Esto es el corazón de ETA en la ciudad. Mis amigos estarían horrorizados si supieran dónde estoy” dice Mapi de las Heras, una elegante mujer de 75 años, junto a un bar llamado The Belfast Irish Tavern. Es la primera vez que está aquí desde que su marido, Fernando Múgica, recibió hace 15 años en las cercanías un balazo de unos pistoleros.
San Sebastián.- Banderas negras y blancas cuelgan de los balcones de la calle Juan de Bilbao, en el centro del casco histórico de San Sebastián, en actitud desafiante pidiendo la vuelta la País Vasco de los presos de ETA encarcelados por toda España.
“Esto es el corazón de ETA en la ciudad. Mis amigos estarían horrorizados si supieran dónde estoy” dice Mapi de las Heras, una elegante mujer de 75 años, junto a un bar llamado The Belfast Irish Tavern.
Es la primera vez que está aquí desde que su marido, Fernando Múgica, un destacado político socialista, que hace 15 años recibió en las cercanías un balazo de unos pistoleros de ETA. Se supo después que uno de sus dos asesinos, Valentín Lasarte, actualmente detenido, era el hijo del propietario del bar al que la pareja solía ir todos los días.
Ahora, a pesar de que crece la esperanza de que los 42 años de conflicto vasco puedan terminar pronto tras el alto el fuego permanente, general y verificable anunciado recientemente por ETA, familiares de víctimas de ETA como Mapi no están convencidos. Denuncian esto como una treta para presionar para que su ala política, Batasuna, sea legalizada y así poder concurrir a las elecciones de mayo. Recuerdan lo que sucedió en 2006 cuando los militantes rompieron otro alto el fuego con una bomba que mató a dos personas en el aeropuerto de Madrid.
“Me encontraba pintadas en los contenedores de basura del centro diciendo ‘te f***, Potu’ refiriéndose a mi marido poco después de que fuera asesinado… incluso mi perro estaba recibiendo amenazas de muerte”, dice Mapi, que ha vivido exiliada en Madrid durante varios años como otros miles de vascos contrarios a ETA.
Se espera que Batasuna presente los estatutos de su nuevo partido en los próximos días aunque el Gobierno insiste que debe romper sus lazos con ETA y renunciar a la violencia. ETA ha asesinado a 825 personas a lo largo de su campaña de terror.
Se espera que la inscripción del nuevo partido coincida con la llegada de un nuevo grupo internacional de vigilancia liderado por Brian Currin.
El abogado sudafricano estaba detrás la Declaración de Bruselas, dada a conocer el año pasado, que pidió a ETA la declaración de una alto el fuego permanente y que fue firmada por cuatro premios Nobel, incluidos al arzobispo Desmond Tutu y el antiguo político norirlandés John Hume. Currin dice que es crucial que Batasuna sea legalizada y cree que las negociaciones multipartidistas deben empezar tarde o temprano este año, haciendo hincapié en que ETA hizo exactamente lo que se esperaba.
“Estoy decepcionado con la reacción del gobierno español” dijo Currin a The Scotsman. “El proceso de paz es como la construcción de una casa. Antes en el País Vasco, siempre intentaba empezar por el tejado; en esta ocasión primero se están estableciendo sólidas bases”.
Sin embargo, en Oiartzun, una pequeña localidad a 15 millas de San Sebastián, uno de los pocos lugares que todavía está en manos de grupos pro-Batasuna, pocos creen que la paz esté a la vuelta de la esquina.
Aquí todos tienen un amigo o un familiar que pertenece a ETA o está en la cárcel. Como Eluska Urkizu, de 24 años, cuyo tío lleva 24 años en prisión. “Ahora está en la cárcel de Ciudad Real, a 600 km. de aquí, pero ha estado en muchísimas prisiones: Pamplona, Huesca, Soria, Madrid”.
Preguntada por la paz, responde con tristeza: “¿Paz, qué paz? Hace pocos días la policía detuvo a 10 personas que ni siquiera pertenecían a ETA. Siempre es lo mismo: por una parte sigue la represión y por otro piden un alto el fuego, no quieren la paz pero nosotros, los vascos, no tenemos otra elección”.
Alfonso Daniels, Scotsman.com, 1 de febrero de 2011