JUAN RAMÓN LUCAS-La Razón
- Más les valdría a quienes administran la cosa pública ampliar su horizonte de posibilidades y pensar en consensos amplios, en acuerdos políticos entre partidos para afrontar solidariamente lo que viene
El Gobierno pone en marcha una serie de medidas de ahorro energético tan encomiables como aparentemente poco pensadas. Y lo hace al mismo tiempo que busca reforzar la alianza por la izquierda sin Podemos, con ese encuentro de «hasta aquí y desde ahora» entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. En tiempos de crisis e incertidumbre, cuando es evidente que la estrategia de Rusia es asfixiar a Europa ahogando a la economía alemana, y resulta también meridianamente claro que a la crisis económica y de equilibrios geoestratégicos hay que sumar inevitablemente la climática, cabría esperar una respuesta algo más amplia, con más horizonte, que remarcar un acuerdo de supervivencia a corto plazo y poner en marcha un plan que nos exige Europa y hemos pensado poco. Parece como si las decisiones de Gobierno se hurtaran a sí mismas la complejidad de la situación presente, y más aún la futura, tirando de una política de salir del paso y asegurarse el poder.
Porque, a ver, está muy bien restringir la iluminación de las ciudades –que sí, que estarán más tristes, pero hay tristezas peores y oscuridades más dolorosas, como las de quienes no tienen ni para pagar la luz– y es encomiable sugerir que en invierno y en verano se limiten a cifras razonables las temperaturas interiores, pero, ¿alguien ha pensado que no es lo mismo el clima en Sevilla que en Teruel, que los 25 grados en la meseta seca o en la húmeda atmósfera mediterránea tienen consecuencias y exigen esfuerzos energéticos distintos? Pues aparentemente no, porque el plan se olvida de esas peculiaridades. Como lo hace de la carga que ya soportan los empresarios o comerciantes a quienes ahora se va a exigir que automaticen las puertas de entrada como antes se les pidió que remodelaran interiores contra la Covid, volviendo a gastarse un dinero que no tienen. Les vamos a ayudar, dice el Gobierno. Igualito que a los afectados por los desastres naturales o la propia covid o los que habrían de recibir el ingreso mínimo vital. Más a la cola de agraviados del sanchismo.