“Aquella fue la época de Pedro el guapo” opinó Sánchez por la mano vicaria de Irene Lozano, dando cuenta de un prejuicio extendido por el partido cuando llegó a la Secretaría General. Injusto, como todos los prejuicios. “También tengo un cerebro, ¿sabes?”. El doctor Sánchez podría haberse autodefinido con las palabras de Muñoz Seca en ‘La venganza de Don Mendo’: “Todas por mí como un trapo, / y con igual pretensión…./ ¡ay, infeliz del varón / que nace cual yo tan guapo!”
Fuera de las mujeres de su partido no hay mucha gente que comparta el autorretrato después de ver la tendencia a agachar la testuz que mostró en el debate parlamentario, la tensión que transmiten sus músculos cigomáticos cuando aprieta las mandíbulas y la expresión turbia definida con admirable precisión por el columnista Hugues en ABC: es la mirada del recluta patoso en ‘La chaqueta metálica’. Esa mirada torva de Pedro Sánchez es difícilmente compatible con la condición de guapo, pero él se siente así y así deben de verle también sus ministros y ministras, que digo yo que no lo admirarán por listo. O quizá sí, todo en este mundo es relativo.
Así las cosas es una ventaja que el contacto de Sánchez con los autonómicos se esté produciendo por vía telefónica, lo que ahorrará a sus interlocutores el acojono de verle apretar los maseteros. Ayer dio un repaso a los 17 presidentes de las Comunidades Autónomas, lo que en rigor no hacía ninguna falta por mucho que el candidato se empeñe en recabar los mayores apoyos que pueda para la legislatura. También podría haber convocado a los presidentes de los clubes de Primera División de la Liga Santander. Todo viene bien para el convento, que decía el legendario fraile de la puta al hombro. Cuánto esfuerzo para camuflar la única conversación que le importaba, la del todavía presidente de la Generalidad, Quim Torra.
De recabar los apoyos que necesita en el Congreso se están encargando ya, Adriana Lastra y Rafael Simancas, que irán pidiendo los apoyos de ERC, la CUP, el pequeño Errejón y Compromís, el BNG, Teruel Existe, el PRC, JuntsxCat, con Laura Borrás estrenando la imputación del Supremo (prevaricación, falsedad, fraude y malversación) y EH Bildu, con todo lo que le cuelga, que es la complicidad pasiva con los asesinatos de un puñado de socialistas: Gajate, Casas, Múgica, Buesa, Lluch, Jáuregui, Elespe, Priede, Pagaza y Carrasco. Algo debieron de pensar en ello Lastra y Simancas para que se les pusiera el gesto tan adusto en el momento de la foto.
Perdido ya todo asomo de vergüenza, los socialistas se disponen a volver a helar la sangre a la madre de los Pagaza, a volver a traicionar a las víctimas de ETA, a sus propias víctimas para satisfacer la única ambición política del doctor Fraude, que es seguir en La Moncloa. La oposición hace cábalas inanes sobre planes alternativos, pero el gran problema es Pedro Sánchez. No habrá una salida para España ni para el PSOE que no pase por librarnos de esta extraordinaria calamidad.