LUIS VENTOSO, ABC – 08/11/14
· Todos los españoles somos iguales ante la ley. ¿Menos Artur Mas?.
Aveces, circulando en un estable coche del siglo XXI por las rectas inacabables de Benavente a Astorga, a cualquier conductor le entra un irrefrenable deseo de ejercer su derecho a pisar el acelerador. La autovía es ancha, está casi vacía. Se podría circular sin problemas a 130, incluso a 140. El automóvil ni se movería. En apariencia, el peligro sería nulo. Pero la ley, ¡fíjense qué excentricidad!, establece que en las autovías españolas no se puede pasar de 120. Ni siquiera es un eximente que conduzcas disfrazado de Bob Esponja o de Elvis y digas que todo era parte de una charlotada, o un mero simulacro.
Si decides ejercer tu derecho a correr, porque eres más chulo que un ocho y además conduces un Maserati Ghibli de 2.979 cc que alcanza los 263 km/h, lo que ocurre es que los radares te crujen y te llegan unas recetas de pánico a casa. Si incluso así decides seguir pisándole, te irán volando los puntos. Y si a pesar de todo continúas al volante, acabarás en la trena. A lo mejor incluso tienes la razón filosófica de tu parte: es un absurdo no poder ir a más de 120 con los coches y carreteras que existen hoy en día. Pero en las sociedades civilizadas las leyes nos obligan a todos. Si no te gustan, existen unos conductos establecidos para intentar cambiarlas. Pero no se puede hacer a la brava, o invocando etéreos sentimientos generales, como que a toda la afición le gustaría poder ir a 140.
El Tribunal Constitucional ha prohibido a la Generalitat organizar un referéndum. Y no porque Mas y Junqueras les caigan bien o mal, o porque sean unos magistrados prevaricadores al servicio del pérfido «Madrit». No. Lo ha hecho porque acorde al ordenamiento legal de la democracia española no cabía otra opción. No existía un solo resquicio para admitir un procedimiento que ponía en jaque la propia soberanía del pueblo español, un pilar elemental. ¿Qué ha pasado después? Pues que el señor Mas ha decidido que le importa un bledo lo que diga la ley. Simplemente ha tuneado un poco el Maserati, se ha calado una visera y unas gafas de sol y ha dicho que él sigue corriendo, digan lo que digan las señales y los radares.
La Generalitat organiza el referéndum del domingo de arriba abajo: su logo está en los pasquines, cede sus instalaciones, lo ha inventado y lo anima por todos los medios. ¿Cuál ha sido la reacción del Gobierno? Pues intentar evitar un gran conflicto haciendo como que no se entera de que se está incumpliendo la ley a saco. Dejar hacer a Mas, dando a entender que en el fondo su consulta ha derivado en una farsa bufa y que sería peor el remedio (aplicar la ley) que la enfermedad (un referéndum que es ilegal a todas luces, pero que está ya desacreditado).
Si todo concluye así, el precedente establecido será tremendo. La ley en España es igual para todos… salvo que aplicarla cree problemas políticos a quien debe hacerlo. La próxima vez que me pongan una receta por ir a 130 por las rectas de La Bañeza, tengo muy claro lo que le voy a decir al guardia civil: si Mas puede fumarse todas las normas de máximo rango y aquí no pasa nada, ¿por qué tengo que hacerle yo caso a esa ridícula señal de 120? Bienvenidos a la jungla.
LUIS VENTOSO, ABC – 08/11/14