Llámeme Rufián

El Correo-JUAN CARLOS VILORIA @J_CVILORIA

El desclasado, el charnego, el ‘pijo aparte’ (llámeme Rufián) se ha convertido en el mensaje de la burguesía reaccionaria de Cataluña para intentar atraer a su proyecto de separación a «los otros catalanes», como llamó Francisco Candel a los emigrantes que llegaron del resto de España. Es lo que apellidan como independentismo transversal. Paradojas del supremacismo. Pero el protagonismo de Rufián, jaleado y respaldado por los cerebros del secesionismo, no es una broma. Ni un fallo de casting. Lo han convertido deliberadamente en un personaje. Aunque haya derivado en guiñol a fuerza de exprimir el papel. Porque ese mismo lenguaje pendenciero y camorrista supone un polo de atracción para un segmento del voto que a Esquerra no le interesa dejar en manos de la CUP.

Nos sorprenderíamos de la cantidad de forofos y adeptos que tienen las ‘gracias’ del diputado histriónico. Excepto en la dirigencia de las CUP, que temen que sus vituperios se conviertan en papeletas de voto. Otra de sus tareas más cultivadas, aunque ahí tiene más competencia, es la de azote del PP. No se trata de que se disputen franjas comunes del electorado. Nada más lejos de la realidad. Es la exigencia de proyectar hacia su público en Cataluña la ficción de que el franquismo sigue vivo porque el PP lo encarna. Esa caricaturización se plasmó perfectamente en la comisión parlamentaria en la que Rufián quiso asociar la figura de Aznar a la de Franco haciéndole responsable del golpe del 36. Es el escenario guerracivilista. Esa pretensión de mantener abiertas las heridas de la guerra civil y del franquismo es esencial para una estrategia que requiere una fuerte polarización de la opinión publica en Cataluña y en el resto de España que posibilite el desbordamiento del estado constitucional.

Otra faena a la que se aplica con fogosidad el compañero de bancada de Joan Tardà es el discurso de la anti-España como origen de todos los males que en el pasado, en el presente y si no lo remedia la independencia, en el futuro, afligen a la república non nata de Cataluña. Esto último lo tiene fácil a juzgar por las conclusiones del informe sobre la educación en Cataluña que realizó la Alta Inspección de Enseñanza y que los gobiernos del PP y del PSOE no han tenido a bien dar a conocer. Por lo que se ha filtrado, el pan nuestro de cada clase de Historia o Ciencias Sociales tiene el denominador común de adoctrinar a los jóvenes desde la tierna edad de los 10 años en la ignorancia, desprecio o temor a España. Eso sí, sin pronunciar la palabra tabú para los nacionalistas. El Estado español, para entendernos. El terreno de la anti-España está abonado desde los años 80 en la escuela.

Y, finalmente, el personaje redondea el mensaje con su manera de vestir, ‘rufián style’. Camiseta con el rostro del compañero cámara de televisión Couso muerto en la invasión de Irak. Ahora, que nadie espere que otro día aparezca con el rostro de Miguel Angel Blanco.