Almudena Negro-Vozpópuli
A Podemos se le acumulan los problemas. Iglesias, más que jefe de un partido, es el jefe de un tremendo lodazal
En los años 90, con el PSOE gobernando de forma hegemónica y mientras el Partido Popular se refundaba para ser alternativa de gobierno, Carlos Van Schouwen ponía en jaque el poder omnímodo de Felipe González. Se trataba del ex contable de las empresas Filesa, Malesa y Time Export, tapadera de la financiación ilegal del PSOE. Van Schouwen, despedido por el partido, tenía en su poder recibos, facturas originales y libros contables que demostraban la financiación ilegal de la campaña de 1989, año en que el PSOE pierde, por un escaño, su mayoría absoluta. Al PSOE le salvó que por aquel entonces que no estaba tipificado en nuestro Código Penal la financiación ilegal de partidos. El caso se saldó con ocho condenas de prisión.
Después llegaría el ‘caso Bárcenas’, que permitió, gracias a la modificación legislativa impulsada por el Partido Popular -a buen seguro que pensando en lo acontecido con Filesa-, imputar a la formación política de centro-derecha. “Mariano, sé fuerte”. El ex tesorero popular lo sabía todo y podía hablar. Se consideraba maltratado por la que había sido su casa durante décadas.
Hoy, José Manuel Calvente, despedido y acusado falsamente de acoso laboral y sexual por Marta Flor, la abogada de Dina Bousselham, tiene en su mano acabar con la formación de Pablo Iglesias. La historia se repite. Podemos acaba de ser imputado como formación política, varios de sus líderes tendrán que comparecer con abogado y procurador ante la Justicia, en lo que promete ser una larga instrucción.
También han sido llamados a declarar el arquitecto de las obras de la nueva sede de Podemos, de 658 metros cuadrados de planta en cuatro pisos, comprada a través de la tía de Pablo Iglesias
De fondo, Neurona Comunidad, cuyo administrador único también ha sido imputado. Neurona Consulting, empresa mexicana, ya recibió en su día dinero de Evo Morales por la realización de 169 vídeos cortos. Calvente señala a Juan Carlos Monedero como el intermediario, “obteniendo fondos mediante contratos simulados, que luego servían tanto para su propio beneficio personal —a través de comisiones de intermediación cobradas por Monedero— como para financiar a partidos extranjeros y, posiblemente, también a Podemos, a través de microcréditos».
También han sido llamados a declarar por el juez Escalonilla el arquitecto de las obras de la nueva sede de Podemos, de 658 metros cuadrados de planta en cuatro pisos, comprada a través de la tía de Pablo Iglesias, pese a existir 5 ofertas más económicas, así como a los responsables de las empresas que hicieron la reforma. El coste de la obra ascendió a más de dos millones de euros. Paloma Pérez-Marín Turrión se embolsó 72.600 euros por la operación.
Y Rafa Mayoral, por disponer alegremente de los fondos de la llamada “Caja de resistencia” de Podemos. Se investiga qué hizo con 50.000 euros procedentes de dicho fondo.
El caso Dina
A este caso de nepotismo y presunta financiación irregular vía microcréditos hay que añadirle el de Dina, la joven amante de Iglesias vinculada con el partido de los amigos del Rey de Marruecos. ¿Es Dina, hoy editora de una web financiada por Iglesias que se dedica a insultar a periodistas, miembro de los servicios secretos marroquíes? ¿Qué papel jugó ella en el cambio de criterio de Iglesias, y por tanto de Podemos, en el tema de los saharauis? ¿Hubo ‘convoluto’ de por medio para lograr el cambio de criterio?
A Podemos se le acumulan los problemas. Iglesias más que jefe de un partido, es el jefe de un lodazal. Iglesias debe actuar y aclarar si estaba al tanto de la supuesta caja B de Podemos, que tan nervioso tiene en Twitter a Echenique. Pero también tiene que explicar por qué cambió de criterio con respecto a Marruecos. ¿Acaso a Podemos les dictan la política internacional dictaduras extranjeras? También debe explicar qué le llevó a elegir, de entre todas las ofertas presentadas a Podemos, el edificio que vendía su tía. Y por qué, siendo tan amante de las purgas -que se lo digan a Bescansa o Alegre-, ahí siguen Dina y su ex marido, Ricardo Sá Ferreira.
Curioso también el silencio del PSOE, dedicado estos días a hacer campaña, una vez más, contra Isabel Díaz Ayuso. Ningún ministro ha pedido explicaciones al vicepresidente del Gobierno, que está desaparecido. Pedro Sánchez guarda silencio, refugiado en alguna tumbona playera patrocinada por todos los españoles.
Pablo, sé fuerte y cierra al salir. Antes de que salga a la luz pública lo de Marruecos, Bolivia, Ecuador, Venezuela o Irán.