El Comité Nacional del PSE, el máximo órgano entre congresos del partido, respaldó anoche el planteamiento negociador con el PNV sobre los pactos poseelectorales que le elevó el secretario general del partido y lehendakari, Patxi López, en nombre de la ejecutiva.
Esta última se reunió inmediatamente antes del comité, que la facultó para proseguir los contactos dentro del marco fijado anoche, que ya había sido avanzado por portavoces del partido y por el propio lehendakari el pasado martes. El mensaje al PNV parece definitivo y la comisión socialista que se reúne hoy con dirigentes del PNV así se lo va a trasladar.
López concretó la propuesta de pactos enmarcada en su análisis de los resultados del 22-M, y lo hizo en muy pocas palabras: habrán de ser «globales, y antes del 11 de junio», fecha en que se constituyen los Ayuntamientos, o no se cerrarán. Es decir, que si el PNV no mete en el mismo paquete la votación de alcaldes y la del diputado general de Guipúzcoa no podrá buscar luego el apoyo aislado del PSE en este último caso a la reelección de Markel Olano.
El líder socialista se procuró anoche el apoyo mayoritario del partido en esa determinación, lo que le blinda frente a eventuales presiones del PNV por la vía de la dirección nacional del PSOE o del Gobierno de Zapatero. Si el PNV se plantea actuar mediando «excursiones a Madrid», se va a encontrar con «sorpresas», recalcó López en su intervención. El PSE busca así remover la negativa peneuvista a apoyar a sus candidatos a alcaldes en Guipúzcoa, especialmente en San Sebastián.
A su juicio, el PNV tiene «una especial responsabilidad» en esta ocasión: «Debe decidir si opta por el progreso del país o opta por la acumulación de fuerzas nacionalistas para crear, de nuevo, crispación y división entre los vascos, renunciando a la modernización de Euskadi». López exigió al partido de Iñigo Urkullu que aborde esa alternativa «con claridad», ya que entiende que los pactos en Diputaciones y Ayuntamientos no deciden esta vez únicamente la estabilidad y el gobierno de los mismos, sino que definirán, sobre todo, «un modelo de país, un modelo de modernidad». Por eso la ocasión requiere «una decisión global». «No vale hacer malabarismos con cromos marcados de pueblo en pueblo», advirtió.
El lehendakari atribuyó al PNV la intención, añadida a sus aspiraciones, de provocar inestabilidad en el Ejecutivo -«dice que no pide adelanto electoral, pero pide mi dimisión», resaltó- y rechazó en redondo cualquier cuestionamiento del mismo. «Lo voy a dejar bien claro: ni lo uno ni lo otro. Vamos a seguir gobernando hasta el final para que, a su término, podamos conseguir que esta legislatura sea recordada como la legislatura que puso fin al terrorismo, y puso fin a la crisis», dijo, tras señalar, sin mencionar al PP, que las razones que alumbraron su Gobierno y los apoyos en que sustenta siguen siendo «los mismos que hace 15 días».
López censó los daños del 22-M: un total de 64.297 votos menos, pérdida de poder institucional y de alcaldías importantes, enumeró, para señalarse él mismo como «el principal responsable» El desastre se explica por la crisis económica, «pero no solo por la crisis», sostuvo, aunque no detalló qué otras razones han podido pesar en la especificidad del hundimiento en Euskadi, mayor aún en términos porcentuales, en contra lo esperado, que el registrado en el conjunto de España. El PSE «ha tomado nota del mensaje» y se aprestará a ofrecer un proyecto renovado basado en la recuperación de la versión clásica de la socialdemocracia y en fijar «cauces de comunicación» con los «indignados» en sentido amplio.
El secretario general socialista se reafirmó en la perspectiva de «cerrar el ciclo terrorista» y de la necesidad del PSE para liderar la convivencia, frente a la insistencia del PNV en mantener políticas «frentistas».
Junto a ello, rechazó cualquier posibilidad de pactos con Bildu, después de que el martes dirigentes guipuzcoanos abrieran la puerta a alcanzarlos de modo puntual, tras reunirse con la coalición. «Hemos venido diciendo durante toda la campaña que el partido socialista no va a pactar con Bildu y lo decíamos por razones profundas de democracia y progreso», recondujo las dudas creadas la víspera. A la coalición abertzale le queda mucho recorrido por hacer y un requisito inexcusable que cumplir, añadió: «Les queda pedir de forma pública y clara la desaparición de ETA».
Ya en clave interna, instó a su partido a actuar: «Urge sobreponerse al 22-M», sostuvo, junto a la necesidad de «renovar y reforzar liderazgos». Consciente del efecto de esta segunda propuesta, pidió que no se le malinterpretara, pero habló de «poner a los mejores» en cada lugar. Es una sugerencia de que tal vez ahora no sea así. No explicó más, salvo reiterar que solo hay un partido, «un gran partido que acaba de sufrir un bache», precisó, aunque tenga tres organizaciones territoriales.
Voces críticas sobre el pacto con el PP
Pese al respaldo al planteamiento de Patxi López respecto de los pactos, el análisis realizado en el Comité Nacional de las razones del batacazo electoral registró lecturas diversas. El secretario general del PSE cargó de entrada con la responsabilidad «principal», pero obvió cualquier autocrítica, más allá de la muy genérica de los errores cometidos por la socialdemocracia.
Prueba de la existencia de distintas visiones fueron las intervenciones de miembros de la ejecutiva, que no suelen tomar la palabra en este tipo de reuniones, ya que se considera que el informe del secretario general la representa en su integridad. Entre las 30 intervenciones a puerta cerrada, expuso su análisis personal el presidente del partido, Jesús Eguiguren, quien se mostró muy crítico en materia de pacificación, en línea con las posiciones que manifiesta también en público. Rodolfo Ares le opuso argumentos conocidos: si la situación es tan esperanzadora es por las políticas aplicadas hasta ahora y no caben prisas, ni angustias, sino prudencia y sosiego, en esta fase final de ETA.
Dos voces reclamaron demostraciones de mayor autonomía el Gobierno con respecto a su socio preferente, el PP: el alcalde de San Sebastián en funciones, Odón Elorza, quien también ha expresado en público esa opinión, y la consejera de Empleo, Gemma Zabaleta, esta última con mayor significado al tratarse de un miembro del Gobierno. Zabaleta pidió una reflexión crítica y el relanzamiento del perfil ideológico del partido.
Ambos salvaron, no obstante, según asistentes a la reunión, la bondad y la necesidad del pacto con los populares y la imposibilidad de reemplazarlo por otro con el PNV.
Elorza ve una gran oportunidad en la conferencia política que el Comité Nacional respaldó celebrar en otoño, tras la del PSOE. Otra de las intervenciones críticas cuestionó la gestión que se ha realizado en Guipúzcoa de la retirada de Elorza. Aun entendiendo que se trataba con ella de comprometer al PNV y achicarle el margen argumental para negar el apoyo al PSE en el Ayuntamiento de San Ssbastián, quedó en pie la crítica a la «gestión de los tiempos».
EL PAÍS, 2/6/2011