EL MUNDO 02/07/14
Denuncian pasividad, permisividad, silencios cómplices, miedos… Y por ello las víctimas del terrorismo siguen reclamando una mayor defensa, una mayor presencia, una mayor perseverancia del Estado de Derecho y de sus gobiernos responsables. Porque es a éstos, a los diferentes gobiernos de la historia de la democracia, a los que reclaman una mayor implicación en la defensa de la dignidad de las víctimas, de todas las víctimas del terrorismo. Porque ayer, en las jornadas que Covite, la organización dirigida por Consuelo Ordóñez, celebra en Madrid se dieron cita víctimas de ETA y de los GAL. Ayer, compartiendo mesa, bajo la batuta del periodista Santiago González, Ana Iríbar, la viuda de Gregorio Ordóñez, máximo exponente del PP en San Sebastián. Allí, Josu Puelles, hermano de Eduardo, inspector de la Policía Nacional asesinado por ETA. Y allí estaba en la mesa Laura Martín, viuda de Juan Carlos García Goena, asesinado por los GAL.
«El dolor jamás desaparecerá sin justicia. Un final de terrorismo sin justicia es un final indigno para las víctimas», aseguró Laura Martín, aún «obsesionada» por saber lo que ocurrió en el asesinato de su marido, hace 27 años.
Las víctimas denunciaron cómo tienen que ser ellas las que acudan y reclamen a la Justicia actuaciones contra los terroristas, acusaron de «pasividad» a la Fiscalía. Recordaron que tuvieron que reclamar a la Audiencia Nacional que tomara declaración a aquellos que acudieron a la falsa entrega de armas de ETA. «Estuvieron con etarras y si no es por nosotros nadie les pregunta», recordaron mientras lamentaron el «indigno» papel del lehendakari vasco en ese «esperpéntico» episodio.