- Dicen que, por fin, le retiran el escaño cumpliendo lo que dice la Junta Electoral Central. Eso sí, le queda la paguita
Veía servidor a Clara Ponsatí en TV3 sin estupefacción, porque allí pueden escucharse las mayores enormidades. Decía la delincuente que había que exigirles las actas a los Mossos acerca de los implicado en aquel intento de coup d’ètat que fue el Tsunami Democràtic y la ocupación del Aeropuerto del Prat, Barcelona ardiendo por los cuatro costados, sabotajes en los trenes y demás actuaciones violentas y fascistas. Ah, pero a quien hay que fiscalizar es a la policía y a los jueces que, como usted sabe – decía la tal Ponsatí al pavloviano presentador que ensalivaba con cada una de sus palabras – al ser españolas son, por definición, perseguidoras del independentismo y que si tal y que si cual. No he visto a ningún colega decir ni mú sobre esto. Se ha interiorizado que sea el delincuente quien exija, persiga y acuse a quienes no tienen otra misión que defender la legalidad delante de figurones como ellos.
Al igual que Ponsatí y esta harka, Laura Borrás, condenada por los trapis que hizo cuando presidia el Instituto de las Letras Catalanas, se negaba a abandonar su escaño e incluso acudía a los actos exigiendo que la tratasen como la presidenta que ya no era. Y si alguien le decía, Miri, es que ya no lo es, oi que m’entén?, la Borrás lo acusaba de españolista, botifler, y no sé cuántas cosas más. Como entre lazis no se muerden con las cosas de comer, se ve que la mesa del parlamento catalán que tiene más vida propia que un velador en una reunión espiritista decidió contemporizar. En lugar de decirle, oiga, joven, le retiramos el escaño porque usted está sentenciada por un delito común, pensaron que la justicia española les haría el trabajo sucio para salir luego ellos a decir Espanya ens persegueix! O cualquier gilipolluá similar.
Es presumible que cobrando este pastizal Laurita tendrá mucho tiempo libre para seguir poniéndonos a parir a los españoles y a España, que tan mal se portan con ella
Pero la Borrás, que esa más lista que los ratones coloraos, bueno, amarillos, había dicho que no la echasen del hemiciclo o hemicirco, según lo vean, hasta tener computados los meses que son necesarios para cobrar su pensioncita como ex presidenta. Así que aunque ahora Borrás tenga que abandonar oficialmente el escaño, al que malas lenguas dicen que se había enganchado con Loctite, la señora queda como sigue y, por favor, no den puñetazos a la mesa ni patadas al tiesto aunque la cosa lo merezca. Según la Ley 2/1988 de 26 de febrero los ex presidentes del parlamentito catalán que hayan ocupado el cargo dos años o tengan sesenta y cinco años tienen derecho a percibir una pensión vitalicia. Atentos, que ahí va: esa pensión es el 40% de la retribución mensual de su sueldo – estamos hablando de 130.000 lereles anuales, hagan números -; a más a más, que diría el clásico, tiene derecho a una asignación mensual durante el mismo tiempo que haya estado en el cargo que asciende al 80% del sueldo mensual. Es presumible que cobrando este pastizal Laurita tendrá mucho tiempo libre para seguir poniéndonos a parir a los españoles y a España, que tan mal se portan con ella. Porque lo suyo es un sin vivir.
Para que luego digan que lo que pagamos con nuestros impuestos va para hospitales, escuelas o servicios sociales. ¡Y un huevo de Fabergé!
Para que luego digan que lo que pagamos con nuestros impuestos va para hospitales, escuelas o servicios sociales. ¡Y un huevo de Fabergé! Van para pagarles la fiesta a esta panda de zopilotes del desierto. Un consejo de amigo: no se miren hoy en el espejo cuando se levanten antes de ir a currar. Porque este viernes hacemos una cara de primos que asusta, servidor el primero.