José Antonio Zarzalejos-El Confidencial
- Ni «sudores fríos» ni «temblores de piernas», porque Feijóo tiene argumentos de sobra para poner en duda la política energética de un presidente que aborda este tema con demagogia
El debate energético de hoy en el Senado —minimalista por su formato— ha venido precedido por afirmaciones adolescentes e inapropiadas de ministros para calentar irresponsablemente el ambiente. “A Núñez Feijóo le produce sudores fríos el cara a cara con Sánchez”, ha afirmado, ufano, un ministro, y «le tiemblan las piernas», ha sostenido, igualmente ufana, otra ministra. Si es con ese nivel de responsabilidad política como se afronta un contraste de criterios sobre un asunto estratégico entre el Gobierno y la oposición, en un momento crítico, resulta explicable que la opinión pública considere que la ‘clase dirigente’ constituye uno de los principales problemas de España. En todo caso, esa somatización que detectan los ministros en el líder del PP sería la que padece el Gobierno en un tema tan crucial de su gestión como el energético.
Para Núñez Feijóo, el debate de hoy no tiene por qué ser especialmente difícil, porque la gestión energética del Gobierno, conectada con decisiones internacionales ajenas a ese ámbito, arroja más sombras que luces. Tampoco la actitud parlamentaria del PP podría calificarse de ‘negacionista’ u obstruccionista en la convalidación de los decretos-leyes gubernamentales. Desde abril, con el inicio de la presidencia de Núñez Feijóo, los conservadores han facilitado la aprobación de nueve de los 11 que se han sometido a trámite en el Congreso. Otro argumento para el debate de hoy. A lo que se añadirían los siguientes:
1) El tope al precio del gas no ha sido un fracaso, pero tampoco un éxito. Con el decreto-ley de 13 de mayo, que lo aprobó por 12 meses —medida, pues, temporal— según autorización de Bruselas, no se han cumplido las iniciales expectativas: como reconoció en Davos la vicepresidenta Ribera, la reducción de la factura no sería del 30% sino del 15%. Por lo demás, se está generando una deuda que pagará el mercado (o sea, los consumidores).
2) La práctica ruptura de relaciones con Argelia a cuenta del volantazo de Sánchez respecto del Sáhara Occidental ha afectado de lleno al suministro de gas desde aquel país y congelado nuestros intercambios comerciales. Francia e Italia, así como Túnez, se han acercado a Argel para aprovechar el hueco español. Hemos pasado de importar el 43% del gas argelino que consumíamos y almacenábamos al 22%.
3) Paradójicamente, y como consecuencia de lo anterior, España se ha hecho dependiente del gas estadounidense. Hemos pasado de importar el 4% al 23%, con un trasporte caro a través de buques metaneros que depositan el gas licuado en las plantas de regasificación en las que España es líder europeo. USA es nuestro principal suministrador.
4) Compramos más gas a Rusia que antes de la invasión a Ucrania. Es el segundo suministrador por detrás de Estados Unidos y por delante de Argelia. Esta es la explicación del Ministerio de Transición Ecológica tras la cifra inédita de importación de gas ruso el pasado mes de junio:
“En la importación de gas ruso durante el mes de junio influyen dos elementos: la tendencia habitual de las comercializadoras, que ajustan volúmenes anuales de las cantidades acordadas en los contratos en los meses de junio y julio (en los últimos años hay un repunte en estos meses), y una alteración de la normalidad, la parada por mantenimiento de cuatro plantas de regasificación francesas. Puede observarse que en los dos últimos años también se han producido incrementos porcentuales de los aprovisionamientos rusos durante el mes de junio, algo también confirmado por algunos usuarios:
– En junio de 2020, el porcentaje de aprovisionamiento ruso se incrementó hasta el 16%, desde un 9,8% del acumulado de enero a mayo de 2020.
– En junio de 2021, el porcentaje de aprovisionamiento ruso se incrementó hasta el 19%, desde un 9,5% del acumulado de enero a mayo de 2021.
