Las treguas de ETA llenan el cesto de votos de su entorno político; El final de ellas, en cambio, ha sido tiempo de desgaste. Muchos creen que la participación de la izquierda abertzale en las elecciones ayudará a evitar la vuelta de ETA a las armas. Lo dijo Arzalluz en vísperas de las autonómicas de 1998, y hoy algunos están diciendo lo mismo.
El 3 octubre de 2004 fue detenido en Francia el entonces ‘número uno’ de ETA ‘Mikel Antza’. Entre la numerosa documentación que le fue intervenida había una planificación política a ocho años vista, que se extendía desde el año 2004 a 2012. El dirigente etarra había programado los pasos de una negociación con el Gobierno español, otra con el francés, los movimientos políticos de los partidos vascos, las excarcelaciones de etarras y hasta los votos que tenía que ir consiguiendo Batasuna en los diferentes comicios.
Para las autonómicas de 2005, ‘Mikel Antza’ previó el logro de 150.000 votos y hay que decir que sacó un pleno al quince porque con la lista pantalla de EHAK obtuvieron 150.188 sufragios. Para las municipales de 2011, el jefe etarra dejó escrito que Batasuna sacaría 300.000 votos. El día 22 se verá si acierta.
Los herederos de los votos de Batasuna, la coalición Bildu, viven un ambiente de euforia y movilización convencidos de que van a obtener buenos resultados, algo que parecen confirmar las encuestas. Las treguas de ETA llenan el cesto de votos de su entorno político como se vio en las autonómicas de 1998 y en las municipales y europeas del año siguiente. En aquellos comicios, Batasuna, alias Euskal Herritarrok entonces, logró los mejores resultados de su historia en cifras absolutas. Recuperó a los simpatizantes que en los años anteriores se habían ido a la abstención cansados del terrorismo y pescó los votos más radicales que había en los caladeros del PNV y de EA.
El final de las treguas, en cambio, ha sido tiempo de desgaste para Batasuna, a veces, como en 2001, de forma espectacular, con la pérdida de más de ochenta mil votos de golpe. Ahora toca otra vez tregua por lo que muchos electores nacionalistas premiarán a Batasuna por que ETA ha dejado de matar. En Irlanda del Norte ha ocurrido lo mismo: el Sinn Féin ha triunfado después de los acuerdos de paz sin que los electores hayan tenido en cuenta la responsabilidad de ese partido en décadas de terrorismo. Los partidos moderados, ya fueran republicanos o unionistas, no involucrados en la violencia, en cambio, han sido castigados.
Muchas personas ajenas al mundo de Batasuna han recibido la participación de la izquierda abertzale en las elecciones a través del alias Bildu con esperanza, creyendo que ayudará a evitar la vuelta de ETA a las armas. Esta actitud no es nueva. Xabier Arzalluz, en vísperas de las autonómicas del 25 de octubre de 1998, declaró que si HB conseguía fuerza en aquellos comicios «y se consolida en su labor política, a ETA le va a costar mucho volver a las armas porque se tiene que enfrentar con su propia gente». Algunos hoy están diciendo lo mismo.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 14/5/2011