EL PAÍS, 10/11/11
Covite reclama un día para conmemorar solo a los afectados por el terrorismo
Las víctimas del terrorismo han recibido entre el desánimo y la crítica política la falta de acuerdo de los partidos que ha terminado diluyendo la celebración hoy del Día de la Memoria. Grupos de afectados y otros a título individual ven lamentable que no haya habido voluntad política para organizar un acto «en condiciones» que recordase única y precisamente a las víctimas de ETA y de otras bandas como los GAL.
«Las víctimas somos las que hemos perdido y las que nos vamos a quedar sin día para conmemorar a nuestros familiares asesinados», recalca Christian Matías, portavoz de Covite, el colectivo de víctimas vascas, que reúne a más de 400 personas. Covite no asistirá hoy como tal entidad a ninguno de los actos convocados por algunas instituciones para celebrar el Día de la Memoria y que están abiertos a los ciudadanos.
Media docena de víctimas consultadas por EL PAÍS coinciden en un punto básico que apunta a la discrepancia que ha impedido el consenso: en ningún caso van a sumarse a actos o declaraciones institucionales que quieran «mezclar» a los afectados por ETA con las víctimas de excesos policiales, lo que entienden como una equidistancia o equiparación que termina diluyendo su memoria.
Algunas asociaciones y fundaciones de afectados ya hablaron antes del verano, después de que el Parlamento constituyese la ponencia sobre las «otras víctimas», y coincidieron en que no iban a «estar donde se pretendiera reescribir la historia mezclando a unas víctimas con otras», según una persona que participó en esos contactos. «Y lo mantendremos los próximos años», apostilla.
Los consultados recalcan que el Día de la Memoria nace a raíz de la ley vasca de Víctimas de 2008, que reconoce como tales a quienes hayan sufrido «la acción terrorista» o la de los miembros de «bandas o grupos armados» que actuaran para «alterar gravemente la paz y seguridad ciudadana». Así, ello incluye a ETA o el GAL, pero no a los afectados por abusos policiales. «En todos aquellos actos que se salgan de lo que recoge la ley no vamos a estar», recalca Mari Mar Blanco, hermana del concejal popular Miguel Ángel Blanco, asesinado en 1997.
Las víctimas no niegan que haya afectados por otras vulneraciones de derechos ni que se les reconozca «siempre que una sentencia firme lo acredite, porque a ese carro se ha sumado mucha gente que no era verdad», indica Caty Romero, viuda del sargento de la policía donostiarra Alfonso Morcillo, asesinado en 1994. Pero el de la Memoria no es su día, defienden, ni quieren verse mezcladas con ella. «Queremos un día específico para conmemorar exclusivamente a las víctimas del terrorismo reconocidas como tal. El listado está bien definido y para el futuro solo hay que tirar de el», enfatiza Matías.
Los consultados elogian el consenso del año pasado y no entienden esta división. «El día ya estaba hecho así y no me explico por qué los políticos han llegado a esto», dice Romero. «Nosotros no somos responsables de los errores de los partidos, pero sufrimos las consecuencias», añade.
Pese al panorama de desunión, Txema Urkijo, asesor de la Dirección de Atención a las Víctimas, confía en que «no haya diferencias de fondo insalvables para llegar a un acuerdo en el futuro». Urkijo se muestra consciente, en declaraciones a este diario, de que lo ocurrido es «el reflejo de lo posible en un momento electoral como este». Tras ver importante que los partidos hagan un esfuerzo por «una convivencia con memoria», apunta que no hay unanimidad entre las víctimas de ETA al afrontar lo ocurrido con las policiales, con algunas instaladas en un rechazo frontal y otras más proclives a la comprensión.
El Gobierno, el PSE y los nacionalistas coinciden en que reconocer la existencia de víctimas de la policía no supone poner en pie de igualdad dos violencias, sino «asumir que hubo una realidad diferente a las de los afectados por el terrorismo, pero que tiene elementos comunes». «La memoria es de todos y un día de recuerdo no es un día de homenaje», concuerdan un parlamentario del PNV y otro del PSE. Casi todos los dirigentes y cargos públicos sondeados creen que la cercanía del 20-N ha sido decisiva. «Cuando dijeron la fecha electoral, lo primero que pensé fue: ‘A ver como sale lo del Día de la Memoria», reconoce un responsable de Interior.
Póngase el acento en uno u otro lado, el de hoy va a ser un Día para las víctimas sin víctimas. «Es una pena, donde estamos, otra vez utilizando y manoseando esta cuestión», concluye Romero.
EL PAÍS, 10/11/11