El repaso de Cayetana Álvarez de Toledo es probablemente la intervención parlamentaria más rotunda que ha conocido el Congreso de los Diputados, incluso entre las de la propia Cayetana. Uno ve esto y no puede evitar pensar: ¿Feijóo, hijo, en qué estas pensando para tener de portavoz a Cuca? Hay alguna otra cosa en esos cinco minutos: ¿es posible que un terrorista, un secuestrador, haya sido condenado por la Audiencia Nacional y el Supremo a indemnizar a su víctima con 1,2 millones de euros en concepto de responsabilidad civil y el secuestrador se haga el loco alegando insolvencia? ¿Y que los dos altos tribunales no se hayan asegurado de que se cumpla esa parte de la sentencia con los emolumentos que el secuestrador percibe del golpista Puigdemont y del narco Sito Miñanco?
Señor Boye, ¿Usted qué hace aquí? ¿Cuáles son sus méritos para comparecer en esta subcomisión?
Los del especialista en odio, claro. No por víctima, sino por practicante.
Mire. ¿Sabe qué es esto?
La sentencia que le condenó a 14 años, 8 meses y 1 día de cárcel por el secuestro del industrial Emiliano Revilla. Usted colaboró con la banda terrorista ETA. Usted dio apoyo logístico al comando dirigido por Urrusolo Sistiaga, un sujeto sanguinario. Usted vigiló al señor Revilla y participó en el montaje del zulo donde lo mantuvieron encerrado 249 días, hasta que su familia, desesperada, pagó el rescate.
Es decir, usted colaboró con una máquina de odio que ha matado a más de 850 personas y expulsado de su tierra a decenas de miles. ¿Y viene aquí a dar lecciones? Por cierto, un inciso. ¿Se imaginan ustedes —por un instante— que aquí hubiera un partido que justificase el haber matado a judíos? A que no. Entonces, ¿por qué les parece normal, y hasta democráticamente higiénico, salutífero, que haya un partido que considerase justificado secuestrar y matar españoles?
Eso es Bildu: el heredero del odio con el que usted, señor Boye, colaboró delictivamente. Eso sí. Lo hizo a cambio de dinero.También figura en la sentencia. A usted ETA lo subcontrató. Le pagó por sus servicios: tres millones y medio de pesetas.Sólo hay algo peor que un criminal, señor Boye: un criminal de alquiler. No ya un odiador, sino un mercenario del odio.
Por cierto. ¿Ha indemnizado, por fin, a Emiliano Revilla, como le han exigido la Audiencia Nacional y el Supremo? ¿O sigue declarándose insolvente económico, además de moral? El señor Revilla tiene 98 años. Está usted a tiempo. Diga en su réplica que, como prueba de su compromiso en la lucha contra los discursos —y las acciones— del odio, va a abonarle los 1.200.000 euros que le debe en concepto de responsabilidad civil.Y luego habla de lawfare. El que usted practica contra su víctima y contra el conjunto de la democracia española.
Porque usted no ha dejado de trabajar contra la democracia española. Y no lo digo por su elenco de clientes. Al fin y al cabo, hasta el más cruel asesino tiene derecho a la defensa. Josu Ternera, Rodrigo Lanza, Valtònyc… El odio a España los cría y el señor Boye los junta. Lo digo por su especial complicidad con el máximo responsable del golpe de Estado del 1 de octubre de 2017.
El 1 de Octubre no sólo fue un acto delictivo. Un acto de sedición y malversación.Fue una apoteosis del odio a España y a los españoles. Un ataque a la convivencia motivado por la xenofobia. Un intento desquiciado de convertir a vecinos en extranjeros.De usurpar a millones de catalanes sus derechos de ciudadanía.
Me dirá que usted se limita a defender a Puigdemont como abogado.Falso.Usted no sólo se ha convertido en uno de los principales estrategas de Junts. Cosa que, por cierto, inquieta a no pocos dirigentes de Junts.Usted es un activista del separatismo más radical.Y la prueba es su empeño personal en promover el infame delirio sobre la masacre de Las Ramblas.
No, señor Boye.El Estado no ha cometido actos terroristas contra el separatismo. Eso lo hizo un Gobierno del PSOE con los GAL, y sus responsables fueron condenados. No confunda al PSOE con el Estado. Y, sobre todo, no se haga la víctima, esa otra vieja argucia nacionalista que ya denunció en su día el gran Tarradellas.Son sus acusaciones las que convierten a personas concretas en blanco de agresiones. Pregúnteselo al juez Llarena.
Y son sus errores los que explican que Puigdemont siga donde está: echando faroles que no acaba de rematar.Pedro Sánchez les dijo: «Si Puigdemont me hace presidente del Gobierno, yo le borro sus delitos». ¡Y ustedes le creyeron!
Ciertamente, el fanatismo ciega. De hecho, usted llegó a anunciar que, el mismo día que se publicase la Ley de Amnistía en el BOE, Puigdemont volvería a Barcelona.A Barcelona sólo ha vuelto para la charlotada del verano. ¡Ja sóc aqui! Ja no sóc aqui…