Patxi López prosiguió ayer en Madrid en su estrategia de presión a la izquierda abertzale para que ahonde en su desmarque de ETA. A medida que pasan los días y los plazos se agotan, se acrecienta la expectación por cómo intentará la antigua Batasuna volver a las instituciones.
Patxi López prosiguió ayer en Madrid en su estrategia de presión a la izquierda abertzale para que ahonde en su desmarque de ETA. A menos de cuatro meses para las próximas elecciones forales y municipales y con la duda de si los radicales podrán regresar a las urnas, el lehendakari quiso subrayar durante una conferencia en la sede de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas que «la culpa» de que no puedan presentarse a los comicios no es de «la Justicia española», sino «de la propia existencia» de la banda terrorista.
A medida que pasan los días, se acrecienta la expectación por cómo intentará la antigua Batasuna volver a las instituciones. Los plazos se agotan. Al parecer, la izquierda abertzale planearía presentar los estatutos de su nuevo partido y hacer público su nombre para mediados de febrero, como muy tarde. A partir de ese momento, el Ministerio del Interior iniciaría las investigaciones para aclarar quiénes son sus promotores y quiénes irían en sus listas. Sobre esta cuestión también hay muchas incógnitas, ante la posibilidad de que pueda concurrir coaligado con Eusko Alkartasuna.
Si hubiese denuncia de la Fiscalía o de la Abogacía del Estado -ambas actúan a instancias del Gobierno-, la última palabra la tendrían el Tribunal Supremo y el Constitucional. Eso, en el ámbito legal. Porque, según López, la decisión final no está en manos de la Justicia, sino de ETA. Algo de lo que es consciente la izquierda abertzale, señaló el lehendakari. «Sabe que para hacer política solo hay un camino», añadió el líder del PSE, quien vino a decir que el convencimiento que tiene la propia Batasuna de que su relación con la organización armada le supone un lastre es lo que les está obligando «a moverse».
Tanto el Gobierno vasco como el central tienen la certeza de que si los radicales están apostando por las vías políticas es por la presión de las fuerzas de seguridad, la justicia y la aplicación de la Ley de Partidos. Aunque reconocen pasos en la buena dirección, los dos ejecutivos coinciden en que no se puede bajar la guardia. «Que pasen ya de las entrevistas a los hechos y que corten amarras, de una vez por todas, con el terror y que trabajen para su desaparición», sostuvo ayer López durante su conferencia.
El lehendakari fue presentado por el presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Marcelino Oreja. Al acto asistieron, entre otros, el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui; el presidente del Senado, Javier Rojo; varios diputados y senadores del PSOE; el exdirigente de AP Miguel Herrero de Miñón y el expresidente del Banco Bilbao Vizcaya, José Ángel Sánchez Asiaín, los dos últimos, miembros de la academia.
«Caricatura»
Ante ellos, López se mostró convencido de que ETA está «más debilitada que nunca», que sabe que «no va a conseguir ni uno solo de sus objetivos mediante de la violencia y que está empezando a interiorizar que su final es inevitable». El lehendakari insistió en otros dos de los principales ejes de su discurso antiterrorista: hay que mantener la unidad democrática y «son ellos los que tienen que cambiar, no nosotros».
Fueron las únicas referencias a ETA en un discurso más centrado en avalar su gestión o en hablar de «la nueva modernidad». De hecho, en una extensa alocución de 28 folios, el terrorismo apenas ocupó uno. El lehendakari dedicó el resto del tiempo a, por ejemplo, defender el Estado de Bienestar de los ataques «de diferentes sectores conservadores». Unos grupos que «han construido una caricatura» al asegurar que «no es más que un despilfarro para que se aprovechen algunos». «Y esa es la mayor mentira orquestada a la que nos debemos oponer con todas nuestras fuerzas», manifestó.
En una intervención con contenidos de claro sesgo socialdemócrata, López negó que el Estado de Bienestar haya «fracasado». «Lo que ha terminado en estrepitoso fracaso han sido las políticas neoconservadoras», afirmó el lehendakari.
El líder del PSE suele intentar mantener el perfil izquierdista en sus discursos, algo complicado debido a su pacto con el PP. Ayer ahondó en él: «lo que pasa -dijo- es que en este injusto mundo, el que ha pagado la factura de los especuladores, bonos basura, Leman Brothers y compañía ha sido el viejo Estado de Bienestar con los recursos de todos los ciudadanos».
EL CORREO, 27/1/2011