– En junio de 2022, el porcentaje de aprovisionamiento ruso se incrementó hasta el 24,4%, desde el 7,4% del acumulado de enero a mayo de 2022.
Por otro lado, cuatro de los ocho buques con gas ruso recibidos en junio, alrededor del 50% del gas ruso importado, descargaron en España por las paradas de mantenimiento de las plantas de regasificación francesas de Montoir, Dunkirk, Fos Cavour y Fos Tonkin”.
5) Con Francia hemos topado: la posibilidad de que se activase el gaseoducto Midcat atravesando hasta Alemania tierras galas no es viable; tampoco lo es que lo haga por Italia. Sánchez ha jugado la baza con Berlín, pero ha descuidado París y a Macron, que se ha plantado en Argel, lo mismo que Draghi. Nuestro diagnóstico diplomático sigue sin adquirir la sofisticación necesaria para operaciones geoestratégicas ganadoras.
6) El Real Decreto-ley 14/2022 de ahorro energético, que pronto se tramitará como proyecto de ley, y después de un mes de su entrada en vigor, no ha sido evaluado en sus resultados. Pero no hay noticia de que se hayan impuesto sanciones ni constancia de que los grados de refrigeración establecidos se estén cumpliendo. El ahorro de gas se está produciendo más por descenso de la actividad industrial y de los servicios que por las previsiones de esta norma, que es tan deficiente que pronto será alterada en el Congreso por los propios aliados del Gobierno.
7) El Gobierno se niega a revisar —de momento, al menos— el tiempo de vida activa de las centrales nucleares que, en la actual tesitura, serían a largo plazo un seguro de suministro. Tampoco ha entrado en la consideración —que es necesaria— de establecer criterios selectivos para la extracción de gas mediante la técnica del ‘fracking’. Está acreditado que en el norte de España existen grandes bolsas de gas que requerirían de esta técnica de fracturación hidráulica. Tiene muchas desventajas medioambientales, pero Estados Unidos ha logrado la suficiencia energética en gran parte por su decisión de ponerla en marcha.
8) El presidente del Gobierno, horas después de que sus ministros lo negasen, ha reducido el IVA del gas del 21% al 5% como le pedía, precisamente, el Partido Popular.
9) La estrategia de confrontación de Sánchez con las compañías eléctricas, petroleras y gasistas es tan estéril como denunció en ‘El País’ (28 de agosto pasado) el consejero delegado de Repsol. Según su criterio, el impuesto extraordinario (que no es tal, sino un gravamen no tributario) que el Gobierno quiere imponerles afectaría a la actividad empresarial y dañaría la inversión y el empleo. “No va contra los ricos”, escribió Imaz.
10) Vincular —como hizo el sábado en Andalucía el presidente del Gobierno— el sector eléctrico y energético con el PP y la “derecha mediática”, suponiendo que estas compañías les “llevan de la mano”, delata que Pedro Sánchez se encontraría en su más confortable ambiente dialéctico en el populismo izquierdista. Este discurso mitinero es puramente demagógico e irresponsable en todo caso, pero más aún en las circunstancias actuales. Hace un año confraternizó con los gestores del Ibex en Casa América; ayer utilizó la Moncloa para un acto preelectoral y sustituyó a los grandes empresarios por ‘gente’, concepto que él parece oponer a los que antaño conformaron su auditorio y hogaño son estigmatizados como agentes del mal.
Hay que poner en valor, no obstante, que Teresa Ribera ha abogado por la reforma de los mercados energéticos y de CO₂ europeos —lo que se discutirá en la cumbre de Bruselas del próximo viernes— y lo ha hecho en cartas remitidas a la Comisión en junio, septiembre y noviembre del pasado año. Aspecto que en el debate le dará juego a Sánchez.
Conclusión: no se ve razón por la que Núñez Feijóo no tuviera todas las posibilidades de salir airoso del lance parlamentario de hoy. No le favorece el formato, pero tiene un cerro de argumentos. Si defrauda, no será porque la ocasión no la hayan pintado calva.