FERNANDO SAVATER-ELPAÍS

  • Con motivo de la pandemia hay gente que elucubra cosas raras sobre ese concepto

Durante el franquismo, voces severas nos recordaban: “no hay que confundir la libertad con el libertinaje”. Seguían unas borrosas explicaciones sobre las características y límites de ambos conceptos, de acuerdo con las cuales llegué a la conclusión de que lo apetecible realmente era el libertinaje. Más o menos sigo pensando lo mismo, aunque con matices. Creo que la libertad es hacer lo que quiero de acuerdo con los demás, o sea según la ley, y el libertinaje es inventarme una ley sin pedir permiso a nadie, aceptando las consecuencias. Libertino solo se puede ser a ratos, cortos y temibles, en circunstancias que a uno mismo le sorprenden con su arrebato; en cambio la libertad es una fórmula de largo recorrido que nos permite convivir civilizadamente, algo que nos limita pero dándonos tierra para poder plantar los pies en ella, como la gravedad. Yo estoy alegremente resignado a vivir libre porque no quiero ser un ermitaño ni atropellar a nadie; pero me gustaría morir libertino, aunque sea solo.

Con motivo de la pandemia hay gente que elucubra cosas raras sobre la libertad. Se han convencido de que las restricciones sanitarias, las mascarillas, las vacunas y los pasaportes inmunitarios son artificios inventados por magnates y gobiernos desaprensivos para “controlar” a la gente. ¡Que ganas de darse importancia! ¿Quién va a tomarse tantas molestias para controlar a una chusma que no le quita el sueño ni a su familia? ¿Tan descontrolados creen que están como para que su manejo por titiriteros políticos compense miles de muertos, hospitales congestionados y multimillonarios gastos farmacéuticos? ¿Qué quieren engañarles? Pero si se engañan solitos, con los datos falsos sobre la matanza causada por las vacunas. Y el tenista YoCovid sólo es libertino subiendo a la red. Por lo demás, serbio perdido…