Esta obra del profesor Herreras interesa a todos aquellos responsables o irresponsables preocupados por la gestión lingüística de las sociedades multilingües; pero sobre todo, a los que tienen que soportar las políticas de normalización lingüística: alumnos, padres, empleados, empresarios, escritores, artistas, creadores y un largo etcétera.
Cuando inicié la redacción de los textos de la serie “Lingüística para Nacionalistas” (todos colgados aquí, en Ciudadanos en la Red), pensé también en la pertinencia y la funcionalidad de una “Bibliografía para Nacionalistas”, que sirviera para iluminar, cual lenguas de fuego de Pentecostés, las mentes nacionalistas y no nacionalistas.
En diciembre de 2007, redacté una reseña (también colgada aquí) sobre el último libro de A. Boadella, Adiós Cataluña. Crónicas de amor y de guerra, como introito a esta “Bibliografía para Nacionalistas”. Hoy retomo el proyecto para presentar el último libro de J. C. Herreras, Catedrático de Filología Hispánica en la Universidad Paris Diderot – Paris 7, titulado Lenguas y Normalización en España (*).
En esta obra, como explicita el título de la misma, el Prof. Herreras analiza el proceso de “normalización” lingüística, que se inició en España con la “Transición” y que todavía está en curso. La cuestión lingüística de la España de hoy es un problema de cotidiana actualidad y no deja a nadie indiferente: despierta fuertes emociones, se ha convertido en instrumento de poder y de lucha política y se presta fácilmente a la demagogia y a la confusión, asevera el Prof. Herreras en la introducción, citando al Presidente del Senado, Ángel Rojo. Para abordar esta problemática, el Prof. Herreras estructura su obra en tres partes.
En la primera parte (“I. Las lenguas autonómicas antes de la Constitución de 1978”), el Prof. Herreras hace una incursión en el pasado para describir, en un primer momento, el punto de partida de la diversidad lingüística actual de la Península Ibérica. Él la sitúa en la colonización romana y en la llegada posterior de los bárbaros y, en el 711, de los árabes. Este último hecho fraccionó la romanización y la homogeneización lingüística de Hispania y explica la distribución geográfica actual de las distintas lenguas peninsulares, fruto de la Reconquista, que avanza a partir de diferentes focos de resistencia del norte de la Península.
Luego, en un segundo momento de esta primera parte, el Prof. Herreras describe diacrónicamente (desde la Reconquista hasta el Régimen Franquista) los avatares por los que han ido pasando las distintas lenguas peninsulares tanto “en la sociedad en general” como en “el sistema educativo”. Este panorama histórico le permite poner los puntos sobre las íes y desenmascarar la visión fabulada, partidista e interesada de la historiografía nacionalista periférica. Para muestra un botón: a pesar de lo que afirma ésta, el castellano ha gozado tradicionalmente de una supremacía casi absoluta sobre las otras lenguas peninsulares y esto no fue fruto ni del intervensionismos del Estado, ni de la utilización de normativas y métodos coercitivos. Además, los Decretos de Nueva Planta (s. XVIII), que representan el primer intento de restricción lingüística, fueron algo más simbólico (o declaración de principios) que efectivo, porque el Estado no disponía en ese momento de los medios para exigir su cumplimeineto. Otra cosa fueron las medidas discriminatorias tomadas durante los s. XIX y XX.
En la segunda parte (“II. Las lenguas autonómicas después de la Constitución de 1978”), que es la más extensa, el Prof. Herreras describe los procesos de “normalización lingüística” en las distintas CC. AA. con dos lenguas oficiales. Estos procesos tienen su apoyatura legal en la Constitución de 1978 y en los diferentes Estatutos de Autonomía y se han ido desarrollando a ritmos diferentes, según las lenguas y las CC. AA. implicadas. Fundándose en minuciosos y diversificados datos estadísticos, el Prof. Herreras entra de lleno en el estudio de la normalización (conocimiento y uso de las diferentes lenguas autonómicas, a lo largo de 25 años) en distintos espacios: vida social; Administración e instituciones; medios de comunicación y sector cultural; y en el sistema educativo no universitario y universitario.
En la última parte (“III. Balance de 25 años de normalización lingüística”), el Prof. Herreras propone una síntesis de los resultados obtenidos por la normalización, tanto en la “sociedad en general” como en el “sistema educativo”. El Prof. Herreras constata que se ha producido un incremento significativo de las competencias lingüísticas (hablar, entender, leer y escribir) en la lengua regional de los ciudadanos de las diferentes CC. AA. con dos lenguas oficiales. Y estos progresos se producen en distintos sectores de la sociedad: Parlamentos regionales, Administraciones autonómicas, medios de comunicación social (TV, radios, edición de libros, prensa), así como en el sector cultural (teatro, cine, doblaje y subtitulado de películas). Por lo que respecta al “sistema educativo”, se ha pasado, según el Prof. Herreras, de una “fase de extensión” (generalización de la enseñanza de las lenguas autonómicas a todos los alumnos, en aplicación de los “decretos de bilingüismo”) a una “fase de intensión” (enseñanza en lengua autonómica, en aplicación de las “leyes de normalización”); y, desde hace algunos años, hay intentos para poner en marcha una “fase de exportación” (difusión de las lenguas autonómicas tanto en las CC. AA. hispanohablantes de España como en Europa).
Ahora bien, los logros conseguidos no deben ser, precisa el Prof. Herreras, los árboles que nos impidan ver los efectos negativos de las normalizaciones lingüísticas, en particular, en el sistema educativo. En efecto, puntualiza el Prof. Herreras, son muchos los que “comienzan a manifestar cada vez más reticencias hacia una normalización desmesurada, cuyo objetivo no es el de favorecer un verdadero bilingüismo, sino la imposición de un monolingüismo reductor en todos los sentidos” (p. 374). Y esto es un fraude, un engaño, y una incoherencia.
Esta obra del Prof. Herreras interesa a todos aquellos responsables o irresponsables que están ocupados y/o preocupados por la gestión lingüística de las sociedades multilingües (profesores, sindicatos, partidos políticos, administradores y cargos públicos, organismos europeos, etc.). Pero sobre todo, interesa a los que tienen que soportar las políticas de normalización lingüística (alumnos, padres, empleados, empresarios, escritores, artistas, creadores y un largo etcétera, es decir, ciudadanos, como los de Ciudadanos en la Red).
(*) José Carlos Herreras, Lenguas y Normalización en España, Madrid, Gredos, 2006, 390 páginas (ISBN 84-249-2854-7).
http://www.editorialgredos.com/jose-carlos-herreras_autor-2477-es.html
(Manuel Ignacio Cabezas González es profesor titular de Lingüística y de Lingüística Aplicada en la Universidad Autónoma de Barcelona)
Manuel Ignacio Cabezas, 11/6/2009