El lehendakari, Patxi López, acusó ayer al portavoz de UPyD, Gorka Maneiro, de abordar desde la «frivolidad» sus peticiones de reforma de la Ley de Territorios Históricos y de arremeter contra ella como si solo fuera «un fetiche nacionalista» cuando es «una pieza básica de la arquitectura institucional» del país.
UPyD tiene esta cuestión como bandera programática y ha llevado ya varias iniciativas al Parlamento. A tenor del tono de López en la respuesta de ayer, la cuestión empieza a incomodar al Ejecutivo. El lehendakari recalcó que no acometerá una reforma de esa ley sin el amplio consenso político que considera imprescindible y prudente. «Es más», subrayó, «sería una irresponsabilidad» hacerlo de otro modo, que comparó con lo que coloquialmente se conoce como «empezar la casa por el tejado».
El parlamentario de UPyD había reclamado una reforma «en profundidad» imprescindible a su juicio para «modernizar» el país y que se garantice «la igualdad de los ciudadanos en los tres territorios. Maneiro defendió que una comunidad autónoma de apenas dos millones de habitantes «no puede tener tres haciendas forales al margen y fuera del control del Parlamento», lo que tachó de «realidad irracional que debe ser modificada».
El lehendakari desechó que lo prioritario sea reformar esa norma, pese a que también el PSE-EE ha considerado en el pasado necesario hacerlo aunque no lo trasladó a programa electoral de 2009. «Cambiar la LTH no es la piedra filosofal», respondió al parlamentario de UPyD, a quien acusó de preocuparse «poco» por la eficiencia o ineficiencia del sistema y de centrarse solo en «arremeter» contra la norma «Lo importante es ver cómo mantenemos nuestros servicios evitando el derroche de recursos públicos», dijo. López puso el acento, por contra, en la importancia de culminar primero el estudio que está realizando el Ejecutivo por mandato de la Cámara y que anunció que estará listo en septiembre. Será un auténtico «mapa» o «radiografía» de las infraestructuras y servicios del país, que permitirá hacer un diagnóstico exacto de la situación. Será la base para detectar las duplicidades, solapamientos o conflictos entre instituciones. Y sobre ella se estudiarán las medidas pertinentes y posibles. López admitió que una vez constituidas las nuevas diputaciones la cuestión será motivo de diálogo con ellas. La distribución de poder que quede tras los pactos será determinante para el modo de abordar el tema ya que todo puede influir en función del color político de cada una de ellas.
El lehendakari mantuvo un segundo cara a cara con la parlamentaria del PNV Amaia Arregi, que cuestionó la idoneidad de que la Dirección de Víctimas de violencia de género se ocupe del acoso laboral. López explicó que se ocupa solo «del acompañamiento y la atención emocional a las víctimas», un flanco hasta ahora desguarnecido. Y emplazo a Arregi: «Diga si la parece bien o mal que se haga, no ha dicho ni una palabra, antes no se hacía y ahora sí», zanjó López.
EL PAÍS, 28/5/2011