EL CORREO 01/07/14
FLORENCIO DOMÍNGUEZ
La pugna por la Secretaría General del PSOE ha derivado en un debate sobre el papel del ‘aparato’ del partido y su apoyo a los candidatos en liza. El equipo de Eduardo Madina, sorprendido quizás por la gran diferencia de avales obtenidos por su más directo competidor, Pedro Sánchez, reclamó que se presentara el escrutinio por territorios, como si se tratara de las polémicas balanzas fiscales, para saber de dónde procedían los apoyos de cada cual. Parece ser que el objetivo último de la propuesta era poner en evidencia que el ‘aparato’ del PSOE andaluz se había volcado en favor de Sánchez, lo que seguramente es cierto.
La exigencia de que se territorializaran los avales no parece haber sido la iniciativa más acertada del equipo de campaña del diputado vasco porque, además de poner en evidencia que Pedro Sánchez ha ganado en la mayoría de las comunidades, incluyendo a Euskadi, transmite una imagen de mal perdedor.
La apertura del debate sobre los ‘aparatos’ del PSOE se produce cuando la influencia del ‘aparato’ federal es prácticamente inexistente. Desde la celebración del congreso de Sevilla, los órganos de dirección del PSOE han tenido que hacer permanentes equilibrios con las baronías territoriales sobre las cuestiones importantes. La debacle de las europeas acabó con la dirección federal donde sólo han quedado unos administradores en funciones para gestionar el día a día hasta que se celebre el congreso.
El poder efectivo de la dirección nacional está, por tanto, muy disminuido, a diferencia de los ‘aparatos’ regionales, que no sólo mantienen su poder en el ámbito correspondiente, sino que proyectan su influencia sobre la dirección central del PSOE. Y no resulta extraño que traten de expresar su apoyo o rechazo a los diferentes candidatos. En el caso de los avales unos ‘aparatos’ han apoyado a Sánchez y otros a Madina y tan legítima es la actuación de los primeros como la de los segundos.