LLamazares: «El plan Ibarretxe no es integrador ni representa a la mayoría de los vascos»

 

El reelegido coordinador general de Izquierda Unida explica su voto negativo al proyecto del lehendakari, a quien acusa de hacer sólo «una gestión electoral del ‘portazo’ del Congreso».

El recién reelegido coordinador general de Izquierda Unida explica los argumentos de los tres diputados de IU para votar en contra del plan Ibarretxe, y de los dos de la ICV catalana para abstenerse en el Congreso, pese al sí de EB en el Parlamento Vasco. «Ese proyecto no representa a la mayoría de la sociedad vasca ni tiene una vocación integradora con el resto del Estado», sostiene Gaspar Llamazares, que acusa al lehendakari de hacer una «gestión absolutamente electoral y victimista del ‘portazo’» que previsiblemente recibirá mañana su plan en la Cámara Baja. El líder de IU está convencido de que, después de las autonómicas, se abrirá una «nueva etapa» que permitirá «alumbrar» otro Estatuto «desde el diálogo y el consenso».

-¿Sobre qué argumentos fundamenta el no de IU al plan Ibarretxe?

-Nos hubiera gustado que el debate se hubiera producido de otra manera; que hubiera habido un mayor acuerdo en torno a la propuesta del Parlamento Vasco por la vía de la convivencia y no de la división. Ante una iniciativa de estas características en la que se nos obliga a votar la totalidad del texto, no podemos dar nuestro apoyo. La mayoría de IU apuesta por un voto negativo porque que creemos que existe una alternativa integradora y federalista de la sociedad vasca.

-A Javier Madrazo no le habrá gustado nada esta decisión.

-Creo que los compañeros de EB comprenderán estas valoraciones en la fase final del proceso, al igual que nosotros comprendimos los planteamientos de los compañeros de EB en los momentos iniciales del plan Ibarretxe. Lo cierto es que ese proyecto no es el que representa a la mayoría de la sociedad vasca ni tiene una vocación integradora con el resto del Estado.

-Madrazo apadrinó la posibilidad de que no acuda ningún representante del Parlamento Vasco para defender el plan en el Congreso. Usted argumentó todo lo contrario.

-Desde IU deberíamos legitimar tanto el proceso que se ha dado en el País Vasco, aunque no estemos de acuerdo con el resultado, como el que se va a producir en el Parlamento español, que no compartimos pero es legítimo y democrático, mientras el Tribunal Constitucional no decida lo contrario. Cualquier medida que pueda ser interpretada como un desaire o una deslegitimación no me parece adecuada.

-¿Las aparentes contradicciones entre IU y EB rozan la esquizofrenia?

-Creo que van a ser percibidas por la sociedad como la pluralidad que existe en nuestra formación, muy similar a la pluralidad existente en España y en el País Vasco. En estas materias tan complejas es incluso saludable que no exista una postura monolítica, pero sí coherente.

-Han presentado un recurso ante el Tribunal Constitucional por la negativa de la mayoría del Congreso a abrir una negociación sobre el plan Ibarretxe.

-No se puede tramitar una iniciativa que afecta al bloque de constitucionalidad como si fuera una proposición no de ley sobre las matrículas de los coches. Hay que tratarla de forma seria y no se va a hacer así.

-¿Están dispuestos entonces a darles a Ibarretxe y al PNV la plataforma electoral que podrían buscar en el Congreso?

-No creo que una negociación beneficie al PNV, sino que, por el contrario, le arrebataría uno de los argumentos que utilizará inmediatamente para la convocatoria electoral anticipada, y es el agravio del Parlamento español a la soberanía del Parlamento Vasco.

-¿Le molesta que acusen a IU de hacer un seguidismo del nacionalismo vasco?

-EB ha hecho mucho hincapié en su propia propuesta federalista y tiene un perfil de puente entre nacionalistas y no nacionalistas. Por la misma razón se podría decir que el PSE, por los muchos años que compartió gobierno con el PNV, era un partido seguidista de los nacionalistas. La demostración es que IU votará desfavorablemente a ese plan en el Congreso.

-¿Le debe algo a Madrazo?

-Ésa es una argumentación interna que se ha utilizado y que no contempla lo que son los acuerdos políticos y las relaciones personales. En nuestra relación no existe el chantaje, porque es absolutamente leal. En lo político siempre me he sentido acompañado por los compañeros vascos. Por eso seguiremos coincidiendo, aunque a veces tengamos nuestras diferencias.

-Ya dijo recientemente Madrazo que IU y EB son «organizaciones soberanas que toman sus propias decisiones». ¿Pertenecen de verdad a organizaciones diferentes?

-En el ámbito de Euskadi EB es soberana, y en el Estado, la organización federal representa al conjunto. Es lo que va a ocurrir con la votación del plan Ibarretxe.

-Abogó por la abstención de EB en el Parlamento Vasco, pero no le hicieron caso.

