Ramón Pérez-Maura-El Debate
  • Demostrando que el verdadero grande es el coronel y no Grande-Marlaska, él ha decidido no pedir la ejecución de sentencia porque sus compañeros no tienen ninguna responsabilidad en la persecución que el ministro ha hecho de un héroe. La Justicia ha puesto a cada uno en su sitio.

Este artículo va a ser corto porque no hacen falta muchas palabras para explicar lo que quiero decir.

El coronel Pérez de los Cobos ha demostrado en toda su carrera en la Guardia Civil ser un hombre de honor. Algo que debería ser consustancial con la pertenencia a ese cuerpo. En un caso verdaderamente único en la historia de la Benemérita se le castigó y destituyó por cumplir con su deber. Lo recuerdan, se negó a dar a la directora general la información que tenía la Guardia Civil de Madrid que estaba investigando a un alto cargo socialista. La Guardia Civil actuaba como policía judicial y solo podía entregar esa información al juez.

Después de ser destituido, Pérez de los Cobos acudió a los tribunales y ganó, razón por la que el ministro Grande-Marlaska tuvo que asumir la restitución del coronel al frente de la Comandancia de Madrid. ¿Asumió alguna responsabilidad el ministro del Interior, responsable de la destitución anulada por el juez? Absolutamente ninguna. Está claro que no es que Marlaska se pueda tragar un sapo, es que se puede tragar un buey relleno de pichones. De un bocado.

Como era de esperar, Grande-Marlaska ha dado pruebas de su misérrima catadura moral y ha denegado el ascenso a general de brigada al coronel Pérez de los Cobos. Una vez más, el Tribunal Supremo ha dado la razón a Pérez de los Cobos, suspendiendo el ascenso al generalato de tres coroneles con menos méritos que Pérez de los Cobos y devolviéndoles en las sentencias al empleo de coronel. Y aquí, demostrando que el verdadero grande es el coronel y no Grande-Marlaska, él ha decidido no pedir la ejecución de sentencia porque sus compañeros no tienen ninguna responsabilidad en la persecución que el ministro ha hecho de un héroe. La Justicia ha puesto a cada uno en su sitio.

En cualquier Estado de derecho, Grande-Marlaska habría sido destituido si no hubiera dimitido, como debería haber hecho. Pero con sus tragaderas se mantiene impasible. En cambio, el coronel don Diego Pérez de los Cobos Orihuel ha cumplido de forma ejemplar con el lema de la Guardia Civil: «El honor es mi divisa». Algo que Grande-Marlaska no conoce o por lo que no tiene el más mínimo interés. Por decirlo suavemente.