EL CORREO 28/10/13
· Decenas de miles de personas secundan la concentración de la AVT en Madrid para pedir «justicia»
En el mismo escenario de protestas anteriores contra la política antiterrorista del Gobierno del PSOE, miles de personas secundaron ayer en Madrid la concentración de la AVT contra la sentencia que ha tumbado la ‘doctrina Parot’. El acto evidenció la irritación que anida en una parte importante de las víctimas, hasta el punto de que algunos exaltados llegaron a proferir gritos contra el presidente Rajoy y dirigentes del PP, que envió una destacada representación, incluida la delegación vasca, presidida por Arantza Quiroga. Aunque los discursos oficiales obviaron esas críticas directas, se hicieron eco de la decepción que sienten las víctimas de ETA y reclamaron «justicia» ante la excarcelación de terroristas. «No nos debemos a nadie. Vamos a trabajar para que vuelvan a la cárcel», advirtió la presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza. MADRID. Cuando la respuesta a una sentencia judicial es la palabra «traición» pronunciada con una mezcla de rabia y dolor, el margen de actuación se estrecha hasta oprimir. Cuando los razonamientos técnicos se diluyen por una ola de dolor e indignación, como la que ayer quedó expuesta por miles de víctimas del terrorismo en un acto multitudinario convocado por la AVT en Madrid, jaleado, además, de forma explícita por destacados miembros del PP, el Gobierno tiene un problema. A este escenario se enfrenta Mariano Rajoy, que ayer comprobó que los principales colectivos de víctimas y un importante sector de la sociedad española quieren marcarle el camino que debe seguir para afrontar el final de ETA. Sin concesiones. «No nos debemos a nadie», advirtieron los convocantes.
El lema era claro: ‘Justicia, para un final con vencedores y vencidos’. La concentración organizada por la AVT y secundada por otros colectivos para protestar por la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que hace justo una semana tumbó la aplicación retroactiva de la ‘doctrina Parot’ evidenció la irritación que en estos momentos anida en una parte importante de las víctimas. El fallo fue emitido por la corte de Estrasburgo, pero para muchos de los que ayer abarrotaron la plaza de Colón de Madrid, los culpables están mucho más cerca: la Audiencia Nacional, Zapatero, Rajoy…
El acto comenzó pasada la una de la tarde, pero la explanada y las calles adyacentes estaban colapsadas desde varias horas antes. Fue multitudinaria. Difícil de calcular la asistencia. El ‘speaker’ encargado de animar los prolegómenos tampoco lo tenía muy claro: «Somos 40.000, 50.000… No, esperad. Me dicen por el pinganillo que 200.000».
Era el mismo escenario en el que las mismas asociaciones organizaron media de docena de protestas contra la política antiterrorista del Gobierno del PSOE con el apoyo del PP. Una presión que los dirigentes conservadores empiezan ahora a sentir muy de cerca. Como estaba previsto, no asistió ningún miembro del Ejecutivo, aunque sí destacados cargos del partido como sus vicesecretarios generales, Esteban González Pons, Javier Arenas y Carlos Floriano. También estuvieron el presidente de Madrid, Ignacio González; su antecesora, Esperanza Aguirre; y la alcaldesa, Ana Botella. Y una representación del PP vasco.
Desde que se conoció la sentencia de Estrasburgo, el Partido popular intenta mantener un complicado equilibrio: demostrar a las víctimas que le desagrada, que no traicionará su memoria, pero que el fallo judicial es de obligado cumplimiento. Rajoy no lo tiene fácil, como se vio ayer. La plaza de Colón fue una olla a presión de emociones que evaporó cualquier razonamiento lógico. Todo quedaba silenciado por un atronador silencio, por la tensión, por la sensación de «humillación» con la que numerosas víctimas del terrorismo han acogido el fallo de EstrasburgoEl temor del PP era que todo ese malestar se volviese en contra la formación. Para intentar controlar ese efecto bumerán, Rajoy se reunió el miércoles con Ángeles Pedraza, presidenta de la AVT, y con Mari Mar Blanco, de la Fundación de Víctimas, en La Moncloa. Al final, los reproches hacia los populares y el Ejecutivo de Rajoy quedaron bajo control. Sólo algunos exaltados, la mayoría próximos a formaciones ultras, cargaron con gritos contra el presidente del Gobierno, contra los dirigentes del PP y contra la delegación vasca.
Los alborotadores fueron la excepción, pero quedó patente que existe una corriente de fondo cargada de malestar. «Estrasburgo puede decir lo que quiera, pero a este Gobierno no le hemos elegido para que haga esto. Aceptar una sentencia en 24 horas soltando asesinos no es lo correcto», razonaba Enrique sobre las excarcelaciones de los exetarras Inés del Río y Juan Manuel Píriz. Enrique es un asturiano que ayer prefirió no dar su apellido ni su profesión, aunque sí ofrecía algunas pistas: «Yo no he sufrido en primera persona el terrorismo, pero siete compañeros míos sí». Para él, como para otros muchos presentes en la plaza de Colón, la sentencia de Estrasburgo no es una decisión judicial, sino una pieza más de la «negociación con ETA» diseñada por José Luis Rodríguez Zapatero y consentida por Mariano Rajoy.
Los discursos oficiales obviaron las críticas directas al PP o a Rajoy, pero sí se hicieron eco del sentimiento de decepción que anida entre los afectados por la violencia. La periodista Isabel San Sebastián, encargada de presentar el acto, habló de «impunidad», de «claudicación»; las ocho víctimas que tomaron la palabra expresaron con el llanto contenido el dolor que les provoca ver a Inés del Río en la calle y el convencimiento de que «algún político nos ha traicionado»; Pedraza rechazó que se intente «blanquear» el pasado de los terroristas.
El discurso más contenido
Quizá debido a su encuentro con Rajoy en La Moncloa o a su cargo, el discurso de la presidenta de la AVT fue el más institucional y, posiblemente por eso, el menos aplaudido. Pedraza recordó que no ha existido ningún «conflicto», sino que ha habido «víctimas inocentes» y «asesinos». También se mostró convencida de que algunos políticos pretenden que «nos callemos para un final marcado por la impunidad».
En un intento por calmar unos ánimos encendidos, Pedraza subrayó que los damnificados no quieren «venganza», sino «justicia». «Nadie ha hecho más para reafirmar el Estado de Derecho que las víctimas. No aceptamos lecciones de nadie», sostuvo la presidenta de la AVT, quien lanzó un mensaje claro. No dijo el destinatario, pero tampoco hacía falta: «Somos el último dique de contención de la dignidad democrática de España. No nos debemos a nadie. Vamos a trabajar para que vuelvan a la cárcel. Aquí estaremos, en la plaza de Colón». Es probable que el aviso llegase nítido y de inmediato a La Moncloa. Este es el horizonte que tiene por delante Rajoy.