DIARIO VASCO, 3/2/12
Las reuniones en La Moncloa del presidente del Gobierno con el lehendakari y el líder del PNV han servido para eliminar los recelos del PP ante el nuevo escenario sin violencia de ETA y blindar la gestión de la paz en Euskadi desde el consenso entre los grandes partidos. Rajoy se muestra satisfecho porque entiende que tanto Patxi López como Iñigo Urkullu asumen la necesidad del Gobierno de abordar el final de la violencia y la política penitenciaria desde la discreción y sin presionar al Ejecutivo a que dé pasos inmediatos, como le reclama la izquierda aber-tzale. Pero, al mismo tiempo, el presidente ha convencido a sus interlocutores de que, con sus tiempos, su actitud es «receptiva» a la hora de avanzar en la consolidación de la paz.
Otra virtualidad de los encuentros en Madrid, a los que la semana que viene se sumará el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, es que los grandes partidos, desde los populares hasta el mundo de Batasuna, comparten la convicción de que efectivamente el final del terrorismo es irreversible. Y, en este sentido, lo más destacado esta semana ha sido la modulación del ministro del Interior en sus palabras sobre el futuro de los presos, además de la disposición del PP vasco a que la izquierda abertzale participe en el futuro en la construcción de la convivencia.
Asimismo, la ratificación por parte de los verificadores internacionales de que el cese de ETA no tiene marcha atrás ha servido para aclarar un panorama algo enrarecido tras las detenciones de tres presuntos etarras en Francia y las palabras del ministro Fernández Díaz sobre la hipotética reorganización de la banda armada. Todos estos ingredientes permiten sentar las bases para una gestión conjunta del nuevo escenario entre los partidos, con el objetivo de que avance hacia otro estadio el camino abierto el 20 de octubre con el cese definitivo de la violencia por parte de ETA.
«Dejar hacer»
El PSE-EE y el Gobierno Vasco valoran el encuentro del pasado viernes en La Moncloa. Los socialistas observan predisposición en Rajoy para abordar con cierta flexibilidad la política penitenciaria. El lehendakari había elevado la exigencia sobre el presidente en los últimos meses para que moviera ficha con los presos. No obstante, el cara a cara de López con el mandatario popular ha tranquilizado al Ejecutivo de Vitoria y al PSE-EE, que ahora «dejarán hacer» al Gobierno español, sin presionarle. Los socialistas son conscientes de que Rajoy, centrado ahora en la crisis económica, necesita sus ritmos en la cuestión vasca, según fuentes consultadas del PSE-EE.
El presidente del EBB, Iñigo Urkullu, salió, al igual que el lehendakari, medianamente satisfecho y optimista de su encuentro con Rajoy al comprobar su voluntad de aprovechar una oportunidad para la paz que jamás se ha presentado así de contundente. Pero el PNV sabe también de las ataduras, por su propio discurso y por la política de oposición que ejerció en el pasado frente a José Luis Rodríguez Zapatero, que tiene el jefe del Gobierno. Por eso, desde el PNV abogan por tejer un consenso político lo bastante sólido como para que Rajoy se sienta «con margen de maniobra» suficiente para actuar, a pesar de las presiones que pueda recibir por parte de algunos sectores reacios a mover ficha alguna en materia penitenciaria, la primera que se ha puesto sobre la mesa del Ejecutivo central.
Este consenso al que apelan todos ellos no implica, a juicio del PNV, la necesidad de un liderazgo o protagonismo por parte de ninguna fuerza política, sino un trabajo «prudente y discreto» que permita, especialmente al Gobierno, contar con más libertad de movimientos para dar pasos que afiancen ese final del terrorismo del que todos se muestran convencidos.
Es una opinión compartida también que se trata de un asunto que debe abordarse sin ruido político. «Hay que sacarlo del debate», reclaman concretamente los jeltzales, quienes recuerdan que de consolidar este entendimiento, por lo menos un mínimo común denominador, no solo Rajoy contaría con el mayor respaldo institucional recibido nunca por un presidente del Ejecutivo para actuar en esta materia, sino que cualquier gesto hacia una política más aperturista contaría también con el respaldo de una izquierda abertzale, que ya ha empezado a notar y a saludar el cambio de melodía en el discurso del PP.
Las reuniones mantenidas estos últimos días en La Moncloa, que se cerrarán con Basagoiti, han servido para clarificar la adhesión del Gobierno a esta postura conjunta que en Euskadi los tres partidos venían fraguando, y sobre la que sus líderes compartieron también impresiones el pasado miércoles durante el apagado del pebetero de la Ertzaintza, en Arkaute. El objetivo, no obstante -indican desde el PNV-, no es sellar «por escrito» ningún acuerdo, sino comprobar que existe ese clima de confianza y disposición a trabajar en común, sin descartar la participación de una izquierda abertzale a la que tanto jeltzales como populares y socialistas siguen exigiendo más contundencia y claridad a la hora de reconocer el daño causado a las víctimas y a la sociedad, y para que acepte las reglas del juego democrático.
Verificadores
Otro aspecto que ha contribuido a aclarar el panorama fue el informe de la semana pasada de los verificadores. La Comisión Internacional constató que el cese de ETA no tiene vuelta atrás, algo que allana el camino para volver a abordar cuestiones que reclama la izquierda abertzale como el desarme de las estructuras etarras o los presos. Las dudas sembradas entonces por el ministro del Interior quedaron disipadas en cierta forma. Y estos días ha sido el propio ministro quien ha matizado su pronunciamiento.
Una de las evidencias de que la gestión de la paz parece encauzada es además el gesto inédito de la izquierda abertzale, que hace unos días reconoció «cambios en el discurso» del titular del Interior, que ya no vincula la política penitenciaria a la disolución de ETA, sino que abre la vía a reinserciones individualizadas si los encarcelados piden perdón.
En medios internos de la izquierda abertzale también se asume que la solución puede pasar por una vía intermedia en la que los presos tramitan la petición de beneficios penitenciarios de forma individual, aunque el colectivo los reivindique de forma conjunta, como han hecho históricamente los reclusos etarras.
Una de las incógnitas es si será suficiente para los jueces penitenciarios la posibilidad, apuntada en una entrevista en este periódico por el dirigente de la izquierda abertzale Rufi Etxeberria, de que los presos de ETA acaben suscribiendo individualmente un reconocimiento del dolor causado a las víctimas en línea con lo recogido en el Acuerdo de Gernika.
DIARIO VASCO, 3/2/12