ABC – 17/09/16
· La primera cumbre sin Gran Bretaña asegura que no se repetirá «la llegada incontrolada de refugiados», para recuperar el apoyo de los europeos.
Casi como si hubiera sido una cumbre como otra cualquiera, la reunión de los 27 dirigentes de los países que permanecerán en la Unión Europea después de la salida de Gran Bretaña se terminó con una declaración de intenciones que apenas sirvió para disimular que la solución a los principales problemas sigue estando lejos. Sin apenas reproches ni autocrítica, los dirigentes europeos reconocieron implícitamente que la idea de Europa ha perdido el apoyo de muchos europeos con hechos como la alocada política de refugiados del año pasado –que «no se puede permitir nunca más»– y prometieron poner en marcha mecanismos y decisiones para convertir a la Unión en la garantía de seguridad interior y exterior de los europeos.
La declaración final afirma que «aunque un país haya decidido abandonarla, la UE sigue siendo indispensable para los demás. Después de las guerras y divisiones en nuestro continente, la UE ha garantizado la paz, la democracia y la prosperidad de nuestros países» por lo que se comprometen a «hacer que la UE a 27 sea un éxito construyendo nuestra historia conjunta». Para ello le ofrecerán a los ciudadanos «en los próximos meses una visión mas atractiva de la UE en la que puedan confiar y a la que puedan apoyar».
De una forma u otra, la reunión ha sido una especie de reconocimiento indirecto de que las cosas no se han hecho bien, que «no se pueden repetir errores pasados» y que la única salida ahora es tener en cuenta la sensibilidad de los ciudadanos.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, afirmó que uno de los objetivos marcados por la Unión Europea es «nunca más permitir la llegada incontrolada de refugiados». La canciller Angela Merkel dijo que el grueso de las discusiones se había centrado en «la seguridad y la protección de las fronteras exteriores y se ha decidido detener la inmigración irregular» también a través de mecanismos como el acuerdo con Turquía y con otros que se puedan firmar con más países africanos. «Todo el mundo está de acuerdo en que hace falta pasar a la acción para que la gente comprenda para qué sirve la UE». El presidente francés, François Hollande, que compareció ante los periodistas junto a la canciller alemana, también dijo que es primordial «la seguridad, es decir, la protección de fronteras y el respeto a la legalidad» por parte de los inmigrantes.
«Solidaridad flexible»
Los cuatro países de Visegrado (Polonia, Hungría, Elovaquia y Chequia) habían planteado una declaración conjunta en la que pedían una «solidaridad flexible» porque mantienen que no pueden hacerse cargo de las cuotas de refugiados que la Comisión les ha atribuido. Y hasta esta lectura «flexible» fue bien interpretada por la canciller Merkel como «síntoma de que están de acuerdo en encontrar una solución».
Sin embargo, en el lado opuesto el primer ministro italiano, Matteo Renzi, se fue con cajas destempladas Para el socialista italiano, el resultado del encuentro de Bratislava ha sido decepcionante. «Si sobre algunos temas Alemania y Francia se ponen de acuerdo y dicen que están satisfechos, yo estoy contento por ellos. Pero yo no estoy contento con las conclusiones sobre migración y crecimiento, así que no puedo hacer una rueda de prensa con Merkel y Hollande. Tengo que poder volver a Italia y decir que en estos puntos ha habido pasos adelante y en estos no. No puedo recitar un papel para hacer ver que estamos todos unidos».
Por su parte, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy reiteró el compromiso de España con el proceso de integración europea, y pidió un nuevo impulso para fortalecer la economía de la UE, con más creación de empleo. El presidente en funciones subrayó que es imprescindible recuperar la confianza en el proyecto europeo, y vencer el euroescepticismo y los populismos .
Para los análisis más sutiles, las reiteradas –y elogiosas– menciones de la canciller Merkel al discurso del presidente de la Comisión ante el Parlamento este miércoles se pueden interpretar como un apoyo expreso a las instuciones comunitarias, frente a la voluntad de algunos países, sobre todo los del Este, y en parte el propio presidente del Consejo Donald Tusk, de caminar hacia una UE en la que las capitales vuelvan a tener el control.
Ese debate sobre una UE más comunitaria frente a una tentación de volver a convertirla en una entidad intergubernamental está en el núcleo de la discusión futura. Y no ha hecho más que empezar. Quedan las cumbres de octubre y diciembre en Bruselas (todavía con Gran Bretaña) y las de Febrero en Malta (sin) y la celebración del 60 aniversario del Tratado de Roma en marzo en la capital italiana, donde aún no se sabe si habrá un representante de Londres ni en qué condición.
ABC – 17/09/16