-Hablé con los compañeros vascos y les di mi opinión. Estaba con la mosca detrás de la oreja sobre el papel que podría jugar Batasuna. Sé que un voto de abstención hubiera sido difícil de gestionar por EB, pero me hubiera facilitado la abstención de IU en el Congreso. Con un voto favorable, las cosas se pusieron más cuesta arriba. El resto de federaciones no comprendieron la posición de los compañeros vascos y así me lo transmitieron.

-¿Hubiera sido más lógico buscar un consenso amplio en el Parlamento Vasco?

– No es de recibo que un nuevo Estatuto para el País Vasco no incorpore a una parte sustancial de los no nacionalistas. Es verdad que ellos no lo pusieron fácil y que estamos ante el resultado de una época de enfrentamiento agitado por el PP. Estoy convencido de que habrá que abrir una nueva etapa de diálogo para alumbrar el nuevo Estatuto después de las elecciones. Veo el escenario de una negociación amplia que incorpore a todos, con la única duda de lo que hará el PP.

-¿Está satisfecho de cómo está gestionando el lehendakari el apoyo de EB-IU a su plan?

-Está haciendo una gestión absolutamente electoral. Le veo con una actitud de rentabilidad a corto plazo. Le veo con demasiadas urgencias y con ganas de volver a Euskadi con el ‘portazo’ del Parlamento español. Con muy pocas ganas de abrir perspectivas de diálogo. Lamento que el acento y el discurso de Ibarretxe hayan sido de victimización.

-¿Tiene en cuenta en sus análisis de que habrá en el Congreso más votos vascos en contra del plan Ibarretxe que a favor?

-Es un dato a tener en cuenta y me imagino que también lo hará el nacionalismo vasco, por su bien.

-¿Cuando el texto sea devuelto al Parlamento Vasco, le ve capaz al lehendakari de abrir un proceso en Euskadi similar al de Cataluña?

-La primera medida será la de retomar un diálogo que ha resultado insuficiente, tanto si tiene una mayoría suficiente para gobernar como si necesita de otros partidos.

-En cualquier caso, ¿ve a Ibarretxe como lehendakari otros cuatro años?

-Creo que las cosas no se van a mover mucho.

-¿Le preocupa la posibilidad de un adelanto electoral en Euskadi?

-No me parece un buen escenario. Responde a la tentación de utilizar electoralmente la frustración del plan y del victimismo nacionalista. Suena a un llamamiento al sentimiento y al agravio y no a la razón y a retomar un proyecto inacabado.

-¿Se cree los últimos emplazamientos de ETA y Batasuna que hablan de paz y democracia?

-Hay avances significativos en el campo político. Otra cosa es lo que ocurre en ETA y con su actividad, aunque sea sin sangre. Todos estamos esperando a que abandone las armas para dar credibilidad a un nuevo escenario.

«Estoy acostumbrado a las victorias agridulces»

-¿Ve su reelección por un ajustado 53,7% de los votos como una victoria agridulce?

-Estoy muy acostumbrado a las victorias agridulces. Creo que no he tenido ninguna victoria dulce en los últimos tiempos, ni a nivel interno ni externo, y son estas últimas las que más me duelen, sobre todo las pasadas elecciones generales.

-123 votos contra los 106 de su contrincante. Tiene el partido, pero ‘partido’ por la mitad.

-En la sexta asamblea salí con sólo dos votos de diferencia. He mejorado. No percibo bloqueo interno sino la necesidad de buscar acuerdos y de integrar a la minoría desde una mayoría sólida.

-¿Admite incapacidad a la hora de aunar las sensibilidades de IU?

-Hemos vivido una época muy difícil. No creo ser el responsable del fraccionamiento o de la pluralidad en el seno de IU. Es algo que ya existía. Tenemos una cierta tradición de funcionar por ‘familias’, que a veces no se llevan bien. Tenemos que legar una izquierda igual que la de ahora, pero más cohesionada y más amable.

-¿Está ante su última oportunidad?

-No tengo esa impresión catastrofista, que es muy habitual en la izquierda. Nunca es la última oportunidad. A pesar de los malos resultados electorales estamos en las mejores condiciones de influir en la vida política española. Nunca hemos estado en tres gobiernos autonómicos, en tantos gobiernos municipales, y nunca habíamos tenido la capacidad desde una minoría de influir en la mayoría minoritaria del PSOE. Hay que aprovechar lo que tenemos para obtener mejores resultados en el futuro.

-El PCE aboga por estrategias menos complacientes con la mayoría socialista. ¿Le hará caso?

-Lo relevante es que se ha abierto una nueva etapa en este país, que está muy influenciada por un voto consciente de izquierdas. Ahí tenemos que jugar un papel influyente. Si el PSOE se aleja de nuestros planteamientos, ejerceremos, sin más, la discrepancia y la oposición. Tenemos que funcionar con soberanía y autonomía, pero también sin miedo a mezclarnos y a acordar. Lo contrario es alejarse de ella con prejuicios y complejos.

EL DIARIO VASCO, 31/1/2005