Cristian Campos-El español
La petición de unidad del presidente ha sido desmentida por las acciones de un Gobierno que ha actuado como oposición de la oposición mientras luchaba contra la pandemia.
1. Despolitiza tu primero
«Toca mirada larga, toca unidad y toca reconstrucción. Debemos despolitizar la emergencia» decía el PSOE el 6 de mayo en su cuenta de Twitter.
Un mensaje ejemplar si no fuera porque, sólo 48 horas más tarde, el mismo PSOE aprovechaba la petición de pase a la fase 1 por parte de la Comunidad de Madrid para arremeter contra el gobierno liderado por Isabel Díaz Ayuso, calificándolo nada más y nada menos que de «ejemplo de gestión ineficaz e irresponsable ante la crisis».
2. No voy a polemizar (de eso se ocupa Adriana Lastra)
Si ha habido una frase repetida por el presidente del Gobierno durante los dos últimos meses ésa ha sido la de «no voy a polemizar con la oposición».
Un empeño loable si no fuera porque el delantero titular de la selección polemista socialista, Adriana Lastra, no ha cesado de hacer oposición a la oposición calificando a la oposición, incluso cuando esta ha apoyado las medidas del Gobierno, de «cacatúas», «propagadores de bulos», «mentirosos», «ultraderechistas», «ridículos», «bochornosos» e «irresponsables».
3. Esto lo deciden los expertos y los expertos también son Adriana Lastra
Uno más de los mantras del Gobierno, repetido hasta la saciedad durante las últimas semanas: «Todas las decisiones del Ejecutivo en su lucha contra la epidemia se han tomado en base al criterio de los expertos». Y muy especialmente, la decisión de qué comunidades debían pasar a la fase 1 y cuáles no.
Dicho lo cual, y horas antes de que experto alguno emitiera un dictamen oficial, Adriana Lastra decidía, por su cuenta y riesgo, que Madrid no debía pasar a la fase 1.
4. Transparencia opaca
La opacidad con la que el Gobierno ha ocultado a los ciudadanos españoles información esencial durante los dos últimos meses, y especialmente la del nombre de los intermediarios con los que ha contratado el Gobierno y la del nombre de los expertos del comité de desescalada, habría sido suficiente para presentar una moción de censura contra cualquier presidente del PP que hubiera osado ocultar datos como esos en medio de una pandemia.
El hecho de que esa ocultación haya tenido lugar mientras los ministros del Gobierno y el propio presidente presumían de transparencia añade cinismo al escándalo. A los ciudadanos españoles les queda el consuelo de que, como afirma el presidente, esos expertos son «de una extraordinaria calidad». Como las pizzas de Casa Tarradellas.
5. O todos portugueses, o todos españoles
Uno de los mayores bulos propagados por el Gobierno ha sido el de que la unidad de oposición y gobierno ha sido la norma en los países europeos. La tesis es obviamente falsa y sólo hace falta leer los periódicos italianos, franceses, alemanes o británicos para comprobar cómo sus gobiernos han sido tan criticados por la oposición como el español.
Por razones desconocidas, el bulo ha cuajado en su vertiente portuguesa. «Ojalá la oposición española fuera como la portuguesa» han dicho una y otra vez los medios gubernamentales. Algo a lo que la oposición española ha respondido con una obviedad difícil de refutar. La oposición española habría actuado como la portuguesa si el gobierno español (26.299 muertes) hubiera actuado como el gobierno portugués (1.126 muertes).
6. Los informes de Voir M. Gravonetter
Ayer, sábado 9 de mayo, apenas unos días después de que Adriana Lastra fustigara a Pablo Casado en el Congreso de los Diputados a cuenta de un supuesto informe falso de «un señor australiano», el presidente Sánchez se negó a enseñar el informe de la Universidad John Hopkins que, según él, afirma que España es el 5º país que más test ha realizado en todo el mundo.
El informe, por supuesto, no existe. Y de ahí la respuesta del presidente a la petición de la periodista de la CNN. «Los datos están ahí». ¿Pero dónde es «ahí», señor presidente?
7. Adalides de la libertad de prensa (bajo control del Gobierno)
Las fantasmales redes de ultraderecha que supuestamente habrían inundado las redes sociales de bulos para provocar el descrédito del Gobierno eran, en sí mismas, un bulo del Gobierno. También lo era la tesis de que el Covid-19 era «sólo una gripe», la de que en nuestro país no habría «más que unos pocos infectados» o la de que España es uno de los países del mundo que más test ha realizado.
Todo lo cual no ha sido obstáculo alguno para que el Gobierno se haya erigido en campeón de la lucha contra la información falsa y de la libertad de prensa al mismo tiempo que el director de Información Económica de Moncloa, Daniel Fuentes, proponía un sistema de control gubernamental de la prensa que premie las ‘buenas prácticas’ y castigue las ‘malas’.