¿Los socialistas sabían, antes de que ETA atentara en Barajas, que ya se habían roto las negociaciones? Eguiguren tendrá que dar explicaciones. Porque si el presidente sabía que los terroristas habían roto las negociaciones cuando nos dijo que el año que viene íbamos a estar mejor, la situación fue mucho más grave que la que se dijo. Otro lío para Zapatero.
Desde que la lucha por contrarrestar la falta de credibilidad de Zapatero ha puesto en movimiento a los principales delfines del presidente, algunos voluntarios se han excedido en su celo. Los defensores de la teoría de la conspiración no han tenido éxito. Más bien han provocado la reacción contraria a la que buscaban. Ni Blanco ni Pajín han acertado viendo fantasmas de campañas orquestadas a la antigua usanza. No es la prensa internacional, ni siquiera la Bolsa, la que lesiona la imagen de la gestión de Zapatero: son los números. Que cantan y dejan al aire la tasa del paro y el déficit público. Y su inacción durante demasiado tiempo.
Que Zapatero es lento, nadie de los suyos lo pone en duda, aunque a estas alturas no se sabe si seguirá considerando al comisario Almunia ‘de los suyos’, ya que fue uno de los primeros que hizo sonar la alarma ante la falta de iniciativa del presidente. Tan lento ha sido Zapatero desde que empezó a asomar la crisis, que hasta el ex vicepresidente Solbes parecía, a su lado, un corredor de fondo. En los momentos más bajos de valoración de Zapatero cualquier ayuda puede parecer poca. La de Barreda, que es un verso suelto en el PSOE, ha resultado, a ojos de Ferraz, demasiado crítica, hasta el punto de ‘obstruir’ el debate principal, al que tendrá que enfrentarse el presidente el miércoles en el Congreso. Pocos están acertando con su aportación a la causa porque a nadie le gusta que le descalifiquen en público, como le ocurrió al presidente de Castilla la Mancha o, sencillamente, que no se lo tomen en serio, como ha pasado a veces con José Bono.
Y, ante tan pocas voces disonantes, en cuanto salió la del dirigente socialista vizcaíno José Antonio Pastor, reconociendo que el presidente podía haber dado una imagen «de cierta urgencia para presentar las cosas», se le empezó a presentar como ‘la voz crítica’ de los socialistas vascos. Nada que ver.No había nada detrás del mensaje que indujera a pensar en una ‘operación de desmarque’ de los socialistas vascos.
Pero el ‘factor de desconcierto’ lo aportó ayer el presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, cuando quiso echar una mano al presidente y terminó por lanzar un dardo envenenado. Al reconocer «cierta lentitud» de Zapatero cuando tiene que reaccionar ante los acontecimientos, quiso ilustrarlo con un ejemplo. Y se hizo un lío al explicar que Zapatero estuvo lento cuando dijo, horas antes del atentado de la T-4, que «el año que viene estaremos mejor» cuando ya sabíamos «que aquello estaba roto». Y se arma el taco.
¿Los socialistas sabían, antes de que ETA cometiera el atentado contra el aeropuerto de Barajas que ya se habían roto las negociaciones? El gobierno nos contó otra cosa. Seguro que Jesús Eguiguren tendrá que dar explicaciones, aunque no le guste mucho prodigarse por los medios. Porque si el presidente sabía que los terroristas habían roto las negociaciones cuando nos dijo que el año que viene íbamos a estar mejor, la situación fue mucho más grave que la que se achacó en su momento, derivada de una desinformación o una falta de reacción. Otro lío más para Zapatero. Ya lo dijo Pío Cabanillas cuando gobernaba UCD: «En política hay adversarios, enemigos y compañeros de partido». Eguiguren lo habrá hecho con intención de echar una mano. Pero con ayudas como ésta, Zapatero ya no necesita a Moratinos.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 10/2/2010