Cristian Campos-El Español
 

1.Hace al menos cuatro años que el PSOE se siente víctima de una campaña de intoxicación ejecutada por una cohorte de medios ultraderechistas a las órdenes del PP. Y las informaciones sobre Begoña Gómez han convencido al presidente de que la puerta de los ataques a cónyuges, novios y amantes se ha abierto de par en par. El primero en caer ha sido Alberto González Amador. Pero habrá más. ¿Conocen el nombre de la mujer de Alberto Núñez Feijóo? No se preocupen. Pronto lo conocerán. En el PSOE ya están en ello. Mejor dicho, en ella.

2. Sería absurdo ahora recordar que el PSOE controla de una forma mucho más estrecha a sus medios afines que el PP a los suyos, y que además los primeros son más y tienen más presupuesto. Pero lo importante en este caso es que la estrategia que la Moncloa ha escogido para afrontar esta guerra es la de «ni una agresión sin respuesta». Y a la supuesta agresión del caso Koldo, el Gobierno ha respondido con un presunto caso Ayuso del que todavía queda todo por demostrar. Para empezar, que el novio de Ayuso sea culpable de algo. Y luego, que Ayuso haya intervenido en ese algo.

3. Que lo de Sánchez contra Ayuso es personal no lo duda hoy nadie en Madrid. Lo dicen hasta en el PSOE. También está fuera de debate que lo político es una consideración no ya secundaria, sino irrelevante, en la decisión de filtrar a los medios los datos de un ciudadano particular que ha resultado ser el novio de Ayuso. Un delito de revelación de secretos que se castiga, dato interesante, con penas de prisión de dos a cinco años. Más de los que, previsiblemente, le caerían a la pareja de Ayuso si se le condenara por fraude. Hay gente que se arriesga a cambio de muy poco.

4. Que en la Moncloa saben que nada descentra más a la presidenta de la Comunidad de Madrid que los ataques a su familia también es una obviedad. Por eso se colgó una pancarta gigante con la cara de su hermano en la calle Goya de Madrid y por eso la Junta Electoral no vio nada reprochable en el señalamiento público de un ciudadano inocente. Ese es el punto ciego emocional de Ayuso y no hace falta ser un lince para darse cuenta de ello porque ayer hasta le temblaba la voz frente a la prensa. Paradójicamente, uno lleva con más cachaza las acusaciones de corrupto cuando lo es que cuando no lo es.

5. Pero la emocionalidad no es precisamente el talón de Aquiles de un Sánchez que, permítanme la licencia, entregaría con un lazo en la puerta de la perrera municipal a su mascota de infancia rediviva a cambio de media hora más en la Moncloa. Así que Ayuso arrastra dos desventajas respecto a Sánchez: su propia emocionalidad y la falta de emocionalidad del presidente. No son desventajas menores.

6. Ayer en las redacciones madrileñas se discutía muy seriamente sobre las multas de tráfico del novio de Ayuso. Ese es un poco el resumen de la cuestión. El resumen podría ser también este: un periodista de un medio monclovita preguntándole ayer en Leganés a la presidenta si no ve nada reprochable en el hecho de disfrutar de un piso y un coche presuntamente pagados con dinero presuntamente sucio. «¿Y usted, cómo lo lleva?» podría haberle respondido ella.

7. Si Sánchez fuera de derechas y Ayuso de izquierdas hoy hablaríamos de la falta de autocontrol del presidente al pedir la dimisión de Ayuso por los pecados de su novio, como si viviéramos en la Edad Media y ella no fuera una mujer independiente y libre y todo eso que se le supone en 2024 a cualquiera de ellas. También hablaríamos de su narcisismo herido por una rival a la que intenta destruir no ya política, sino personalmente. Pero Ayuso es mujer y de derechas, que es el pretexto de la izquierda para achacar a una mujer los pecados de su marido/novio/amante sin temor al reproche social. Así que en ese punto estamos.

8. El machismo hacia una mujer de derechas es feminismo de la misma forma que la corrupción de la izquierda es la prueba de sus buenas intenciones: cuando les pillaron robando el dinero de los parados andaluces, dijeron que lo hacían por ellos, para evitarles la burocracia. Al socialismo hay que darle las gracias hasta cuando nos roba.

