EL CORREO, 25/8/11
Celebra la «normalidad» con la que se desarrollan las fiestas, «sin que penda por primera vez sobre ellas la amenaza terrorista»
El lehendakari se asoma al día después del final de ETA. En una comparecencia pública en el ecuador de la Aste Nagusia de Bilbao, Patxi López destacó «la normalidad y tranquilidad» con la que se están desarrollando las fiestas en el conjunto del País Vasco. Con este indicador, que puede ser una auténtica obviedad en otras comunidades autónomas, el jefe del Gobierno vasco señaló un hecho inédito. «Por primera vez», la campaña festiva del verano se celebra «sin que penda sobre ella la amenaza terrorista», en alusión a la tregua «permanente» decretada el pasado mes de enero, y sin que se hayan producido actos de violencia callejera ni tensiones de relevancia. Toda una novedad que López no pasó por alto en su diagnóstico. En un mensaje de esperanza, vino a decir que los vascos han subido ya el primer peldaño en la escalera que conduce a la paz. «Empezamos a vislumbrar cómo puede ser la convivencia en Euskadi», declaró.
Patxi López ha dibujado su escenario post-ETA en el tramo final de las fiestas vascas, convulsionadas durante demasiado tiempo por la kale borroka, como ocurrió en 2010 -la actividad de los radicales se disparó en agosto de ese año tras la quema de más de 20 contenedores en Zarautz-. Al igual que su consejero de Interior, Rodolfo Ares, el lehendakari atribuyó ayer la ausencia de incidentes a la presión llevada a cabo por la democracia contra los violentos y quienes les ofrecen cobertura. Sólo señaló algunos «puntos negros». «La falta de reconocimiento y respeto» a las víctimas de ETA manifestadas por el diputado general de Gipuzkoa y miembro de Bildu, Martin Garitano; y, aunque «más atenuado que nunca», el uso que «los de siempre» han intentado dar al espacio público para hacer «proselitismo de la violencia». Lo dijo en referencia a las expresiones de apoyo a los presos vividas en algunas fiestas. No porque las imágenes pidieran el acercamiento, una reivindicación que incluso se ha debatido en el Congreso, sino porque algunas de las fotos mostraban a reclusos condenados por asesinato.
En esencia, esta es la base argumental del plan de convivencia que pretende presentar el jefe del Ejecutivo en el debate general, convocado el 29 de septiembre en el Parlamento vasco. El lehendakari parte de la teoría de que la situación de extrema debilidad de ETA, a la que considera ya «derrotada», y los pasos dados por la izquierda abertzale para insertarse en el juego político son producto de la firmeza democrática y del Estado de Derecho. Y no al revés.
El vaticinio de Eguiguren
La tesis de que los vascos perciben ya la pacificación de Euskadi confirmaría el vaticinio lanzado con anterioridad por el propio presidente del PSE. Para Jesús Eguiguren, la paz llegó el día en que Sortu presentó unos estatutos que rechazan «la violencia» de ETA. «Esto es irreversible. Ya no hay marcha atrás», dijo Eguiguren a comienzos de febrero.
Sin embargo, la teoría del lehendakari choca frontalmente con el análisis que hace la izquierda abertzale, que reivindica «el esfuerzo» de su militancia en la consecución de este «verano tranquilo, pese a las agresiones y provocaciones de las diferentes policías y de sus responsables políticos», según ha argumentado la antigua Batasuna en varias ocasiones. Pero a pesar de las profundas discrepancias, unos y otros comparten una idea común: ETA enfila su recta final. López argumenta que la democracia ha vencido al terrorismo. Recientemente, el dirigente abertzale Txelui Moreno dio por «acabado o casi acabado el ciclo de la lucha armada», después de dos años sin atentados mortales en el conjunto de España.
Para afrontar este reto, el lehendakari subrayó que «el final de ETA no es cuestión de regateos». «Debe desaparecer sin condiciones», apuntó en referencia a la posibilidad de que la antigua Batasuna vincule la disolución de la banda a la legalización de Sortu y al fin de la dispersión. Desaparecido el terrorismo, López indicó que el siguiente paso será «hablar para comenzar a construir la convivencia». En el difícil camino de la reconciliación, abogó por «poner todos de nuestra parte» para tejer la concordia, «desterrando intolerancias y odios». Siempre, sobre la memoria de las víctimas: «Hemos tenido en este país demasiados Breivik (autor de los recientes atentados de Noruega)».
En este cruce de diagnósticos con la izquierda abertzale -que denuncia «el inmovilismo» del resto de los partidos, especialmente de socialistas y populares-, el lehendakari emplazó a todas las formaciones a reflexionar sobre «cómo contribuir a cerrar el ciclo de la violencia». Hasta que llegue ese debate, que presumiblemente se escenificará en la sesión parlamentaria de septiembre, defendió la necesidad de «mantener las exigencias democráticas» a ETA y el entorno más reticente a aceptar el juego político. «Nunca van a conseguir absolutamente nada» con el terrorismo, advirtió.
López insistió en exigir a Bildu un mayor compromiso en la búsqueda de la paz, un gesto de valentía para asumir «el clamor» de la sociedad y exigir de forma clara la desaparición de la banda. Mientras, instó a disfrutar de las fiestas: «Todos podemos felicitarnos de su normalidad y tranquilidad».
EL CORREO, 25/8/11