EL CORREO 02/01/13
Cree que el PNV ahora sí está dispuesto a debatir sobre la Ley de Territorios Históricos Vuelve a situar la puesta en marcha de la Ley Municipal como un objetivo prioritario Insiste en que cualquier cambio en el texto de Gernika debe respetar «la legalidad» y apuesta por una defensa «férrea del autogobierno»
BILBAO. A poco más de un mes para que el PSE celebre su próximo congreso, destinado en teoría a renovar todas las estructuras y el mensaje del partido, Patxi López tiene claro que entre sus prioridades no se encuentra abrir el debate de una reforma estatutaria, a la que en todo caso no se niega porque «no hay textos sagrados». Pero, a su juicio, la «defensa férrea» del autogobierno que los socialistas vascos quieren hacer y la necesidad de racionalizar de manera efectiva el entramado institucional para sostener los servicios públicos en época de crisis hacen imprescindible otras modificaciones previas: en especial dos, la de la Ley de Territorios Históricos y la puesta en marcha de la Ley Municipal.
En medio de la tormenta generada por la aventura soberanista lanzada por Artur Mas en Cataluña, y con el proyecto de nuevo estatus político para Euskadi que plantea el PNV para 2015, los socialistas quieren que el centro del debate se mueva en otra dirección. Hacia dentro. Frente a las propuestas de los nacionalistas para discutir el encaje del País Vasco con el resto de España, la cúpula del PSE quiere que se aborde la construcción interna de Euskadi, cómo se relacionan los tres territorios entre sí, con el Gobierno vasco y con los ayuntamientos.
El argumento es conocido. Durante su estancia en Ajuria Enea, López insistió en reiteradas ocasiones en la necesidad de modernizar una estructura que, a su juicio, se ha demostrado obsoleta e incapaz de afrontar los retos que plantea la crisis económica. Su Gobierno elaboró un informe sobre duplicidades e ineficiencias en la Administración y se puso en marcha un debate parlamentario por el que pasaron numerosos expertos. Pero con un resultado bastante limitado. El adelanto electoral y, sobre todo, la brutal división existente entre los principales partidos a la hora de abordar esta cuestión dejó todo en papel mojado.
Sin embargo, parece que Patxi López mantiene la esperanza. El pasado lunes, durante la presentación de la ponencia política que el PSE debatirá el 9 y 10 de febrero en su VII congreso, insistió en que ese escenario no tiene por qué repetirse. Incluso atisbó algún cambio en los últimos discursos ofrecidos por los dirigentes del PNV y el propio Iñigo Urkullu, que, según el líder de los socialistas vascos, habrían dejado la puerta abierta a la reforma de la LTH, la ley que regula el reparto de poder entre el Ejecutivo y las diputaciones.
Todo lo referido a esta normativa levanta numerosas suspicacias dentro del PNV. Buena parte de los motivos que provocaron la escisión de la que surgió Eusko Alkartasuna se debieron a la diferente interpretación sobre la LTH que hacían ambas partes. Además, la cúpula jeltzale siempre ha considerado que la pretensión de modificar esta ley solo oculta el intento del PSE por arrebatar poder a las diputaciones.
Sin embargo, López situó esta reforma entre los tres principales ejes sobre los que tiene que pivotar la futura reforma institucional vasca. Los otros dos deben ser la unificación de las empresas públicas «por áreas funcionales para evitar derroches y duplicidades» y la puesta en marcha de la Ley Municipal. Este último se trata de un objetivo ambicioso que su Gobierno intentó poner en marcha durante la pasada legislatura con escaso éxito tras varios recursos del PNV y el rechazo del PP. El proyecto murió en el Parlamento.
«Capital especulativo»
A pesar de todo ello y de las evidentes complicaciones, López cree que hay margen para el acuerdo, y por ello anunció que su grupo pedirá la creación de una ponencia parlamentaria que discuta sobre estas cuestiones. También solicitó una reforma de los servicios públicos y otra fiscal.
La importancia que da a una posible modificación del Estatuto de Gernika se comprobó en un hecho. Su intervención ante la prensa ocupaba 13 folios en los que no había ninguna mención concreta a esta cuestión. Solo a preguntas de los periodistas volvió a plantear sus ya conocidas exigencias: «claridad», saber «para qué» se reforma y respeto a la «legalidad» y a los procedimientos constitucionales.
López también miró a Europa –donde reclamó «un Parlamento realmente europeo»– y lanzó un mensaje nítidamente de izquierdas al exigir un modelo de Estado que entienda la economía «como un bien público» y que regule «de forma eficaz la actividad del capital financiero para que no sea, como en la actualidad, un capital especulativo».
EL CORREO 02/01/13