Isabel San Sebastián-ABC

  • En Madrid se libra hoy una batalla a vida o muerte en la que nos jugamos la democracia

La libertad se enfrenta hoy al matonismo y la mentira en una batalla decisiva. Una batalla en la que nos jugamos la democracia, escarnecida por las fuerzas que gobiernan España y aspiran a tomar también la Comunidad de Madrid, principal bastión de la resistencia a sus pretensiones liberticidas y a sus maniobras rastreras. Una batalla a vida o muerte económica, en sentido literal. Un combate al que todos estamos llamados mediante una afluencia masiva a las urnas.

Lo que suceda hoy en la autonomía que alberga a la capital tendrá un impacto determinante en el conjunto del país. Lo sabe Sánchez, amenazado de desahucio en La Moncloa; lo sabe Iglesias, con un pie fuera de la política tras haberse forrado

en ella y ver cómo se hunde Podemos; lo sabe Errejón, aspirante al puesto de lacayo de un socialismo menguante ahora que su antiguo amigo toma las de Villadiego. Ellos son los protagonistas de este asalto y, visto lo visto desde marzo, están dispuestos a todo con tal de impedir que la derecha conserve el poder en Madrid y acabe desalojándolos del que ocupan en el Gobierno central. No hay suciedad que les repugne en demasía ni línea que rehusen cruzar. Empezaron por tratar de impedir que la presidenta Ayuso ejerciera su prerrogativa de disolver la Asamblea y convocar elecciones, recurriendo a mociones de censura ilegales. Mintieron como bellacos, en especial Sánchez y su marioneta Gabilondo, auxiliados por la médica enemiga del Zendal, al acusar al ejecutivo autonómico de falsear las cifras de muertos por Covid tras calumniarlo asegurando que su gestión de la pandemia había incrementado su número. Vino después el lloriqueo coral, la exhibición victimista de unos sobres con balas que nadie sabe de dónde salieron ni cómo lograron superar los filtros de seguridad, inmediatamente vinculadas por el líder podemita a una presunta amenaza fascista imputable a VOX, que paró en seco la ofensiva adelantándose a denunciar ante la justicia las sospechosas misivas. Y, como colofón, el escándalo sin precedentes de los bukaneros a sueldo de la formación morada detenidos por su implicación en las agresiones a policías, dirigentes y simpatizantes de los de Abascal en el célebre mitin de Vallecas. Nunca en nuestra historia democrática empleados de un partido habían actuado como brazo armado encargado de atacar violentamente al adversario. Al menos de forma abierta. Todos sabemos que ése era el papel que desempeñaban los terroristas de ‘alta’ o ‘baja’ intensidad para Batasuna/Bildu, pero no había nóminas que probaran el vínculo, como las hay en este caso. Matones podemitas enviados a reventar un acto político, arrestados por las fuerzas de seguridad y escondidos bajo la toga embarrada del antiguo juez Marlaska, actual ministro del Interior, quien ocultó esa información vital, desvelada por la Prensa.

Madrid no se limita hoy a votar a la derecha o la izquierda. Opta entre la libertad y el yugo.