EL PAÍS, 8/10/11
«Euskadi no se puede permitir que nadie haga nada», avisa el ‘lehendakari’
El lehendakari, Patxi López, dejó claro ayer que no está dispuesto a cejar en su empeño de «sentarse» con las tres Diputaciones para definir «las políticas que necesita el país». Pese a las críticas de intromisión recibidas desde Álava y, especialmente, Bizkaia, y consciente de que la compleja situación económica obliga a la colaboración entre las principales instituciones vascas, el líder del Ejecutivo recalcó la necesidad de «trabajar entre todos» para evitar solapamientos y deficiencias. «Nadie entendería que en un momento como el actual no hagamos nada. Euskadi no se lo puede permitir», consideró.
Arropado en Vitoria por el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, el lehendakari quiso reivindicar su liderazgo institucional en Euskadi al insistir en la necesidad de una reforma fiscal. Lejos de renunciar a una iniciativa que es competencia de las Diputaciones y ante la que cada partido tiene una posición diferente, López reivindicó el papel de su Gobierno como «armonizador y coordinador» de la política fiscal, según se recoge en el Estatuto. Quiso responder así al diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, quien el miércoles anunció su pretensión de trabajar solo con las instituciones forales en esta materia.
Aunque siempre ha mantenido las formas al abordar la necesidad de un debate sobre la política tributaria, el lehendakari añadió ayer un plus de contundencia a su discurso. «¿Qué es el Gobierno vasco en el Órgano de Coordinación Tributaria (OCT)entonces? ¿Un okupa? ¿O tiene en realidad la responsabilidad que pretende ejercer?», cuestionó, antes de preguntar a los responsables del PNV si lo que les molesta es que la iniciativa la haya tomado una institución que ya no lideran. «El Ejecutivo ya impulsó una reforma fiscal en 1998 y nadie dijo nada», recordó.
López lamentó también las críticas recibidas desde las Diputaciones tras darse a conocer el informe del Gobierno vasco sobre las duplicidades administrativas, según el cual se elevan a 403 los millones de euros que cada año se malgastan en Euskadi debido a la repetición de servicios públicos. En este sentido, defendió también la necesidad de un entendimiento interinstitucional, ya que «nadie puede entender que cuando se detectan solapamientos, se guarde el informe en un cajón sin hacer nada, en vez de trabajar en equipo para resolverlos». Por este motivo, se mostró convencido de que el Ejecutivo y las instituciones forales acabarán «sentados en la misma mesa».
El lehendakari auguró que la distante postura de las Diputaciones sufrirá una variación similar a la que, en su opinión, se ha dado en materia fiscal. Un cambio de parecer que, según relató, «comenzó con un rechazo a la posibilidad de reformar los impuestos» y ha derivado, al cabo de unos meses, en que «resulta conveniente introducir cambios en la fiscalidad». «Con este asunto va a pasar algo parecido, porque es de sentido común», vaticinó.
EL PAÍS, 8/10/11