9. Ayer hablaba con un periodista, y sin embargo amigo, sobre el caso Ayuso. «¿Y qué pasa si se ha comprado un Maserati?» decía él. «Si además es un Maserati baratucho. Están jugando la baza del rencor social. La opulencia y tal». Yo le contestaba que, siendo cierto eso, ve tú a afearle a la muchedumbre la decapitación de María Antonieta cuando anda ya subida al carro de las coles y camino de la guillotina. «A ver, señores y señoras, un poco de calma, no seamos populistas, analicemos racionalmente el asunto antes de cortarle el cuello a la condenada». Todavía acabarías tú en la guillotina, codo con codo con la reina. Aquí la verdad es lo de menos, señores.

10. «Yo siempre con María Antonieta y contra el Comité de Salud Pública» me replicó mi amigo. «Además, esto tiene un punto clasista» añadió. «XXX sí era rico. Pero rico de yates y casas en el Trópico». Donde XXX, ya lo habrán adivinado, era cierto alto cargo socialista al que no le fue mal en la vida a la vera de ese partido-cornucopia conocido como PSOE.

11. Ayuso tenía ayer dos opciones. Coger la puerta y largarse de la casa de su novio, presentándose como una mujer traicionada por su pareja y acosada por el presidente (esta, la opción que habría escogido Sánchez, le habría dado dos o tres mayorías más en la Comunidad y quizá incluso la presidencia del Gobierno a medio/largo plazo).

12. O defender a su pareja sabiendo que eso la deja en manos del tribunal de la opinión pública, el monstruo que devora ratas vivas en el último círculo infernal de la cueva de Babylon. Esa rata viva es la prensa sanchista y eligiendo el camino difícil Ayuso queda en cierta manera al pairo de los vientos de esos medios, pero sobre todo de lo que su pareja pueda o no haberle contado.

13. Obviamente, la responsabilidad penal de Ayuso en los presuntos fraudes de su pareja, con los datos que conocemos hoy, es nula. Su responsabilidad política también. Como decía el martes en el diario un redactor ingenioso, existe la responsabilidad in vigilando e in eligiendo, pero no existe la responsabilidad in copulando. Salvo si eres mujer de derechas, claro: ahí se te pega por ósmosis todo lo malo.

14. Pero aquí estamos hablando de algo diferente. Estamos hablando de la destrucción personal del rival. Y lo único que nos falta por dilucidar en estos momentos es quién es Gaza y quién Israel en el relato. Un relato en el que uno puede tener toda la razón histórica y moral, e incluso ganar la batalla militar, y perder sin embargo la de la opinión pública, que es la batalla política.

15. Cuando parecía que ya nada podía encanallar más el día, llegó la política catalana a hacer lo que mejor sabe hacer, que es molestar a los adultos con sus chiquilladas. Y en este caso el más molesto es el presidente del Gobierno. Porque la convocatoria de elecciones anticipadas en Cataluña revienta los planes de Sánchez y podría obligarle a su vez a convocar elecciones generales anticipadas mucho antes de lo previsto.

16. La cosa, hoy, tiene difícil salida para Sánchez. Porque Junts no es Bildu, y si el PSC forma gobierna con ERC o le cede la presidencia de la Generalitat (el equivalente de darle la presidencia del País Vasco al PNV), Carles Puigdemont cortará por lo sano su apoyo al PSOE en el Congreso de los Diputados. Y eso sin contar con el estratosférico cabreo de ERC con Sumar, con Yolanda Díaz y con el Gobierno por no haber conseguido que los comunes dieran su brazo a torcer con los presupuestos regionales, lo que ha obligado a Aragonès a hacer aquello que no quería: convocar elecciones anticipadas.

17. La convocatoria de elecciones en Cataluña equivale a un nuevo reparto de cartas. Un resultado malo en el País Vasco sería tolerable para Sánchez a la vista de que el socialismo no tiene nada que ganar ni que perder allí. Uno bueno en Cataluña puede acabar siendo incluso más contraproducente que uno mediocre o incluso malo. Pero uno pésimo en las europeas podría ser el remate final de una legislatura que nació torcida, que evolucionó hacia la sicalipsis y que ahora parece ya un lodazal.

18. La paradoja de esta legislatura. Al final seremos los opositores a la amnistía los que acabemos dándole las gracias al independentismo catalán por una convocatoria de elecciones anticipadas que quizá, sólo quizá, nos evite a los españoles tres años más de esta asfixiante calima política tóxica que se respira hoy en toda España. Si dentro de diez o veinte años tenemos que escoger un día, uno sólo, como emblema de la era Sánchez, que sea este miércoles 13 de marzo.