Jon Juaristi-ABC
- Según Putin y Lavrov, los ucranianos están nacificados, pero creen (o fingen creer) que los verdaderos nazis son las democracias occidentales
Los antiguos griegos, que pensaban a lo trágico, hacían equivaler la mentira a lo objetivamente falso. Los hebreos, por el contrario, la relacionaban con la intención. Esta última fue la noción de mentira que heredó el cristianismo (recordemos el catecismo católico: «Mentir es decir lo contrario de lo que se piensa, con intención de engañar»). Así sucede incluso con las mentiras piadosas, que no pretenden dañar al que se engaña, sino todo lo contrario.
De modo que, cuando los antiguos griegos sostenían que todos los cretenses eran mentirosos, no querían decir que trataran de engañar, sino que eran tan necios que creían que lo falso era verdad. A medida que se difundía el cristianismo, se comenzó a pensar que los cretenses no eran tontos, sino listillos y sinvergüenzas.
Cuando se acusa a Sánchez de mentir, se piensa en el modelo cristianizado del cretense mentiroso. Pero, ¿sirve ese modelo para Putin? ¿O habría que aplicarle el modelo pagano/ trágico, o sea, el del cretense como pirado o tonto macizo? La respuesta no es fácil. Pero me parece que desplazar la atención de Putin a Lavrov ayudaría a encontrarla.
Cuando Lavrov dice que los rusos no han bombardeado hospitales en Mariúpol y que ni siquiera han invadido Ucrania, nos escandalizamos porque lo tomamos por un cínico. No lo es. Lavrov no habla para nosotros, sino para los rusos. Y no lo hace para engañarlos acerca de la marcha de la guer ra, sino para blindar lo que Putin ha definido como el objetivo de la ‘operación especial’ emprendida el 24 de febrero: la desnacificación de Ucrania. No nos falta motivo para pensar que Putin es más cínico aún que Lavrov, pero tampoco Putin habla para Occidente. No habla para Occidente porque piensa que Occidente es fascista, que nosotros somos los nazis del presente. Qué barbaridad, pensarán algunos ¿cómo puede ocurrírsele eso? Bueno, no es tan descabellado: hasta hoy la izquierda socialcomunista española ha venido tratando de fascista -de facha- a toda la derecha, y, por supuesto, a los Estados Unidos en bloque. Las belarras lo siguen haciendo, no sólo porque cobran de donde cobran, aunque también.
¿Creen los rusos lo que cuenta Lavrov? En su mayoría, sí. Cuando una población se siente aislada o simplemente reprobada por los demás, comienza de inmediato a pensar en una conspiración universal o casi universal para aniquilarla. Hitler hizo con los alemanes exactamente lo mismo que Putin hace ahora con los rusos, valiéndose de Goebbels de la misma manera que hoy Putin se vale de Lavrov. Cuando, terminada la Segunda Guerra Mundial, Hannah Arendt viajó a Alemania se encontró con que la mayor parte de los alemanes a los que preguntaba por qué empezó la contienda, le respondían que los rusos habían tenido la culpa, al atacar al Reich sin haber sido provocados. Algo parecido -‘mutatis mutandis’- pasa y pasará con los rusos, aunque Putin y Lavrov terminen como Hitler y Goebbels.