien sigue creyendo que somos los ciudadanos quienes elegimos a nuestros representantes…
Carlos García Adanero no ha dado un solo paso atrás ni se ha dejado intimidar por esa feroz represalia. Antes, al contrario, cada día que pasa habla con mayor claridad, expresando lo que pensamos millones de españoles, empezando por aquellos que depositaron su confianza en UPN con la esperanza de que actuara exactamente como lo han hecho los dos electos expedientados. Como lo siguen haciendo a pesar de todo. El miércoles, Adanero subió a la tribuna sin un papel. No lo necesitaba para decir las verdades indignadas que le salían del alma. Dirigiéndose al ministro de la Presidencia, muñidor de los pactos que han conducido a la aprobación de los presupuestos, le espetó:
«El pacto que hicieron ayer con Bildu es una vergüenza, una ignominia. Con Bildu-Batasuna no se puede pactar nada, pero pactar algo que tiene que ver con la Guardia Civil es un insulto a la Guardia Civil y al resto de los españoles. Los que señalaban, los que apuntaban, los que disparaban… Volaron autobuses llenos de guardias civiles, volaron casas cuartel con niños dentro, hicieron pancartas trampa para asesinar a guardias civiles, y ustedes, a esos que han aplaudido, que han disfrutado, que no han condenado, que siguen diciendo que mereció la pena, a esos les dan la llave para que la Guardia Civil abandone Navarra. Eso es una indignidad, una afrenta para el conjunto de los españoles, es hacer política de miserables. Dieron su vida por España, por la libertad y por que estemos todos aquí. Y ustedes ¿cómo les pagan? Diciendo que Bildu-Batasuna les puede echar. Eso es una vergüenza tremenda».
Ni quito ni pongo una coma. Me sumo a la ovación entusiasta que tributó al valiente navarro toda la oposición puesta en pie, mientras Bolaños buscaba en vano un agujero donde esconderse.